ERRADICACION MANUAL FORZADA: OTRA ESTRATEGIA FALLIDA

Mario Alvarado

Asesor Académico - Indepaz

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La lucha del gobierno colombiano contra los cultivos ilícitos se transformó, pasando de la estrategia de aspersiones aéreas, al programa de erradicación manual de cultivos, el cual es llevado a cabo por los Grupos Móviles de Erradicación (GME), contenida en el marco del Programa Presidencial Contra Cultivos Ilícitos (PCI) de la Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional (Acción Social).

 

A pesar de los esfuerzos realizados por el gobierno, la política antidroga fracasó, primero porque la producción es suficiente y sostenida para suplir las demandas globales. En segundo lugar, los precios de la coca y sus derivados se han mantenido en el tiempo y la disminución de los mismos es mínima. [1] Por ultimo, la guerra contra las drogas es ineficiente en cuanto qué la estrategia está enfocada de manera represiva y militar.

 

Además, la estrategia de erradicación manual forzada, no contempla el riesgo que conlleva la actividad para la vida humana de las personas que integran los Escuadrones Móviles de Erradicación (EME) como las minas antipersonales (MAPP) y las municiones sin estallar (MUSE)[2], según cifras de Acción Social 2007-2008, 103[3] son las victimas (entre heridos y muertos) pertenecientes a los GME. Al mismo tiempo, existe una carencia de análisis costo beneficio en el programa y de los planes alternativos de desarrollo.

 

Cabe destacar que el cambio de estrategia, e aspersión aérea a erradicación manual forzada, se debe a los marcados conflictos con Ecuador, los efectos del glifosato en la salud de las personas, en los cultivos de pan coger y en el ambiente. Es por esto, que a partir del 2005, la estrategia de Erradicación Manual Forzada se promocionó, y las aspersiones quedaron relegadas como instrumento complementario de la política anti droga.

 

Sin embargo, mientras no se cambie la concepción de este plan por uno más social que combata las fallas y causas estructurales del problema (pobreza, desigualdad e inequidad), cualquier estrategia encaminada a la lucha contra los cultivos ilícitos será en vano.

 

 

Grupos Móviles de Erradicación

 

La estrategia del gobierno esta contemplada en el Programa Presidencial contra Cultivos Ilícitos, en donde se encuentra el Grupo Móvil de Erradicación, cuyo funcionamiento esta basado en la conformación de grupos de personas integrados por desmovilizados de los grupos insurgentes y campesinos, que cuentan con la protección de las fuerzas militares. Estos grupos tienen como objetivo la movilización de los GME a zonas donde se detectan los cultivos ilícitos y se procede a la erradicación manual forzada para evitar la propagación de los mismos.

Los GME constan de 30 erradicadores y un coordinador, a saber: campesinos o personas desmovilizadas de grupos armados ilegales. (1 capataz, que es la persona encargada de la logística en campo, 2 Rancheros quienes se encargaran de la alimentación del grupo de erradicadores, los cuales saldrán del mismo equipo, 28 erradicadores, compuesto por campesinos con experiencia en aplicación de plaguicidas.)[4]

Los GME pueden hacer uso de dos diferentes métodos de erradicación. Erradicación a mano, la cual consiste en el uso de la fuerza física, sujetando la planta y halándola para desprenderla desde la raíz, esta operación es recomendada por Acción Social para cultivos jóvenes o de corta edad. Erradicación manual mediante el uso de palínes, este método esta basada en la utilización de herramientas para desenterrar las matas de coca y erradicación mecánica con aspersor de espalda o también conocido como cacorro.

 

Acción Social identifica como beneficiarios a la población colombiana y a la comunidad internacional, los cuales se ven favorecidos por la disminución de la oferta mundial. La extensión del programa de GME cubre 15 departamentos (Antioquia, Boyacá, Caldas, Cauca, Cesar, Córdoba, Cundinamarca,  Guajira, Huila, Magdalena, Nariño, Norte de Santander, Tolima, Santander y  Putumayo)[5] y en áreas de Parques Naturales Nacionales.

 

Los adelantos en materia de erradicación manual se sustentan en cifras brindadas por instituciones gubernamentales. Informes del Departamento Nacional de Estupefaciente (DNE) en 2007, muestran qué “…Colombia tenía 99,000 hectáreas sembradas de coca distribuidas en 23 de los 32 departamentos del país. Esto representa un aumento de 21,000 hectáreas (+27%) comparado con el 2006.”[6]

 

En el 2007, el Gobierno Nacional informó haber alcanzado un nuevo record en erradicación manual 66,805 hectáreas, esta cifra registra un aumento importante en la estrategia comparada con las cifras del año inmediatamente anterior 43,051 hectáreas en el 2006 y 31,285 hectáreas en 2005.

 

En 2008 según un comunicado de Acción Social, los GME alcanzaron la cifra de 91.742[7] hectáreas erradicadas de cultivos ilícitos en un trabajo conjunto con la Policía, el Ejército y la Armada Nacional, alcanzando un nuevo record.

 

 

Cifras en aumento, desplazamiento y resiembra de cultivos

 

A pesar de los esfuerzos de los GME, y del plan de EMF, las cifras en los informes realizados por la Oficina de las Naciones Unidas Para el Control de Drogas y la Prevención del Delito –UNODC[8], “Monitoreo de Cultivos de Coca, Junio 2008 muestran el incremento de los cultivos ilícitos, así como la tendencia al alza de los precios de la base de coca y el involucramiento de más hogares en el cultivo de coca.

 

Fuente: UNODC  “Monitoreo de Cultivos de Coca, Junio 2008”

La siguiente gráfica, muestra que la tendencia de los cultivos de coca en Colombia tiende a incrementarse a partir del 2007, después de una relativa estabilidad, sin embargo, las líneas de aspersión aérea y erradicación manual muestran una constante ascendente relativa en toda la grafica, de lo cual se puede deducir que pese a los crecientes esfuerzos, los cultivos de coca siguen creciendo en el territorio nacional. Una causa de este crecimiento, es la movilización/desplazamiento de los cultivos de coca, y la resiembra de los mismos.

 

 

Comparación de cultivo de coca, áreas asperjadas y erradicadas manualmente (acumulado 1997-2007)

 

 

Fuente: UNODC  “Monitoreo de Cultivos de Coca, Junio 2008”

 

 

Se calcula que mientras “…las aspersiones aéreas se realizan una vez al año, los campesinos cultivadores siembran coca cuatro veces en el mismo periodo de tiempo.”[9]

 

Un análisis interpretativo[10] de los mapas contenidos en el informe “Colombia monitoreo de cultivos de coca” realizado por UNODC junio de 2008, es posible ver el desplazamiento de los cultivos de coca.

 

En primer lugar, los cultivos de coca (2006-2007) se localizan en zonas como el norte de Antioquia, el sur occidente de Nariño, occidente de Putumayo, centro del Meta, norte del Guaviare, Córdoba, sur de Bolívar, Norte de Santander y Arauca.

 

Posteriormente, se registra un abandono de cultivos en  Meta (-6%), Guaviare (-2%), Guainía (-17%), Amazonas (-22%), Vaupés (-33%) y Guajira (-48%)[11]. La disminución en estas regiones se equilibra con el aumento de cultivos en departamentos como Choco, Cauca, Antioquia y Bolívar.

 

Cotejando los mapas y cifras de UNODC con las registradas en el INFORME DE GESTION AÑO 2007[12], de la estrategia grupo móvil de erradicación manual forzosa, se encuentra que los cultivos tuvieron un fuerte aumento en los departamentos de Antioquia, Bolívar, Cauca, Córdoba, Putumayo y Vichada; confirmando la tendencia del aumento de la erradicación forzada debido al incremento de la densidad de cultivos de coca en Colombia.

 

En cuanto a la resiembra de cultivos ilícitos, el director de Estupefacientes Carlos Albornoz reveló que “la resiembra de cultivos ilícitos como la coca, amapola y marihuana se ha incrementando en los departamentos de Nariño, Putumayo, Guaviare, Meta y Antioquia, en más de la mitad de los que existían en el último año.”[13] Actualmente, La Dirección Nacional de Estupefacientes adelanta la conocida campaña  “No Cultive y No Trafique la Mata que Mata”, campaña despectiva y difamadora a los indígenas colombianos, a la mata de coca (la cual no es una droga) y sus costumbres ancestrales, con la cual busca disminuir su cultivo y su tráfico.

 

Aparentemente, las cifras publicadas por el gobierno entran en conflicto con las reportadas por organismos internacionales. Si bien es cierto, en el 2008 se logro un número record en la erradicación de cultivos ilícitos, en su mayoría coca, las entidades gubernamentales encargadas del tema no publican las tasas de crecimiento de los cultivos, haciendo vaga la confiabilidad de las cifras.

 

 

En suma, la estrategia de Erradicación Manual Forzada promulgada a partir del 2005, es otra estrategia fallida, tanto por los pocos resultados, la incapacidad de adaptación,  la movilidad de los cultivos, los costos humanos que conlleva erradicar manualmente (zonas con MAPP/MUSE), así como la falta de visión a largo plazo para los proyectos de desarrollo alternativo planteados por el gobierno, los cuales se miden por estadísticas de producción y no por índices de desarrollo humano y bienestar de la población.

 

También es reprochable la relación que se tiene con los campesinos, pues históricamente ha sido una población abandonada por el Estado, y catalogada como delincuente. El programa de erradicación manual debe ser concertado con las comunidades campesinas o de lo contrario fracasaran como lo demuestra la experiencia en los países andinos. Además, la erradicación debe estar ligada a un acompañamiento y un apoyo por parte del Estado en el desarrollo de las regiones, asegurando un mejor acceso de los productos alternativos que sustituyan los cultivos ilícitos.

 

Muchas incógnitas se plantean en el tema de la erradicación de cultivos ilícitos, pero lo cierto es que las políticas existentes ha sido ineficiente en la guerra, que los derechos de los indígenas, de la población afro descendiente y de los campesinos han sido violentados, que el fenómeno del desplazamiento se entreteje con el del trafico de drogas y el conflicto armado, que las campañas gubernamentales crean un estereotipo en detrimento de la identidad indígena del país así como de la hoja de coca. Lo cierto es que se puede ver el sin sentido de una guerra contra la droga, en donde el gobierno se hace el sordo a las verdaderas necesidades de una Colombia agobiada por el conflicto, la pobreza, el desplazamiento y la desconfianza.

 



[1] Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, “DROGAS y DEMOCRACIA: Hacia un cambio de paradigma” Pág. 24

[2] Según cifras del Observatorio de Minas Antipersonal de la Presidencia de la República, en Colombia, diariamente tres personas resultan afectadas por minas antipersonal y municiones sin estallar.

[3] Fallecidos por explosión de minas antipersonal 16, fallecidos por hostigamiento de grupos armados 10, heridos por hostigamiento de grupos armados 9 y heridos por explosión  de minas antipersonal 68.

[4] http://www.accionsocial.gov.co/contenido/contenido.aspx?catID=217&conID=171&pagID=304

[5] http://www.accionsocial.gov.co/contenido/contenido.aspx?catID=217&conID=171&pagID=303

[6] http://www.dne.gov.co/?idcategoria=2574

[7] http://www.accionsocial.gov.co/contenido/contenido.aspx?conID=3122&catID=127

[8] Organismo especializado en el monitoreo y la prevención del uso indebido de las drogas ilícitas

[9] Caracol Radio, Resiembra de cultivos ilícitos en Colombia aumentó cerca de un 60 por ciento, Agosto 4 de 2008.

[10] UNODC “Colombia monitoreo de cultivos de coca”. junio 2008. Páginas. 13,15,16.

[11] Ibíd. Pág. 13

[12] Acción Social, INFORME DE GESTION AÑO 2007, ESTRATEGIA GRUPO MÓVIL DE ERRADICACIÓN MANUAL FORZOSA. Pág. 6

[13] Caracol Radio, Resiembra de cultivos ilícitos en Colombia aumentó cerca de un 60 por ciento, Agosto 4 de 2008.