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Cultivos ilícitos y guerra biológica

Efectos ambientales de la diseminación masiva del hongo Fusarium oxysporum f.sp. erithroxyli para controlar cultivos de coca en la Amazonia

Tomás León Sicard[1]

La diseminación masiva del hongo Fusarium oxysporum f.sp. erithroxyli en la Amazonia para erradicar cultivos de coca constituiría un acto que la región no puede permitir, porque comprometería seriamente la estabilidad del ecosistema amazónico y porque representa graves riesgos para la población humana allí asentada. Además, la idea de aplicarlo en Colombia fue una decisión inconsulta, en la que no participaron los principales actores implicados.

Antes de precisar los posibles efectos de dicha acción, es necesario aclarar que la dimensión ambiental se entiende en la doble vía de las interrelaciones sociedad-naturaleza o ecosistema-cultura y no solamente como la afectación aislada de los recursos naturales. Por ello, en los párrafos siguientes se realizan algunas observaciones tanto de tipo ecosistémico como cultural.

Efectos en el plano ecosistémico

  1. El hongo fue detectado y aislado en Hawaii por el profesor David Sands de la Universidad de Montana y Vicepresidente Científico de la firma comercial AG/BIO, compañía que tiene claros intereses en la distribución del hongo. En esta zona se han realizado algunas pruebas en las que se habla de la alta especificidad del patógeno, según la cual no atacaría otras plantas comestibles. No obstante, hasta el momento no se dispone de información sobre tales pruebas (condiciones de suelos, clima, material geológico, dosis, momentos y formas de aplicación, persistencia del hongo en el suelo, efectos antagónicos..) que permitan una evaluación de tal afirmación en condiciones tropicales. Su pretendida especificidad está en duda, entre otras cosas, porque la coca ha coevolucionado con innumerables plantas del bosque húmedo tropical que son desconocidas incluso para la ciencia y que podrían servir de hospederos alternos para el hongo.
  2. Es lícito preguntarse también sobre qué pasaría si el hongo tuviera éxito y lograra erradicar las plantas de coca ¿de qué se alimentaría después? ¿qué plantas atacaría?. Aquí es necesario recordar que el Fusarium oxysporum es la principal enfermedad en muchos cultivos comerciales y que ni siquiera en las flores ha sido posible erradicarlo apelando incluso a prácticas extremas como la vaporización del suelo. Su persistencia es muy alta y es imposible (entiendase bien: imposible) eliminarlo definitivamente del suelo, una vez instalado. Ello debido a que se reproduce por esporas de resistencia denominadas clamidosporas, altamente resistentes a la degradación.
  3. El hongo será diseminado sobre regiones amazónicas que han perdido la cobertura vegetal, en donde los suelos oxisoles han sido sometidos a procesos serios de degradación (pérdida acelerada de materia orgánica, alta acidez, compactación, lavado de nutrientes y rompimiento de su estructura), resultando en un ambiente que puede ser altamente favorable para su instalación permanente en detrimento de los microorganismos nativos. No obstante, nadie puede asegurar cuál será la velocidad y la magnitud de este proceso.
  4. Lo que sí puede asegurarse es que se trata de introducir una especie foránea, uno de cuyos efectos inmediatos será la reducción de la biodiversidad y su proliferación incontrolada. La sociedad colombiana conoce muy bien algunos casos de dominio de especies foráneas en detrimento de las nativas (introducción del pasto brachiaria en los llanos orientales, del pasto kikuyo en las zona frías o de la tilapia en los ecosistemas lenticos) que a la postre se comportan de manera agresiva porque carecen de controladores naturales.
  5. El hongo puede mutar y convertirse en patógeno de otras plantas. Esta sola advertencia basta para aplicar el principio de incertidumbre consagrada en las leyes colombianas para evitar su aplicación. Existen reportes en la literatura que así lo comprueban y experiencias prácticas de investigadores colombianos que respaldan esta afirmación.
  6. Fusarium oxysporum es un patógeno virulento del suelo que ataca seres humanos, especialmente aquellos inmunodeprimidos, cuyo niveles de neutrófilos son bajos (con netropenia). La literatura reporta que más del 40% de las muertes de seres humanos inmunodeprimidos se debe a Fusarium. En la Amazonia no se conoce con exactitud cuántas personas sufren de cáncer, de leucemia o que padecen bajas transitorias de sus defensas (por afecciones virales, desnutrición u otras causas). Ello implica un enorme riesgo para nuestras comunidades, sobre todo porque se trata de aplicaciones masivas, en dosis de guerra, que sobrepasan ampliamente los niveles normales en los que la literatura reporta las afecciones a humanos. Por lo tanto se trata de un nuevo riesgo que no se debe permitir.
  7. La literatura reporta ataques del hongo a poblaciones de cerdos y caballos. Causando muerte y enfermedades graves. Nuevamente se coloca sobre el tapete la cuestión de las dosis y sus efectos sobre animales selváticos que jamás han sido expuestos a una amenaza de esta naturaleza. Queda por definir los efectos no solamente sus efectos letales sobre mamíferos domesticados, sino sobre todo tipo de aves, anfibios, peces, crustáceos, insectos, roedores, oligoquetos, reptiles, equinodermos, arácnidos, protozoos, actinomicetos, hongos, bacterios y otras clases de la innumerable fauna amazónica, que potencialmente servirían como hospederos directos o que verían afectadas indirectamente sus poblaciones.

En el plano cultural o de la sociedad

  1. La aplicación del hongo no resuelve el problema de la producción de coca, porque se trata de la introducción de un fitopatógeno que puede ser controlado a través de la aplicación de fungicidas, sustancias tóxicas de síntesis químicas disponibles en el mercado. La fumigación de los cultivos de coca con estos fungicidas será un efecto colateral que agravará la situación, pero que seguramente engrosará las arcas de los vendedores de tales sustancias.
  2. La solución del conflicto planteado por el uso ilegal de las sustancias provenientes de la coca pasa necesariamente por un escenario internacional en el que se reconozca sin tapujos que el consumo de drogas es una característica de la sociedad contemporánea, cuya solución no reside en castigar a los países productores como Colombia sino en legalizar su consumo (paulatina o radicalmente) y proponer acciones de educación, de reconstrucción de hogares, de atención a los niños y jóvenes drogadictos, de formulación de políticas de empleo y otras que prevengan la adicción a las drogas. La política de represión de la oferta es un fracaso demostrado en un reciente libro del académico Ricardo Vargas Meza.
  3. Existen efectos de orden sicológico que deben ser igualmente explorados.
  4. La solución tecnológica para erradicar los cultivos de coca, ya existen: el uso de herbicidas (con el cual este autor tampoco está de acuerdo) o el arranque manual de las plantas son actos que sirven a los mismo fines que la aplicación del hongo, pero probablemente con menores costos ambientales. De todas maneras, el problema no es tecnológico sino social, económico, axiológico y político, por lo que la solución al conflicto debe encararse en estos ámbitos.
  5. La práctica de aplicación del hongo solamente va a exacerbar la guerra, puesto que habrá mayores intereses económicos gravitando sobre su erradicación y sobre la defensa de los cultivos.
  6. Esta práctica plantea serios interrogantes éticos para el país y para la comunidad científica. El proyecto de la UNDCP (Programa de las Naciones Unidas para el Control de Drogas, por sus siglas en inglés) realizado a espaldas del pueblo colombiano pero con el beneplácito del gobierno, plantea la búsqueda de una institución colombiana (universidad, instituto de investigación o ministerio) que pueda servir como contrapartida y a la cual se le otorgarán equipos, facilidades de capacitación para sus funcionarios y otras prebendas igualmente onerosas en el plano de la ética: ¿cómo podrá justificar un cientíifico colombiano, si no es por el afán de dinero, que sirvió a unos intereses ajenos a su patria, que claramente iban en contravía de principios de equidad, de justicia social y del denominado desarrollo sostenible? ¿qué empeñan para siempre la estabilidad de los ecosistemas amazónicos? ¿qué genera riesgos para los seres humanos?.
  7. La iniciativa de esta acción proviene de la UNDCP pero allí se inscribe claramente el nombre del científico norteamericano David Sands, interesado en vender su producto y quien pretende hacer creer que se trata de una “investigación experimental” para encontrar un organismo eficiente y seguro que pueda controlar la coca. ¿A qué tipo de “investigación” se refiere Sands? ¿parcelas experimentales con diferentes tipos de dosis y diferentes números de campesinos como variable dependiente para ver si sufren o no de algún tipo de enfermedad o si se mueren a la segunda o tercera aplicación?
  8. ¿Es ético pensar en realizar experimentos con dosificaciones masivas de un hongo que se encuentra clasificado como un arma biológica, en experiencias inéditas en la historia de la humanidad?

Yo creo sinceramente que una iniciativa de esta naturaleza lesiona seriamente el honor y la dignidad del pueblo colombiano. En mi calidad de miembro privilegiado de la comunidad académica y como vocero de los muchos colombianos que no saben leer ni escribir y de los millones que no tienen ni idea de lo que significa Fusarium oxysporum, levanto mi voz para advertir sobre las consecuencias de esta acción y, claro está, para oponerme.

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[1] Agrólogo M.Sc doctorando en Tecnología Agroambiental. Director Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo. Instituto de Estudios Ambientales (IDEA). Universidad Nacional de Colombia. Email: teleonsi@bacata.usc.unal.edu.co

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