Misión de Paul Hunt, Relator especial de las Naciones Unidas  sobre el Derecho al Mejor Nivel de Salud Posible

 

Informe inicial del impacto de la fumigación con glifosato

Ecuador, mayo 18 2007

Traducción no oficial de MM Moreno

 

Quisiera agradecer cálidamente al Gobierno por haberme invitado al Ecuador. También quiero agradecer al Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) por organizar una excelente agenda de reuniones. Asimismo, quisiera agradecer muy especialmente al Ministerio de Asuntos Exteriores y a la Organización Panamericana de la Salud.

 

Me he reunido con los Ministros de Asuntos Exteriores y de Coordinación del Frente de Acción de Seguridad Nacional y del Frente Externo; con funcionarios de alto nivel de ambos Ministerios. Asimismo, con la Comisión Científica del Ecuador; con el Defensor del Pueblo; y con altos funcionarios de los Ministerios de Finanzas y Salud; con los Gobernadores de Sucumbíos y Orellana; con funcionarios públicos de alto rango de Lago Agrio, así como con el equipo de los representantes de las Naciones Unidas para el Ecuador. El miércoles 16 de mayo, visité tres comunidades en la zona norte. Adicionalmente, me he reunido con numerosos representantes de la sociedad civil.

 

Antes de llegar a Quito, me reuní con personal del Departamento de Asuntos Políticos de las Naciones Unidas en Nueva York, personal de la Organización de Estados Americanos y de la Organización Panamericana de la Salud en Washington, D.C.

 

Aprovecho la oportunidad para agradecer a todos aquellos, también a la sociedad civil, por su tiempo y sus consejos.

 

Estas son mis conclusiones y recomendaciones preliminares. Éstas serán ampliadas por medio de un informe a las Naciones Unidas tan pronto como sea posible.

 

Confirmo que no soy miembro del secretariado de las Naciones Unidas. Más bien, fui nombrado por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para dar una recomendación acertada sobre el Derecho a la Salud, en calidad de experto independiente, a la Asamblea General de la Naciones Unidas y al Consejo Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

 

El enfoque de mi misión era la fumigación aérea con glifosato, combinado con componentes adicionales, en la frontera colombo e

ecuatoriano. (Para acortar, utilizaré el término glifosato para esta combinación de glifosato y componentes adicionales). La misión no tomó muestras ni hizo pruebas de laboratorio: no era una misión científica. Más bien, revisó la evidencia científica existente; recogió testimonios personales; consultó a los expertos; y recolectó información adicional —y examinó todo este material a través del prisma del derecho humano a la salud.

 

El derecho a la salud incluye, además del acceso a servicios de salud, todo aquello que determina la salud, como son el agua a potable; condiciones sanitarias apropiadas; y un ambiente sano.

 

El derecho general a los componentes de la saludo

 

Me reuní con organizaciones no gubernamentales para averiguar sobre sus preocupaciones respecto a las otras problemáticas de la salud en Ecuador ajenas a las fumigaciones. Las ONG trajeron a colación una amplia gama de preocupaciones muy serias frente al Derecho a la Salud. Su gravedad explica porqué el gobierno recientemente declaró el sector de la salud en Estado de Emergencia.

 

Pronto, escribiré al gobierno sobre algunos de los asuntos graves que mencionaron las ONG, tales como:

 

·                     La ausencia de un sistema de salud incluyente que abarque el acceso a servicios de salud y a los determinantes de la misma; que responda a las prioridades locales y nacionales y que sea accesible a todos, incluso los pueblos indígenas, los afroecuatorianos, los refugiados, los desplazados internos, y a quienes viven en la pobreza;

 

·                     La falta de servicios en el área de de salud mental;

 

·                     La discriminación en contra de las personas que sufren de HIV/SIDA; la alta incidencia de violencia de género, así como la falta de respaldo para los afectados;

 

·                     Los altos índices de mortalidad materna;

 

·                     El poco acceso a, e información sobre, los preservativos, incluso la contracepción de emergencia;

 

·                     La contaminación ambiental originada en la industria petrolera;

 

·                     La discriminación en contra de las minorías sexuales en el suministro de servicios de salud.

 

 

Mi carta, al igual que cualquier respuesta del gobierno, serán públicas.

 

La zona norte y el plan Ecuador

 

La fumigación aérea con glifosato largo de la frontera norte se tiene que observar dentro del contexto de las condiciones de la gente —los refugiados; los pueblos indígenas; los afroecuatorianos; los desplazados internos y las demás personas desfavorecidas — que viven en la zona norte.

 

Me tiene profundamente impresionado el espíritu de la gente y las comunidades con las que me reuní en la frontera norte. Pero también quedé impactado por lo que encontré. Claramente, la zona norte sufre de años de profundo y sistemático abandono, exacerbado por una degradación ambiental. Francamente, quedé aterrado de que pudiesen existir unas condiciones tan desoladoras en un país de clase media como el Ecuador.

 

El actual gobierno merece un gran crédito por reconocer la gravedad de la situación y adoptar el Plan Ecuador. Este plan multisectorial, cuyo énfasis está en una máxima la coordinación— representa un gran paso por el buen camino. También quisiera elogiar la coordinación y contribución de las Naciones Unidas que se está configurando en la frontera norte, como en el caso de la iniciativa entre agencias frente HIV/Sida en Sucumbíos.

 

A medida que se vaya desarrollando el plan Ecuador espero que sea posible irlo refinando. Por ejemplo, yo recomendaría que el plan sea lo más participativo posible. La participación real de la gente del común fortalecerá el Plan. El mundo está repleto de planes “de arriba hacia abajo” que han fracasado porque sus diseñadores, bien intencionados y de afán, —no escucharon a la gente.

 

Es muy importante que el Gobierno asigne fondos suficientes para el Plan, de otra manera se convertirá en otro proyecto de papel. Asimismo, recomiendo a los socios para el desarrollo del Ecuador que brinden “fondos de contrapartida” y asistencia técnica para el Plan Ecuador, en concordancia con sus responsabilidades en materia de Derechos Humanos de brindar asistencia y cooperación internacional.

 

También recomiendo que el gobierno establezca un mecanismo de rendición de cuentas para el Plan —es decir, una unidad pequeña e independiente que vigile de cerca si efectivamente el Plan está o no llegando a las metas y cumpliendo con sus objetivos. Este mecanismo independiente ayudaría a identificar en qué está funcionando el Plan y en qué está encontrando dificultades. Podría rendir informe anual al Gobierno. Para ser creíble, debe ser independiente del Gobierno.

 

El Plan Ecuador debe adoptar un enfoque basado en los Derechos Humanos.

 

En mi calidad de Relator Especial sobre el Derecho a la Salud, estoy particularmente alarmado por el totalmente inadecuado sistema de salud con el que cuentan los individuos y las comunidades en el norte. Por ejemplo, el sistema ha sido incapaz de responder a las necesidades de salud que surgen a raíz de las fumigaciones aéreas con glifosato.

 

Es imperativo que el Plan Ecuador atienda las condiciones lamentables del sistema de salud no más pronto posible.

 

Un primer paso ideal sería establecer un Sistema Básico de Salud Integrado (SIBASI) en la sólo en la fronteriza zona norte de Sucumbíos. Se requerirían seis centros subsidiarios de salud básica además de 10-15  equipos móviles de salud, compuestos por un médico y una enfermera y los medios de transporte requeridos. Además de suministrar los medicamentos esenciales, el equipo móvil de salud también brindaría a las comunidades información y educación básica en temas de salud. También serían necesarios una ambulancia y radio teléfonos con miras a trasladar las emergencias a otras instalaciones de salud, como por ejemplo cuando una mujer presenta complicaciones durante el embarazo.

 

No puede brindar un esquema elaborado aquí. Se requiere un pronto análisis de la situación. Se debe elaborar un plan detallado, asegurándose de que se coordine con las iniciativas existentes. A pesar de la urgencia, es necesario solicitar las opiniones de las comunidades y los individuos. Dada su simplicidad, esta propuesta se podría implantar muy rápidamente y a bajo costo.

 

En la vecina provincia de Napo, un sistema comparable ya ha sido introducido en coordinación con la PAHO —y con buenos resultados.

 

Se podría invitar a la PAHO a que brinde asistencia técnica. Se podría asimismo invitar a los socios de desarrollo de Ecuador a que provean brinden “fondos de contrapartida” y asistencia técnica para el Plan Ecuador, en concordancia con sus responsabilidades en materia de Derechos Humanos de brindar asistencia y cooperación internacional.

Para abreviar, un servicio básico de salud integrado módico y accesible permitiría sacar adelante el Plan Ecuador.

 

En mi opinión, hay razones de peso para que las fumigaciones con glifosato en la franja fronteriza colombo ecuatoriano no se reinicien. Los estudios ya identificados en informes anteriores se deben emprender y completar. Estos se necesitan por numerosas razones, entre otras por una consideración, y no la menor, la indemnización.  Como se informó que dijo el presidente Uribe 30 abril 2007, allí donde se compruebe el daño, se debe pagar la indemnización.

 

Mi informe a las Naciones Unidas precisará la razones legales que sustentan mi opinión muy pronto

 

En resumen, Colombia tiene una responsabilidad en materia de Derechos Humanos de brindar asistencia y cooperación internacional, que incluye la salud. Por consiguiente, como mínimo, Colombia no debe poner en riesgo el derecho de los ecuatorianos a disfrutar de buena salud. Tiene el obligación de no hacer daño a su vecino.

 

Existe evidencia creíble y fundamentada que la fumigación aérea con glifosato en la frontera colombo ecuatoriano ocasiona daños a la salud física de las personas que viven en Ecuador. También hay evidencia creíble y fundamentada que la fumigación aérea perjudica su salud mental. En ocasiones la fumigación aérea se efectúa  acompañada por helicópteros militares y esta experiencia puede ser atemorizante, en particular para los niños. (Algunos niños me comentaron que mientras estaban en el colegio, pasaron las fumigaciones).

 

Esta evidencia basta para invocar el Principio de Precaución. Por consiguiente, la fumigación debe cesar hasta que quede claro que no ocasiona daños a la salud humana.

 

Sería manifiestamente injusto pedir a Ecuador que pruebe que la fumigación causa daños a la salud humana puesto que Ecuador no tiene acceso a la información esencial que se requiere para hacer esa evaluación. Por ejemplo, Ecuador no conoce la composición exacta del herbicida que utiliza Colombia. Por lo tanto, Colombia tiene la responsabilidad de demostrar si la fumigación no causa daños ni a la salud humana ni al medio ambiente.

 

Cuando se le pronuncien a Colombia sus responsabilidades internacionales en materia de Derechos Humanos, de tal manera, por el Principio de Precaución, no me cabe la menor duda de que Colombia no debe reiniciar la fumigación aérea con glifosato en su frontera con Ecuador. Este argumento legal puede aplicar a las otras partes concernidas. En resumen, para cumplir con sus responsabilidades internacionales en materia de Derechos Humanos, Colombia debe respetar una zona de 10 kilómetros de no fumigación en la zona fronteriza.

 

Yo reconozco que el glifosato se utiliza en Ecuador, pero hay por lo menos dos diferencias significativas entre el uso ecuatoriano del glifosato y su uso por Colombia en la frontera. Primero, se me informa que el Gobierno de Colombia (u otros en su nombre) le añaden algunos componentes al glifosato, contrario a la política y práctica ecuatoriana. Segundo, en la práctica ecuatoriana generalizada,  el herbicida se aplica de forma manual y directa, mientras que, en Colombia, la fumigación aérea es una práctica extremadamente generalizada. De tal manera, sugerir que las prácticas colombianas y ecuatorianas son equivalentes, induce al error y carece de verdad.

 

Conclusión

 

El tema de la fumigación aérea con glifosato se ha politizado enormemente. Cuando un tema se politiza de esta manera, los Derechos Humanos siempre figuran entre las primeras víctimas. La salud y vidas de la gente del común —en particular las personas y comunidades más desfavorecidos y pobres— pasan al olvido o son invisiblizados.

 

Es imperativo que, al momento de considerar éste importantísimo asunto del derecho humano a la salud, la consideración que lo origina —el bienestar los individuos y comunidades desfavorecidos—, esté al eje de toda toma de decisión.

 

Tomado de: http://www2.essex.ac.uk/human_rights_centre/rth/docs/closing%20PH%20press%20remarks%2018%20may%202007.doc



 

 

©2007 Mama Coca. Favor compartir esta información y ayudarnos a divulgarla citando a Mama Coca.

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