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Probables Impactos de la Aplicación del Hongo Fusarium oxysporum para la Erradicación de la Coca en Ecosistemas Amazónicos

Emilio Constantino

“Darwin resaltó la doctrina de Malthus donde la vida organizada tiende a incrementarse más allá de los medios de subsistencia, y enfatizó un postulado de Spencer donde... sólo los más aptos sobreviven... No tenemos mejor ejemplo de estas leyes que aquel que es ilustrado por la planta de coca. Ha resistido no solamente a la misma prueba del tiempo sino también ha sobrevivido a la persecución más enconada”
W.G. Mortimer (1901) History of Coca, the divine plant of the Incas.

Introducción

El hongo patógeno Fusarium oxysporum es una severa peste para muchos agricultores a nivel mundial y se reconoce por atacar a una gran diversidad de cultivos como banano, maíz, yuca, flores ornamentales y muchos frutales.

Ahora, bajo el infame “Plan Colombia”, se piensa aplicar masivamente para la erradicación de la planta de coca, como arma en la guerra anti-drogas que el gobierno de los Estados Unidos viene aplicando en Colombia, con el aval del mismo gobierno colombiano.

Se pretende erradicar a la planta de coca por ser una de las materias primas de la cocaína, producto altamente bioactivo y que produce euforia en personas, especialmente en las deprimidas, estresadas o sin auto-estimulación.

Esta cocaína tiene gran demanda en países donde un importante porcentaje de la población vive estresada y con necesidad de fuertes estímulos para poder actuar. Otra característica de estas sociedades consumidoras es la alta disponibilidad de recursos económicos para gastar en productos de alto valor y calidad, muchas veces suntuarios, como es la cocaína procesada.

Las culturas nativas de la América andina y amazónica, desde tiempos muy antiguos han cultivado ritualmente la planta de coca como medicinal, como alimento y como estimulante suave, ya que el contenido de alcaloides en la hoja está en muchísima menor concentración que en la cocaína pura y procesada en laboratorios. Para estas culturas la planta de coca es un regalo directo de los cielos y la conocen como “la divina hoja de la inmortalidad”; se calcula que tiene más de 4.000 años de haber sido domesticada; prácticamente todas las grandes culturas pre-incaicas en Perú, Ecuador, Colombia y Bolivia tenían a la coca como un importante recurso ritual y alimenticio a la vez.

El intento de destrucción o erradicación de esta planta implica también otro fuerte golpe para las culturas aborígenes, quienes llevan más de 500 años resistiendo para no ser eliminadas del planeta. La erradicación de la coca es por lo tanto un atentado y una contraposición al desarrollo sostenible y a la conservación de la biodiversidad, tanto biológica como cultural, que tanto pregonan desde los países consumidores de cocaína por estos últimos años. Pareciera una increíble coincidencia que los países más consumidores de cocaína en el mundo, como son los Estados Unidos de Norteamérica, Alemania, Inglaterra, Francia, Holanda, España y Japón, sean los que más pregonen la conservación de las selvas tropicales, cuando se sabe que la producción de cocaína para satisfacer su propia demanda ha sido la causante de la mayor destrucción de selvas y la contaminación de ríos y quebradas en los últimos cincuenta años, y muy especialmente en regiones tropicales de muy alta biodiversidad como son el Putumayo, el Caquetá, el Catatumbo y en general toda la vertiente amazónica de los Andes en Colombia, Perú y Bolivia.

Desatar una guerra, ya sea química, biológica, bioquímica o convencional, es decir, con cohetes y bombas, como está ocurriendo ahora en las regiones más biodiversas y frágiles de Sur América, es apenas comparable a poner a pelear a piedra a un grupo de locos en una cristalería; algunos recibirán un golpe mortal, pero los daños causados serán muy graves y nos afectarán a todos.

Impacto sobre eco-regiones únicas en el planeta

Una virulenta arma biológica, el hongo patógeno Fusarium oxysporum forma erythroxylii, se pretende aplicar, como parte del “Plan Colombia”, en varias regiones que poseen los máximos índices de biodiversidad en el planeta, como son el Alto Putumayo, el Alto Napo, el Alto Caquetá, la Amazonía occidental, el Alto Meta, el Catatumbo, las Laderas Orientales de la Cordillera Oriental, el Magdalena Medio, la Sierra Nevada de Santa Marta, el Chocó y Los Andes.

Estas zonas únicas y reconocidas en el ámbito conservacionista y científico como los “Hot spots” o “zonas candentes”, son igualmente centros de endemismo y reconocidos paleo-ambientes, es decir, que llevan cubiertos de selvas más de dos millones de años, por lo tanto generando sus propias formas de vida. Algunos de estos centros reconocidos en Colombia son precisamente los que se nombran arriba. En estas regiones se concentra la mayor diversidad de especies del planeta tierra y en una alta proporción sus especies son endémicas a cada región.

Las mayores concentraciones de especies de aves, mamíferos, anfibios, reptiles, peces, insectos como lepidópteros y coleópteros, plantas con flores como orquídeas, bromelias, plantas alimenticias, maderables y de potencial industrial se encuentran precisamente en estas regiones. En el Alto Putumayo, por ejemplo, se han reportado más de 865 especies de aves, 60 de ellas migratorias y aproximadamente un 25% endémicas al nivel de sub-especie.

Esta región se reconoce también por ser muy rica en especies de mariposas diurnas, o Rhopalocera, con más de 920 reportadas, así como en orquídeas, donde se desconoce el número total existente pero los inventarios hasta ahora realizados muestran una tremenda biodiversidad y un muy alto grado de endemismo, incluyendo a un buen porcentaje de especies aún no clasificadas por la ciencia.


Estas regiones son también, desde el punto de vista cultural, centros de concentración de importantes especies medicinales, mágicas o de interés bioquímico, así como del conocimiento tradicional sobre su uso: el Alto Putumayo y el Valle de Sibundoy son reconocidos mundialmente como tal.

Toda esta biodiversidad y el conocimiento tradicional y chamanístico sobre su uso están siendo impactados negativamente y corren un grave peligro de extinguirse por la aplicación de estrategias de guerra en estos ecosistemas.

Impacto sobre otras especies de Erythroxylon

Según los botánicos occidentales, en la familia Erythroxylaceae, propia a los trópicos y centrada en la región andina y el pié de monte amazónico, se agrupan todas las 250 especies de cocas del género Erythroxylon conocidas hasta ahora, las cuales crecen silvestres como arbustos o árboles de porte medio a grande; algunas son especies cultivadas muy antiguas y con muchas variedades locales. Entre estas resaltan varias especies con alto contenido de un alcaloide tropano muy bio-estimulante conocido mundialmente como cocaína, las cuales son: Erythroxylon coca var. Ipadu; E. coca var. coca; E. coca vars. “Andinas”, E. c. var. “Sierra Nevada”, E. c. var. “Catatumbo” y E. novogranatense, entre otras. Estas variedades han sido desarrolladas a través de los milenios por las culturas indígenas de Sur América, para su uso ritual y alimenticio principalmente. Las cocas son también materia prima de bebidas industrializadas y de distribución mundial como la Coca-Cola, de amplia aceptación, especialmente en países que promueven su erradicación

Además, muchas especies silvestres de gran importancia ecológica existen en las regiones andinas y amazónicas; algunas son Erythroxylon cataractarum; E. fimbriatum; E. gracilipes; E. macrophyllum y E. ulei. Como aún no se han encontrado especimenes realmente silvestres de las cocas rituales E. coca vars. y E. novogranatense, se cree que alguna o algunas de estas 250 sean los parientes más cercanos o progenitores de estas.

Igualmente otras especies muy cercanas y con diferentes concentraciones de alcaloides y otras sustancias bioquímicas son conocidas por la ciencia y la tradición cultural indígena, y conviven en las mismas zonas y ecosistemas de las cocas cultivadas. Además de su importancia ecosistémica, el potencial biomédico y bioquímico que se deposita en estas especies puede ser inmenso.

Por su cercano parentesco, pues todas se agrupan bajo el mismo género, y por tener similitudes ecológicas, el Fusarium oxysporum forma erythroxylii bien podría atacarlas por igual, sin hacer distinción de especies. F. oxysporum es conocido por su amplia mutabilidad. Al tener densidades mucho más bajas y nunca estar expuestas a condiciones de manipulación humana y cultivo, las cocas silvestres podrían ser más susceptibles a la aplicación masiva de esporas del hongo por vía aérea en el ecosistema.

Con este tipo de impacto, muchas especies silvestres de cocas Erythroxylon podrían verse amenazadas de extinción.

Impacto a otras especies asociadas a Erythroxylon spp.

Muy poco se conoce de otras especies asociadas a las cocas silvestres y de sus ecosistemas. Para algunas se estima que su importancia ecosistémica sea muy alta por ser dominantes en sotobosques y algunos sitios con condiciones edáficas o de drenaje muy especiales. Algunas especies que se han documentado como asociadas a las especies de cocas son las larvas de algunas mariposas raras que se alimentan del follaje, aves frugívoras que se alimentan de los frutos maduros, peces de aguas oscuras que comen los frutos rojos al caer al agua, e incluso el tapir de tierras bajas que se alimenta del follaje de algunas especies con alto contenido de alcaloides tropanos.

Varias especies de las raras y amenazadas mariposas Agrias spp. (Nymphalidae:Charaxinae) se alimentan, durante sus estados larvales, del follaje de varias especies de cocas silvestres. Este bello género tiene su centro de especiación precisamente en el Alto Putumayo y la destrucción de las cocas afectaría negativamente las poblaciones de estas mariposas, de por sí raras en la naturaleza y muchas consideradas como en riesgo de extinción.

Algunos peces frugívoros de importancia en la pesca y los ecosistemas, como son muchos Characidae; sábalos, sabaletas ( Brycon spp. ), palometas (Metynnis spp.) y cachamas ( Colossoma spp.) se alimentan de las frutas que caen al agua en los rápidos y cascadas, de la “Coca de los peces”, Erythroxylon cataractarum, propia a las orillas y raudales de los tepuyes o cerros amazónicos de origen precámbrico.

Las frutas de muchas cocas silvestres son un alimento importante para aves frugívoras como pavas < Crax, Penelope: Cracidae>, perdices <Tinamus, Crypturellus: Tinamidae>, palomas <Geotrygon, Columba, Leptotila: Columbidae>, tucanes <Ramphastos, Aulacorhynchus, Selenidera: Ramphastidae>, cotingas <Cotinga, Phoenicircus, Tityra: Cotingidae> y tángaras <Tangara, Ramphocelus: Thraupidae>. Su eliminación con seguridad incidirá en la disminución severa de la pesca y de muchas especies de aves frugívoras, varias importantes como aves de caza para los indígenas.

El yarumo o guarumo, Cecropia sciadophylla, conocido como Serico, o simplemente como “hoja”, crece espontáneo en las chagras de la coca de consumo tradicional; la desaparición de la chagra de coca conduciría a la desaparición también a este yarumo, importante para la adición de cenizas y elementos alcalinizantes al “mambe” con hoja de coca.

Erythroxylon cataractarum es la coca de pescado en los territorios Barasana del Vaupés; al madurar sus frutos caen al agua donde son ávidamente consumidos por varias especies de peces, algo muy importante pues estos ríos de aguas oscuras son pobres en nutrientes y la pesca no abunda por esa razón. Los peces se alimentan allí básicamente de lo que les cae desde los árboles a orillas del cauce y la pesca depende pues de esta condición.

Existe también la “coca de danta”, con un alto contenido de alcaloides, y de la cual los tapires son ávidos consumidores, según el conocimiento indígena. “Las dantas tienen los dientes manchados de tanto mambear coca” dicen los Huitotos, aduciendo a la afición de estas a mascar las hojas de cocas silvestres que crece en ciertos sectores del sotobosque en la Amazonía colombiana.

El tapir o danta amazónica es una de las especies de mamíferos más grandes del neotrópico, y aunque para ciertas culturas indígenas es un animal totémico, por lo general es ampliamente perseguido y cazado por su carne. Estos animales no resisten la presión humana y viven en sitios alejados y poco intervenidos. Toda las actividades alrededor de la industria cocainera, incluyendo la tala, la colonización, el procesamiento y ahora el control y erradicación, están teniendo fuerte impacto sobre las poblaciones de tapires, no sólo en la amazonía, pero más severamente en el Magdalena Medio, el Catatumbo, la Sierra Nevada, el Urabá, las zonas de páramo de las cordilleras y en el sur de Colombia.

Todos los tapires o dantas se encuentran en las listas rojas como seriamente amenazados de extinción y su importante papel en los ecosistemas, como dispersores de semillas de muchos árboles frutales y maderables, hacen que su ausencia tenga una incidencia negativa muy severa para la salud, el desarrollo y la sucesión de los propios ecosistemas.

Impacto sobre la coca cultivada en chagras indígenas

Existen muchas variedades locales de cocas, que se pueden conocer como variedades culturales, propias a cada etnia o región habitada por indígenas en los Andes y la Amazonía. A cual de todas está dirigida la aplicación del hongo Fusarium? A todas? De nuevo se está atentando contra el principio de conservación de la biodiversidad genética, pues es muy dudosa la posibilidad que un hongo de alta virulencia como es F. oxysporum, que es muy mutagénico, pueda seleccionar o escoger a cuales variedades atacar.

“Hay algún desacuerdo en torno a la edad del uso de la coca en la amazonía occidental. Algunas opiniones favorecen una introducción reciente desde las montañas andinas. Otras prefieren creer que su uso es muy antiguo en la región. Primero, normalmente se requiere de un tiempo considerable para que una nueva variedad se desarrolle; segundo, los mitos de origen narran que los primeros habitantes de la Amazonía llegaron en una canoa arrastrada por una anaconda gigante y en la que viajaban un hombre, una mujer y tres plantas: la yuca, el yagé y la coca; tercero, la planta de coca casi siempre se siembra en un terreno distinto de aquellos usados para sembrar los alimentos, lo que significa su reconocimiento especial como una planta sagrada. Estos hechos pueden interpretarse como sugerencias de una gran antigüedad relativa en el uso de esta planta en la Amazonía occidental”.
Richard Evans Schultes (1994) El Bejuco del Alma

Impacto sobre la cultura y la dieta de varias etnias indígenas

“Tal como se emplean en la Amazonía noroccidental, las hojas de coca se procesan frescas todos los días: se recolectan por la tarde, se tuestan y luego se pulverizan en un mortero grande y se mezclan con la ceniza alcalina que se obtiene usualmente mediante la quema de las hojas del árbol de guarumo < Cecropia sciadophylla >. Temprano en la noche, la maloca resuena con el sonido regular de la mano de moler, a menudo acompañado por el canturreo de un payé. Se trata de uno de los sonidos más agradables que oye un explorador venido de afuera en sus meses de vida en las malocas indígenas. Frecuentemente el payé, u otro miembro de la tribu con conocimiento recitará, durante la preparación del polvo de coca, relatos mitológicos o sobre el origen de la raza”.
Richard Evans Schultes (1994) El Bejuco del Alma

Para las culturas indígenas de los Andes de América, la coca se considera como la “divina hoja de la inmortalidad”, y su uso ritual se ha documentado desde hace más de 4.000 años, incluso para la momificación de cuerpos.

Muchas culturas y pueblos indígenas en Colombia, como son los Barasana, Desana, Bora, Andoke, Witoto Yuri, Muinane, Miraña, Makuna, Kubeo, Yukuna, Tanimuka, Koreguaje, y muchos más en el Catatumbo, Sierra Nevada de Santa Marta, Nevado del Huila, Puracé y Cauca, utilizan la hoja de coca como suplemento alimenticio diario, siendo un componente principal de la dieta, aportando importantes cantidades de vitaminas ( A y C ), minerales (Calcio, Potasio, Zinc, Magnesio, Manganeso, Hierro y otros) y fibra. Se calcula que en culturas donde la leche de vaca es prácticamente inexistente, como son las selváticas y las Andinas, el “mambe” de coca aporta una buena parte de los requerimientos de calcio de los adultos.

La destrucción de la coca conllevaría al empobrecimiento en la dieta y la cultura de los pueblos indígenas de los Andes y la Amazonía en Colombia, Perú y Bolivia principalmente.

El mambear o “mascar” coca es un símbolo de hospitalidad y protocolo para las negociaciones y presentaciones entre muchas culturas indígenas de la amazonía, y el “mambeadero” es un lugar muy especial que generalmente existe en la maloca o casa comunitaria de los poblados indígenas.

El mambear es un ritual especial donde los hombres se dedican además a conversar y contar lo ocurrido durante el día y lo planeado para la siguiente. Durante el mambeo se recuerda a los antepasados y se repasa la historia oral de la tribu.

“Quizá el uso más antiguo de la coca en América del Sur es el empleo en diversas prácticas chamanísticas y en los rituales religiosos. Como sucede con el tabaco, el médico tradicional valoraba la coca específicamente por sus efectos narcóticos; la leve excitación mental le permitía entrar más fácilmente en un estado de trance en el que podía comunicarse con las fuerzas espirituales de la naturaleza y convocarlas en su ayuda”.
R.T. Martin (1970) The Role of Coca in History, Religion and Medicine of South American Indians.

Impacto sobre otras especies cultivadas

“Mirad cuan denso el follaje que la adorna;
cada hoja es fruto y seguro alimento,
ningún fruto se atreve a competirle...
Nuestro Varicocha nos regaló la coca,
cubierta de hojas cual sin igual comida,
cuyo jugo bebido y al estómago dado
mucha hambre y largo esfuerzo sufre;
En la que nuestros cuerpos débiles y abatidos
socorro encuentran y al ánimo levanta,
mejor que pueden Ceres y Baco unidos”.
A. Cowley (1622), citado por W.G. Mortimer en History of Coca (1901)

Fusarium oxysporum está reconocido como peste severa para más de 125 especies cultivadas incluyendo alimentos básicos en la región como son los plátanos, frutales varios, la yuca, el maíz, etc. En el Ecuador llevó a la quiebra a la Industria Bananera en la década de los 50, con su forma conocida como “Mal de Panamá”, erradicando a la variedad del momento conocida como “Gross Michel” y que hoy está bastante diezmada.
La aplicación masiva de este patógeno por vía aérea con seguridad llevará las esporas igualmente a las áreas de cultivo y chagras indígenas.

“... después de varios meses de estar en el campo investigando sobre la coca y oyendo a los cultivadores, Tim Plowman y Yo llegamos a la conclusión de que el Programa de Sustitución, componente clave en el esfuerzo norteamericano para erradicar la coca, es una fantasía”.
Wade Davis (1996) One River

Impacto sobre otras especies silvestres

Otras muchas especies de plantas en el Putumayo, la Amazonía y los Andes podrían ser susceptibles al hongo. Muchísimas especies vegetales co-existen y son propias y endémicas a las zonas de aplicación del hongo y podrían ser susceptibles al ataque de la peste y desaparecer.

Lo más preocupante es no saber cuál es o sería el impacto sobre una gran cantidad de especies vegetales de origen selvático, las cuales son poco conocidas o incluso están por descubrirse.

Otras causas de impacto actualmente

“Los indios de las zonas selváticas, particularmente las del Putumayo, tuestan las hojas y las mezclan con cenizas de las hojas de una especie de sicomoro. Esa mezcla se pulveriza en un mortero grande...la cantidad necesaria se lleva a la boca...y al ser ingerida hace que el usuario pierda toda sensación de hambre...Yo la he usado durante mis viajes y encuentro que es de gran ayuda y no parece producir ningún efecto nocivo”.
J. F. Woodroffe (1914) The Upper Reaches of the Amazon

Se dice que la forma erythroxylii de Fusarium oxysporum fue aislada de un cultivo de 200 hectáreas propiedad de la Coca-Cola en Hawai. Aunque la extensión de coca supuestamente existente en las selvas colombianas alcanzaría una extensión de aprox. 160.000 Has., según informe de las mismas autoridades, el área promedio de cultivo de una chagra indígena es menor a 0.6 Has. y la de un campesino-colono cultivador en el Putumayo es de 2-3 Has.

Asaltan ciertas preguntas; si es legal en Hawai la siembra y cultivo de coca, porque es ilegal en su centro de origen? Cuál es el área mínima permitida? Se requiere autorización para sembrar coca en los Estados Unidos? Que institución emite la autorización?. Además, extensiones de 200 Has. se considerarían en Colombia como un cultivo extensivo y con fines industriales.

Esto pues, confirma que la Coca-Cola si tiene coca, en contra de lo que opinan muchos de sus “defensores”. La siembra “legal” de coca para la Coca-Cola, como ocurre en Bolivia y Perú, igualmente genera impacto ambiental negativo para los ecosistemas, al igual que ocurre con los ecosistemas amazónicos que se destruyen para la siembra de coca para la cocaína que se consumirá en el norte y que se calcula, oscila entre 600 y 1.000 toneladas anuales.

Siendo así, y a pesar de su estigmatización, los norteamericanos y europeos estarían utilizando entonces unas 600 a 1.000 millones de dosis de un gramo de cocaína pura por año. Como se sabe que la cocaína pura es “rendida” hasta tres o cuatro veces en los mercados de destino con otros productos químicos que rebajan su pureza, las dosis anuales consumidas serían cuatro veces más, es decir por los 4.000 millones de “dosis personales”. Es decir, el número de consumidores diarios de cocaína es alrededor de 11 millones de personas, con la característica de ser una cifra en constante aumento.

Pero donde están estos “adictos”? Tantos serían notorios y deberían impactar seriamente a la sociedad. Aparentemente no se notan, no impactan negativamente, e incluso, son considerados como personas prestantes en la economía, la cultura y la sociedad, pues el uso de este estimulante se da precisamente entre personas con buenos recursos económicos: ejecutivos de empresas, artistas, deportistas, comerciantes y gente considerada como “emergente” o “yuppie”. Si su uso es tan extendido y aceptado, y la gente está dispuesta a pagar altas sumas de dinero para adquirirla, entonces será que la cocaína no es tan mala como dicen?

Además de la destrucción causada a los ecosistemas selváticos de Sur América por la demanda de cocaína del norte, el control químico de la misma planta y la amenaza de guerra bioquímica en regiones de alta biodiversidad son causas muy importantes de impacto negativo a los ecosistemas y la biodiversidad y de grave preocupación en el ámbito científico y ecologista.

Actualmente, otras causas de impacto severo a la biodiversidad de estos ecosistemas tan ricos y frágiles son: La industria petrolera, la ganadería, la guerra, las obras de infraestructura como carreteras, hidroeléctricas, líneas de conducción eléctrica y oleoductos, y la erradicación química de amapola.

“La historia de la coca está tan entrelazada con los ritos religiosos, las supersticiones, los falsos conceptos y las dudas modernas, que desembrollarla equivaldría a desenmarañar los bejucos de sus selvas nativas”
W. G. Mortimer (1901) The History of Coca

“... Hoy, la campaña de erradicación viene siendo liderada por el gobierno de los Estados Unidos, el cual tiene hoy una serie nueva de buenas intenciones e incluso una mayor ignorancia de la Cultura Indígena. El centro del debate, tanto antes como ahora, no ha sido la farmacología de la coca ni los efectos deletéreos de la cocaína. Los esfuerzos para erradicar los cultivos tradicionales de coca empezaron cincuenta años antes de que existiera incluso el tráfico ilegal de la droga. El verdadero punto en discusión es la identidad cultural y la supervivencia de aquellos que tradicionalmente han venerado la planta. En los Andes el usar coca es ser Runakuna, es ser gente, es ser del pueblo, y el masticar las hojas sagradas es la más pura expresión de la vida indígena. Quítenles el acceso a la coca y destruirán el espíritu de la gente”.
Wade Davis (1996) One River

Notas adicionales: Mucha de la información aquí referida ha sido extractada de los trabajos de importantes investigadores norteamericanos.

Wade Davis, Autor del best-seller, One River, es miembro del staff de la National Geographic Society y fue co-investigador y compañero de viaje del célebre científico de la Universidad de Harvard, Timothy Plowman, autor de la revisión del género Erytrhoxylon y del origen de las Cocas de Sur América.

El Dr. Richard E. Schultes, profesor emérito de la Universidad de Harvard, vivió con las tribus indígenas de Colombia durante más de veinte años, investigando sobre el uso y conocimiento tradicional de las plantas. Es reconocido como el “padre de la etno-botánica” y el “último explorador victoriano” y ha recibido muchas condecoraciones por sus aportes a la ciencia y a la conservación. Si se llegara a enterar de los objetivos y efectos del “Plan Colombia” en su lecho de enfermo, con seguridad le daría un síncope.

<Nota: con tristeza anunciamos que el Dr. Schultes falleció el 14 de abril / 2001 en los EEUU.>

Bibliografía Consultada:

Davis, Wade. 1997; One River, explorations and discoveries in the Amazon rain forest. Touchstone Ed., New York, EEUU.
Schultes, Richard E. 1989; El Reino de los Dioses. El Navegante Editores, Bogotá, Colombia.
Schultes, R. E. & Hofmann, A. 1992 (1979); Plants of the Gods. Healing Arts Press, Rochester, Vermont, EEUU.
Schultes, R. E. & Raffauf, R. F. 1990; The Healing Forest. Dioscorides Press, Portland, Oregon, EEUU.
Schultes, R. E. & Raffauf, R. F. 1994; El Bejuco del Alma. Ediciones Uniandes, Bogotá, Colombia.
Wilson, Edward O. 1992; The Diversity of Life. W. W. Norton & Co. New York, EEUU.


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