10/03/2004
Excelentísimos
Señores:
Alvaro Uribe
Presidente de
Colombia
George Bush
Presidente de
EE. UU.
Parlamento de
EE. UU. +
Parlamento de
Colombia.
CARTA ABIERTA
¿LLOVERÁ VENENO
SOBRE EL AGUA QUE BEBEMOS, LA CASA QUE HABITAMOS Y LAS MAS VARIADAS FORMAS DE
VIDA DE LA TIERRA?
¡NO A LAS
FUMIGACIONES EN LOS PARQUES NACIONALES DE COLOMBIA!
"Colombia está
tan extraviada porque sus sabios principales se han quedado solos, y su saber se
está secando... Ya no se los toma en cuenta; hay que visitarlos y hacerles
pagamento para retomar el camino de la paz y reencontrarnos como vecinos. Se
trata de escuchar a esos sabios, que son los nevados y los páramos de nuestras
cordilleras, pues ellos han tejido nuestra identidad ancestral; han brindado el
agua que bebemos y el aire que respiramos; y han sostenido la viga mayor de la
casa que habitamos..." Con este llamado los Mamos de la Sierra Nevada de Santa
Marta nos alertaban hace algunos años sobre la responsabilidad que tenemos con
nosotros mismos, con las criaturas del universo y con nuestra descendencia; pero
ahora hay quienes, no contentos con el extravío, se proponen hacer llover
glifosato, envenenándonos y desterrándonos de lo más profundo de nuestro ser
nacional. En la Sierra Nevada y en el Catatumbo; en el Nevado del Huila y en los
Farallones de Cali; en Paramillo y en Los Picachos, esos sabios principales que
viven en pródigo y milenario matrimonio con la lluvia, empiezan a sufrir la
artificiosa frialdad de quienes pretenden arrojarles veneno alentados y
auspiciados por decisiones tomadas en el Departamento de Estado de los Estados
Unidos, y asumidas sin recato por el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, cuya
política de seguridad democrática impulsa la guerra, la devastación de nuestro
sistema institucional ambiental, la destrucción de nuestros recursos naturales
renovables, y el desmantelamiento de los modelos agrarios regionales existentes,
con unos planes combinados de erradicación forzosa de cultivos mal llamados
ilícitos, y de desprotección a nuestra producción agraria nacional, financiados
por el Plan Colombia.
Con dichos
planes se pretende envenenar también los territorios de los parques de las
tierras bajas, hermanos de los parques altoandinos, que albergan las más
variadas especies de aves, primates y anfibios del planeta, y fundamentan la
identidad, autonomía y soberanía alimentaria de nuestras gentes. Tayrona,
Sanquianga, Munchique, Tinigua, La Macarena, La Paya, Chiribiquete, Nukak y
Puinawai, y hasta el recién nacido Alto Fragua Indiwasi, son parques y
territorios tradicionales construidos durante milenios por los pueblos
indígenas; cuidados durante centurias conjuntamente con las comunidades negras;
y visitados durante décadas por los habitantes urbanos del país y del globo que
conocen su importancia y saben disfrutar con su belleza; pero ahora están
amenazados por la delirante e infructuosa aspersión aérea de veneno sobre unos
cultivos cuyo único problema es ser eslabón lejano del descomunal negocio del
narcotráfico que algunos han montado, en el cual resulta ilusoria cualquier
estrategia monotemática de sustitución o fumigación, por lo demás infructuosa
pues los cultivos aumentan y el precio se mantiene bajo en el mercado
internacional, aparte de dificultar la construcción de alternativas benéficas
para las comunidades, consolidando y protegiendo los diversos modelos culturales
de convivencia con la naturaleza que hacen parte de nuestro patrimonio. Se trata
de parques cuyos nombres por sí solos son una enseñanza de diversidad y
ancestralidad; símbolos mundiales de la riqueza de la vida sobre el planeta; y
un emblema de identidad y dignidad de un país de campesinos e indígenas, de
comunidades afrocolombianas y criollas que en muchos casos se refugiaron hace
centurias en ellos, o más recientemente fueron arrojaron a sus brazos por
quienes los expulsaron de sus propios territorios, y buscan desesperadamente qué
hacer en medio de la crisis del agro, espantados por la violencia, despojados de
sus tierras y acorralados por políticas de entrega de nuestros recursos, de
destrucción de los ecosistemas de páramo, de bosques andinos y de selva húmeda
tropical únicos y excepcionales, y de liquidación de los modelos agrarios
tradicionales, sustituidos por avalanchas de importaciones de alimentos en gran
parte transformados genéticamente. Seres desplazados que ahora son condenados a
recibir lluvia envenenada de un compuesto de glifosato, cosmoflux y poea cuya
especificación excede los niveles de uso comercial, sin bases legales ni
técnicas, violando la Constitución nacional y Convenios internacionales que hace
parte de ella como el de Diversidad Biológica (Ley 165/94), 169 de la OIT (Ley
21/91), y el Protocolo de Ginebra de 1997; y como preámbulo de ambiciosos
proyectos multinacionales turísticos, agroforestales y extractivos en los mismos
sitios donde durante décadas les prohibieron a muchos continuar usando y
recreando la naturaleza, a nombre de una conservación biológica que ya no parece
ser tan importante para quienes ejercen el poder y acumulan una riqueza
atesorada sobre la miseria de nuestras gentes, y al mismo tiempo se abstienen de
aplicar dichos venenos en sus propios espacios...
Las fumigaciones
-que es como los técnicos llaman al acto criminal de hacer llover veneno-, han
pretendido hasta hoy combatir un probable mal con otro supuestamente menor; pero
ahora se las quiere tomar como el verdugo de los parques nacionales de Colombia,
liquidando las fibras más profundas de nuestro ser. ¡Y eso no lo podemos
permitir! Se trata de alrededor de 28 de los 47 parques naturales ubicados a lo
ancho y largo del país; de aproximadamente 800.000 personas pertenecientes a
grupos étnicos y campesinos; y de las fuentes de agua y de aire puro de mas de
una decena de las ciudades de sus entornos! ¿Hasta dónde quieren llegar quienes
a nombre de una supuesta seguridad pretenden despojarnos de las fuentes de agua
y de los mantos boscosos que las protegen; borrar las huellas de nuestros
abuelos quemando la tierra donde nacimos y crecimos; y desaparecer del planeta
las formas más complejas y ricas de la vida? No podemos esperar a averiguarlo:
Después no nos quedarían ni las claves para descifrar un destino de desarraigo,
aridez y vacío cultural que nos quieren imponer. ¡No a las fumigaciones sobre
los parques nacionales! ¡Territorios ancestrales y fuentes del saber y del ser
de los colombianos; hábitats de la diversidad del planeta!
Siguen Firmas:
Claudia Natalia
Ruiz Rojas
Hernán Darío
Correa
Luz Ángela
Monsalve
Sandra Milena
Rivera Riveros
Hildebrando
Vélez G. CENSAT Agua Viva -Friends of The Earth- Colombia José Jacinto Palomino
- Sintramin Francisco Ramírez Cuellar - Sintraminercol Fernando Ramírez González
- Fenasintrap Hugo Idárraga - CENSAT agua Viva - Friends of The Earth- Colombia
Irene Vélez - Enruedate Senador Jorge E. Robledo respalda la iniciativa en
defensa de los parques nacionales.
Favor enviar sus
cartas de apoyo con copias a las siguientes
direcciones:
Alvaro Uribe
Velez, Presidente de Colombia auribe[at]presidencia.gov.co
Sandra Suárez,
ministra de Ambiente dministro[at]minambiente.gov.co
Volmar Pérez
Ortiz, Defensor del Pueblo defensoria[at]defensoria.org.co
George W. Bush, Presidente de EE.UU
president[at]whitehouse.gov
Richard Cheney,
Presidente del Congreso de EE.UU vice.president[at]whitehouse.gov
Presidencia
Congreso de Colombia
presidencia[at]senado.gov.co
___________
(Para recoger
firmas, y vincularse y llevarlas a las actividades que se están programando para
hacer efectivo el ¡No a las fumigaciones en los parques nacionales de Colombia!)
Actividades:
Marzo 18:
Plantón frente al Ministerio del Medio Ambiente. 12 m. Previo a la Marcha de ese
día de las centrales sindicales y organizaciones populares contra la guerra.
Marzo 20 al 30: Debates en emisoras de universidades, y Foros universitarios
sobre el tema.
Marzo: 20, 21 y
22: Cumbre Nacional del Agua. Pereira.
Marzo 30: Debate
televisado del senador Robledo (citación a Ministra del Medio Ambiente), sobre
fumigaciones en parques nacionales. 10.30 a.m. en adelante. Teleaudiencias en
Universidades, organizaciones no gubernamentales, sociales y comunitarias (libre
convocatoria).
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