PROYECTO PILOTO PARA LA NEGOCIACION VOLUNTARIA DE TIERRAS


Absalón Machado

Consultor Programa de reforma Agraria del Banco Mundial. Investigador del IICA

Asesor de la Misión Rural, Colombia 1998

 

 

Me puse a pensar en cómo podría tratar el tema de la reforma agraria. Si me dedicaba a contarles lo que hemos estado haciendo en un proyecto sobre negociación voluntaria de tierras o, si hacía una mezcla entre eso y algunas apreciaciones generales sobre reforma agraria. Esta última fue la decisión que me pareció más pertinente. Voy a hacer primero unas consideraciones muy generales, y después presentaré muy brevemente la experiencia del proyecto piloto.

 

 

CONSIDERACIONES SOBRE LA REFORMA AGRARIA

 

La reforma agraria tradicionalmente ha tenido como presupuesto, o como objetivo, el reparto de tierras en pequeñas propiedades. Eso ha sido lo que tradicionalmente se ha estilado en toda América Latina, una idea que ha tendido a fragmentar la gran propiedad y a crear pequeñas explotaciones en manos de campesinos. Detrás de esa idea ha subyacido el supuesto teórico que más o menos respalda el criterio económico de la reforma agraria, y se supone, entonces, que lo ideal en ese sentido es una sociedad agraria, una estructura agraria, donde predomine la pequeña propiedad frente a la grande.

 

Esta filosofía no ha permitido hacer una discusión sobre si la estructura agraria de pequeños agricultores es la más adecuada en términos económicos y de competitividad, y en términos de sostenibilidad. En la práctica han primado los criterios sociales y de equidad y la idea de que todo el que no tiene tierra, tiene que acceder a ella; y que además ello es bueno y conveniente para el desarrollo general de la sociedad y, por supuesto del sector agrícola. Este proceso y esta idea, son los que en la práctica han conducido, no solamente en Colombia sino en todos los países de América Latina, a un acentuado proceso de minifundización, a la conformación de pequeñas propiedades que, una vez establecidas con el criterio de unidades agrícolas familiares, empiezan a bajar en el rango de ingresos, y conducen más a la minifundización y a la pobreza, porque el modelo de desarrollo o el contexto y la estructura institucional en que se inscriben no hacen sostenible la pequeña propiedad en el mediano y largo plazo.  Así esta pequeña propiedad sea teóricamente eficiente, el contexto y el ámbito institucional hacen que se deteriore en el largo plazo. En Colombia, los que conocen de la reforma agraria, saben perfectamente qué ha pasado con todos los predios entregados por el Incora en los últimos treinta y cinco años: han terminado en una proliferación de minifundios sin muchas posibilidades económicas de mantenerse en los mercados.

 

Al generalizar este proceso de minifundización y no modificarse los incentivos para la creación de grandes propiedades como, por ejemplo, la valorización, el lavado de dólares, los factores de poder y dominio de terratenientes, y los factores de poder político locales, se tiene un proceso de minifundización con una reproducción de la gran propiedad. Se mantiene entonces una estructura agraria bimodal que tiende a una polarización a su interior y, obviamente, a permanentes conflictos y evidentes discriminaciones por parte del Estado en la aplicación de instrumentos y políticas que favorecen a la gran propiedad en relación con la pequeña o con el minifundio. La pregunta entonces sería algo así como ¿cuál es la estructura de la propiedad que se requiere para un desarrollo económico equilibrado sin conflictos, que facilite el crecimiento a tiempo, que trabaje temas de equidad, y que no sea una simple estructura para que los campesinos sobrevivan en difíciles condiciones y en unos equilibrios supremamente frágiles?

 

La política ha descuidado históricamente la formación, por ejemplo, de la mediana propiedad que se supone tan eficiente como la pequeña. El proceso de negociación voluntaria de tierras, que hoy en día llamamos el mercado asistido de tierras, donde el Estado otorga un subsidio para la compra de propiedades, está propiciando la fragmentación de la mediana propiedad polarizando aún más la estructura agraria; en la medida que la gran propiedad es ineficiente y no se ve afectada por el proceso “mercado de tierras” dado que el Estado no está afectando la gran propiedad, vía intervención directa. Por eso, este proceso negociación voluntaria de tierras tiene que ir aparejado o complementado, necesariamente, con una intervención directa del Estado, cambiando los criterios tradicionales con que el Estado hace esa intervención en la compra de tierras.

 

Pareciera entonces útil en esta discusión, considerar la hipótesis de que al país le conviene, en términos de crecimiento y de desarrollo, una estructura agraria múltiple y diversa, no necesariamente unimodal ni bimodal - discusión tradicional - donde los pequeños, medianos y grandes puedan convivir con equilibrio fuertes y con una complementariedad productiva y social que facilite nuevos desarrollos institucionales, y una diversificación de la estructura productiva.

 

Lo anterior implica cambiar realmente la política y los instrumentos que se han venido utilizando en la reforma agraria y combinar el proceso de negociación voluntaria, o de mercado asistido de tierras, no solamente con la intervención directa que está prevista en la ley sino con otros instrumentos como, por ejemplo, los impuestos a la propiedad para gravar propiedades grandes e ineficientes y permitir una oferta en el mercado y el desarrollo del mercado de alquileres de tierra para medianos propietarios y pequeños empresarios. Se trata de una nueva concepción de la reforma agraria con criterios más de regionalización de estructuras agrarias, y un desarrollo de líneas de crédito para el acceso de los medianos empresarios a la propiedad con el fin de fortalecer la mediana y evitar una polarización tan fuerte en la estructura.

 

Por otro lado, también se requieren políticas e incentivos para fortalecer el derecho de propiedad, lo que tiene que ver con políticas e incentivos para fortalecer el derecho de propiedad, lo que tiene que ver con políticas de catastro, de registros, de modernización de la información y del acceso a los derechos de propiedad. También este conjunto de cosas tiene que ir aparejada con otras nuevas en materia de reforma agraria que el país ya las está discutiendo, pero en las cuales no tiene todavía una experiencia suficiente.  Tal es el hecho de la entrega de tierras con ingresos asegurados a los agricultores, como en el caso de la creación y el desarrollo de plantaciones comerciales hechas por empresarios que después entregan a pequeños propietarios las explotaciones ya hechas sin fragmentar los complejos empresariales en los cuales estas pequeñas propiedades se insertan.  Este es un ejemplo de una reforma agraria o de la estructura de la propiedad y la producción que no necesariamente empieza con el reparto de tierras a pequeños productores sin nada, sino con un paquete productivo completo generando ingresos; lo que facilita mucho más la solución de los problemas que tiene implícitos el manejo de la pequeña propiedad.

 

Otra consideración necesaria en esta discusión es que la reforma agraria no se puede seguir analizando separada del concepto de desarrollo rural y de una concepción integral de lo rural, que va más allá de lo agrícola. Esto quiere decir, en otros términos, que hoy el problema no es solamente de acceso a la propiedad de tierra, sino también un problema fundamentalmente de generación de oportunidades, de ingresos y empleo en el ámbito rural, no necesariamente vinculado a la producción primaria. El problema es saber cómo darle estabilidad económica y oportunidades a las sociedades rurales para que puedan crecer sin conflictos y sin violencia. No tiene sentido seguir insistiendo en el reparto de la propiedad por el solo prurito de repartir  tierra a los que no la tienen, sin desconocer que ello es importante en algunas regiones; lo que debe crearse y repartirse son oportunidades de ingresos, de empleos remunerativos y una articulación a los mercados con seguridad social, y hacer una estrategia más de cambio en el uso del suelo para hacerlo más eficiente.

 

Esto cambia la concepción sobre la legislación de la reforma agraria y conduce a analizar de una manera más clara y profunda las relaciones entre lo urbano y lo rural, porque el tema de la reforma agraria no se puede seguir analizando  aislado como sectorial. Se trata de una concepción más de sociedad rural que está articulada con una sociedad mayor, y con la cual tiene conflictos, asimetrías y dificultades de integración.

 

De otro lado, y complementando lo anterior, hay que manejar también un concepto que se viene discutiendo académicamente, pero que en la práctica y en las políticas no se ve muy claro, como es el del sistema agroalimentario o agroindustrial. Ello permite ver cómo la afectación de la propiedad rural en ese sistema modifica su parte más débil, lo primario, pero no cambia los poderes de negociación de los agricultores en el mercado y con el resto del sistema. Parece que el problema más grande está por fuera de la agricultura, en otras partes de la cadena agroalimentaria y no tanto al interior de la agricultura, en el sentido de lo que significa poder de negociación, capacidad de desarrollo y articulación a los mercados. Cuando se redistribuye la propiedad al interior de la agricultura con un sentido de fragmentación  que tiende a crear más minifundios que mediana propiedad o propiedad empresarial en pequeña escala, se fragmentan al interior de la agricultura los poderes de negociación, mientras que por fuera esos poderes se están consolidando permanentemente en la conformación de conglomerados empresariales, financiero, agroindustriales.  Lo que se está haciendo, a la hora de la verdad, es acentuar esa asimetría en los poderes y en las capacidades que tiene la agricultura para negociar en un mercado cada vez más difícil, donde se requiere más capacidad competitiva y donde no se encuentra un apoyo institucional suficiente para poder ejercer poderes de negociación.

 

Me parece que nos engañamos y se engañan aquellos que creen que basta con repartir la propiedad de la tierra para solucionar la cuestión  agraria en Colombia; creo que el problema es mucho más complejo y también que está ubicado por fuera de la agricultura y se centra en la capacidad de, o la posibilidad de, alcanzar unas relaciones mucho más civilizadas y simétricas entre lo urbano y lo rural; por lo tanto, es problema del desarrollo.

 

Estas son unas apreciaciones previas sin profundizarlas, que parece ponen un contexto a la discusión sobre el tema, que se sale un poco de la discusión tradicional de reforma agraria. Me parece que vale la pena que en la Misión Rural este tipo de discusiones se puedan profundizar más y poner en su verdadera dimensión el tema de la reforma agraria en el contexto actual, teniendo en cuenta las experiencias del pasado.

 

 

NEGOCIACION VOLUNTARIA DE TIERRAS

 

Hechas estas consideraciones, quiero rápidamente mencionar lo que hemos estado haciendo en el proyecto sobre negociación voluntaria de tierras, en donde básicamente se ha hecho un intento por generar una metodología para la negociación voluntaria por la Ley 160 para este proceso.

 

Los principios en los cuales se fundamente este proceso son básicamente el de la descentralización, la participación y la incorporación del sector privado en el proceso, y los conceptos de integralidad y de diversificación productiva. Esas han sido las bases sobre las cuales el proyecto y la metodología han tratado de desarrollarse, y de diversificación productiva.  Esas han sido las bases sobre las cuales el proyecto y la metodología han tratado de desarrollarse, y probar de qué manera los instrumentos operativos que están previstos operan. Este proyecto tiene como eje fundamental la planeación a nivel municipal y la elaboración de proyectos productivos que sean viables, financiables, que resistan un análisis financiero por parte del sector privado. Los proyectos productivos son la base para la definición de los predios que compran los campesinos, y de los precios a los cuales se compran estos predios.

 

 

CONCEPCION

 

El proyecto productivo que se ha elaborado en este programa piloto tiene una concepción de mediano y largo plazo, que busca crear finalmente una empresa agropecuaria, una empresa básica agropecuaria, que tenga las condiciones de resistencia suficientes para permanecer en la producción y en el mercado. La idea no es que el proyecto empiece con una empresa ya formada, con capacidad de estar en el mercado, sino que empiece a desarrollar todo un proceso que permita llegar a un objetivo final: la creación de pequeñas empresas sólidas en el sector agropecuario, que no solamente le permitan a la familia subsistir sino que también puedan tener algún excedente -ahorro-, y que puedan avanzar después como empresarios en el sector rural.

 

De todas maneras el proyecto, de acuerdo con los postulados de la ley, está trabajando con el criterio de formar pequeñas unidades agropecuarias con el criterio de la Unidad Agrícola Familiar, Uaf.

 

El proceso de negociación voluntaria de tierras tiene básicamente la idea de la planificación de la reforma agraria a nivel municipal; ello se refleja en lo que hemos denominado el programa Municipal de Reforma Agraria, que en el proyecto piloto lo hemos elaborado aparte del Plan Municipal de Desarrollo, porque no encontramos que los planes municipales (tanto globales como del sector agropecuario) tuvieran incluido el tema de la reforma agraria en el análisis del municipio.  El proyecto, por primera vez llevó al municipio la discusión sobre la reforma agraria municipales aparte de los planes que ya existían, porque  no los tenían. La idea es que en el futuro, y de ahora en adelante, todo Plan Municipal de Desarrollo tenga un capítulo o un módulo sobre reforma agraria y una definición de su programa en ese sentido.

 

 

CONTENIDO

 

El programa de reforma  agraria contiene básicamente:

 

·       Una identificación del problema de tierras en el municipio, no solamente en el mercado, sino de baldíos, resguardos indígenas, o en general el problema de tierras del municipio. El mercado no se puede trabajar aislado de los otros problemas que tiene el municipio pues éste debe fijar prioridades finalmente; su problema esencial es de baldíos, y también lo habrá de combinación de situaciones.

 

·       El programa identifica o cuantifica la oferta y la demanda de tierras a través de un proceso participativo abierto de mucha información a los actores, para que se inscriban y llenen unos requisitos con un conocimiento claro de ello.

 

·       El programa identifica una cosa muy importante:  las áreas potenciales de desarrollo en mercado de tierras o de otros aspectos de la reforma agraria en el municipio y prioriza esas áreas. Tiene así un sentido de concentración de la acción del Estado, ya no se negocian predios en cualquier sitio del municipio, sino en unas áreas que el municipio autoriza, lo que permite disminuir esa gran diseminación de predios negociados que no tienen muchas posibilidades de hacer una oferta de producción más concentrada.

 

·       Identifica unos modelos de finca como referentes para suscribir proyectos productivos, e induce al municipio a hacer una programación sobre cómo resolver la demanda que tiene cuantificada en un período inicialmente de cuatro años, porque el primer año el municipio no puede resolver toda la demanda ante una oferta insuficiente. Se hace una programación por año y se elige cada año un grupo de beneficiarios que entran al proceso y los otros van haciendo cola para los años siguientes; el municipio tiene que tener claro esto.

 

·       En el programa le hemos pedido a los municipios que no solamente se ocupen por pensar en el acceso a la propiedad como la alternativa para campesinos sin tierra, sino que empiecen a buscar programas alternativos de desarrollo porque no todos los campesinos sin tierra en el municipio pueden acceder a tierras, no hay siempre la oferta suficiente, y debe empezar a buscar proyectos de microempresas, u otro tipo de actividades donde se vaya dando la respectiva programación.

 

·       Eso es básicamente el programa municipal de reforma agraria; después de ese proceso, sigue el desarrollo del programa que empieza con la capacitación a los beneficiarios, antes de que empiecen a mirar los predios.

 

No solamente es la capacitación sobre el tema productivo sino sobre cómo negociar con los propietarios de la tierra y cómo tener muy claro cuáles son los parámetros con los cuales deben empezar a pensar en el precio que se puede pagar. Esto nos parece muy importante, porque la experiencia nos ha mostrado en el proyecto piloto que si no se hace una capacitación previa a los campesinos para negociación de predios, se cometen muchos errores. Los campesinos pueden equivocarse fácilmente en el pago de tierras que no tienen las suficientes calidades, y con precios altos, etc., que después se traducen en un proyecto productivo no rentable.

 

 

VISITA A LOS PREDIOS

 

Después de esta capacitación se hacen unas visitas a los predios con los campesinos capacitados y los técnicos que nos acompañan; así ellos empiezan a mirar los predios, sus características, los caminan, los analizan y llegan a una primera aproximación de los precios que podrían pagarse. La idea es que los campesinos visiten todos los predios que están ofrecidos, no solamente uno porque de entrada les haya gustado, sino todas las alternativas para elegir la mejor.

 

 

NEGOCIACION

 

Después de esas visitas, si el predio cumple las condiciones, se hacen unos primeros acercamientos con el propietario y empieza la negociación del predio.  Si los precios que el propietario ha definido y los que ellos ya analizaron están muy cerca, quiere decir que ese predio posiblemente se va a negociar y, por tanto, empieza a diseñarse los proyectos productivos.

 

 

FORMACION DE GRUPOS

 

En el proceso de las visitas, los campesinos van formando los grupos que entrarán al predio; dentro de la capacitación también se irán formando esos grupos. Finalmente se negocian los predios y se definen los precios.

 

Quiero hacer un paréntesis acá:  el punto clave de todo este proceso es la negociación de los precios del predio con base en sus características, tipo de suelos, capacidad productiva; aquí  tienen que haber una muy buena capacitación a los beneficiarios. Aquí hay una diferencia muy importante con los procesos que hacía el Incora tradicionalmente; y es que el Incora partía del predio, lo negociaba y compraba, y después conseguía los campesinos y se los repartía, los campesinos entraban al predio y no tenían ningún proyecto, no sabían que hacer con el predio.

 

Este proceso cambia radicalmente, pues en él el predio es lo último; lo primero es la planificación, la capacitación, el acercamiento a los precios; el predio está de último en el proceso. Esto implica un cambio radical que debe empezar por los mismos usuarios sobre el tema de acceso a la propiedad. El tema no es el predio en sí, sino un predio con un proyecto productivo rentable y en un proceso que conduzca a identificar lo mejor y no lo primero que aparece.

 

 

EVALUACION

 

Después de este proceso, los proyectos productivos se someten al Consejo Municipal de Reforma Agraria, el cual ha sido asesorado por un comité municipal de reforma agraria, como un consejo asesor que ayuda a todo el proceso y donde ha participado un gestor de reforma agraria, -en general una Ung- que ayuda a jalonar y a hacer acompañamientos del proceso.  Los proyectos se someten al Consejo Municipal de Desarrollo Rural y deben estar acordes con el Programa Municipal de Reforma Agraria que ha sido aprobado  por el Consejo Municipal de Desarrollo Rural, Cmdr. Los proyectos pasan por ese Consejo, el cual los viabiliza, los revisa, y de allí siguen su trámite para ser presentados a la entidad financiera y conseguir los recursos que el proyecto requiere: el 30% de crédito para la compra de tierras, los del capital de trabajo y capital de inversión.

 

Eso es básicamente el proceso, que tiene un orden lógico, desde la planeación hasta la finalización de la negociación y la presentación del proyecto a entidades financieras.   Todo ello está descrito en un Manual Operativo que hemos diseñado para hacer el desarrollo de las negociación voluntaria de tierra.

 

ALGUNAS REFLEXIONES

 

Las reflexiones que se pueden hacer sobre el proceso de negociación voluntaria de tierras son, en general:

 

Primera.  No hay un mercado de tierras en Colombia que opere como tal, lo que existe son muchas transacciones de tierra, porque hay muchas distorsiones en el proceso de formación de los precios, los mercados están reglamentados, la intervención del Estado tradicionalmente ha ayudado a mantener las distorsiones en la formación de los precios y en la operación del mercado, los participantes del mercado no tienen suficiente información sobre cómo opera el mercado, los participantes del mercado no tienen suficiente información sobre cómo opera el mercado y cuáles son las reglas del juego y los instrumentos, y tampoco tienen la capacitación necesaria para enfrentarse a procesos de negociación y a un conocimiento de cómo funciona el mercado y cómo lo pueden aprovechar, y cómo se pueden beneficiar de lo que el mercado ofrece.

 

Segunda. El Sistema Nacional de la Reforma Agraria, que es el concepto articulador, no opera, pues tiene una concepción centralista y es demasiado complejo. A nivel local hay una gran descoordinación de las entidades públicas y no existe un mecanismo articulador eficiente ni con la legitimidad requerida.

 

Tercera.  La que conocemos todos: una gran debilidad institucional a nivel local; estoy hablando de municipios y sus distintas instancias. El proceso nos mostró que para su desarrollo se requiere mucho acompañamiento inicial de una entidad gestora o monitora, que esté allí tratando de ayudar a la coordinación y, sobre todo, al fortalecimiento de los Consejos Municipales de Desarrollo Rural que son la parte central de todo el proceso y que son muy débiles en este momento.

 

Cuarta. El punto crítico en todo el proceso: el sistema de financiación de estos proyectos. El sistema financiero como está actualmente es un limitante crítico, me refiero básicamente a la Caja Agraria y todo su sistema operativo de crédito, el cual no ha podido superar los problemas que tiene, y presenta muchas dificultades conceptuales y operativas para financiar los proyectos. Hemos tenido cantidad de problemas con la Caja Agraria en la financiación de los proyectos.

 

Quinta. Hemos observado que el subsidio a la compra de tierras del 70%, que da el Estado, es un estímulo para elevar y mantener elevados los precios de la tierra, lo mismo el sistema previo de avalúos de los predios y la intervención de las inmobiliarias que hacen los avalúos y ayudan a mantener altos los precios de las tierras sin agregar ningún valor en un proceso. Esta reflexión es bien interesante para las organizaciones campesinas: qué es más conveniente, mantener un subsidio del 70% en la compra de tierras, que elevaría los precios hacia arriba, o manejar más bien un subsidio menor y conseguir apoyos y ayudas por otro lado, que compensen la disminución del subsidio, pero que no se reflejen en una presión alcista de precio; algo similar a lo que hacen en el Brasil.

 

Sexta. Otra observación clara que tiene que ver con el sistema financiero es la gran necesidad de diversificar las fuentes de financiación de los proyectos. Tuvimos al comienzo una experiencia muy interesante con aun cooperativa Financiera en el Huila (Cofiandina) que se comprometió a financiar todos los proyectos piloto que resultaran en ese municipio; la cooperativa se metió de lleno en el proceso desde el comienzo, participó en la elaboración de los proyectos, los asesoró, además se comprometió a recibir como socios a los beneficiarios usando el subsidio a cooperativas como una integración de prestación de servicios; sin embargo, por disposiciones recientes de la Superintendencia Bancaria, la cooperativa no pudo, finalmente, financiar lo proyectos. Una alternativa de desarrollo del sistema financiero a través del cooperativismo financiero fuerte, me parece que es un tema para explotar.

 

Séptima. El problema institucional no solamente se presenta a nivel local sino también a nivel centra; y no es solamente con la Caja Agraria como hemos visto en el proceso, también el Incora que sigue manejando todavía criterios centralistas, de una gran intervención, quiere participar en todos los proceso y, entonces, ha sido una dificultad grande en un proceso de negociación voluntaria de tierras que pretende, precisamente, incorporar otros actores del sector privado para que vayan realizando actividades que pueden hacer de manera eficiente. Ello constituye un limitante serio para desarrollar de una manera dinámica la negociación voluntaria de tierras, pues ello debe darse con un Incora más facilitador que intervencionista, cambios en la organización del Incora más facilitador que intervencionista. Esto implica cambios en la cultura institucional, cambios en la organización del Incora, cambios en los conceptos de centralización, porque finalmente lo que se busca es poner a operar un mercado donde el Estado es un facilitador. La entidad que ha venido participando no lo puede seguir haciendo de la misma manera como en el pasado inmediato.  Vemos una dificultad grande porque sabemos que ese cambio no es fácil, pues se trata de cambiar una cultura institucional arraigada desde mucho tiempo.

 

Octava. Otro gran limitante que encontramos es el problema de la educación y la capacitación de los beneficiarios. Estos procesos requieren avanzar mucho y creo que el Incora y el Estado, en general, han descuidado mucho el tema de la educación y la capacitación en los procesos de reforma agraria.  Este es un tema central y profundo porque muestra que si no se maneja con otros criterios, difícilmente los usuarios van a tener la capacidad de incorporarse en un proceso que implica una gran responsabilidad en términos de producción y de manejo de articulaciones con el Estado, de alianza con la industria, de relaciones con Ong`s, con otros sectores privados, etc.

 

Así mismo, la debilidad de las organizaciones de los productores o los campesinos a nivel local; en varios municipios vimos todavía una gran debilidad en la organización campesina, no todos los beneficiarios o los campesinos sin tierra están articulados en las organizaciones existentes.

 

 

CONCLUSION

 

Quienes participamos en este proceso estamos convencidos que la metodología de negociación voluntaria de tierras está puesta en términos operativos y que es viable. Pero requiere un proceso muy claro, una política muy definida de descentralización y de manejo de la participación.

 

Requiere un cambio institucional, y cuando hablo de ello no solamente me refiero a la necesidad de reestructurar el Incora, también la Caja Agraria y varias entidades del Estado. Me refiero también a la modificación de la Ley 160 y sus reglamentaciones para tener una concepción mucho más clara de lo que es el mercado de tierras complementado con otras actividades como la intervención directa y otras que he mencionado, que constituyan un paquete moderno, ágil y entendible, que genere dinámicas de acceso a la propiedad por distintos sistemas.

 

El concepto mismo de la reforma agraria debería discutirse más ampliamente: reflexionar sobre otras posibilidades de acceso a la propiedad, no necesariamente pensando en la pequeña-pequeña sino en distintas formas de acceso a la propiedad de distintos tamaños. Debemos tener una estructura agraria que este país pueda manejar y que realmente contribuya al desarrollo y el crecimiento.

 

 

Intervención en Seminario Permanente de la Misión Rural, Bogotá, Febrero de 1998

 


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