ALGUNAS ANOTACIONES SOBRE PLAGUICIDAS. 

 


Lilliam Eugenia GÓMEZ ÁLVAREZ                    

 

 

Los primeros insecticidas usados a finales del siglo XIX en la tres últimas décadas, luego de haberse dado la ruptura del manejo del agroecosistema y separar la agricultura de la ganadería, degradando los suelos y produciendo así las palgas, causado los grandes desastres al comenzar a implantar monocultivos.

 

 

Según Dumont:  La que se llamó en Europa la primera revolución agrícola, esa del siglo XVIII y XIX que remplazó la cosecha  de los forrajes espontáneos, de pacas de pastizales permanentes, de predios  en descanso o barbecho; por pastos cultivados, con aumento de ganadería, lo que conllevó a la desaparición de desechos de excrementos del ganado, que enriquecían los suelos cultivables con materia orgánica, lo que permitía una construcción permanente de suelos  agrícolas.  Y la energía animal crecía ella también permitiendo  multiplicar los trabajos y así aumentar el rendimiento.

 

Hacia 1870 comenzó  la intervención de los abonos químicos y los suelos empiezan a mostrar entonces sus principales carencias  minerales, por la falta del abono orgánico suprimido y la aparición de las primeras plagas.

 

Luego a mediados del siglo vemos como las fincas se niegan a las asociaciones de ganadería y agricultura, que desaparecen de los tratados  oficiales agrícolas.

 

Al disminuir  la materia orgánica, los suelos son entonces amenazados y se puede observar en la estación experimental francesa de Arras en Montreuil.

 

Pero un drama de estos se precisa en los países tropicales, donde los ecosistemas son más frágiles, se acentúan en los países del Sahel, donde los suelos pobres y frágiles y los suelos en barbecho pasan de lado; ante la presión de la explosión demográfica, la degradación es aún más rápida,  la imposibilidad y privación de humus los hace más vulnerables a toda forma de erosión.  Lo que determina el avance del desierto.  Dumont, agrega, nosotros los “ignorantes somos demasiado pretenciosos” y por el contrario tenemos mucho que aprender de los cultivos llamados tradicionales:  En la India, Bangla Desh, África y América Tropical.

 

Cuando el árbol desaparece ante la necesidad de leña y la presión  demográfica no solo del hombre sino también de la ganadería que sobre pastorea y degrada la cobertura vegetal.

 

Que pasa entonces con la agricultura y los fertilizantes verdes?.. la agroecología es una alternativa, que  no solo nos enseña como reducir  nuestra ignorancia, sino que nos muestra la situación socioeconómica de los campesinos  tradicionales del trópico, que han logrado permanecer alejados de sistemas modernos de educación, donde ellos son explotados y privados de todo recurso.

 

 

Al aparecer entonces con esta situación las plagas, sobre los cultivos, al no tener hospederos secundarios y al existir un desajuste en los nutrientes de suelos, se empezaron a usar insecticidas, formados por venenos estomacales (Incluyendo el Verde de Paris), radicales tóxicos como el arsénico o florisilicdatos formulados a modo de sales de metales(especialmente de plomo y de sodio.

 

Un segundo grupo consistió en aceites a base de alquitranes pero con efectos deletéreos sobre la planta .

 

Vino luego una utilización de métodos naturales.

 

Ya en 1762 en las islas Mauricio se tiene conocimiento de la importación de aves depredadoras para el control de la langosta migratoria.

 

En Colombia se tiene conocimiento de que con la invasión de esta misma plaga a principios del siglo pasado; cuando fueron causados grandes estragos y que inclusive se acudió a  realizar una combinación de métodos de control; se utilizó, entre otros, el sonido, como ahuyentador y  fue sólo gracias al desarrollo y aplicación del control biológico a partir de bacterias.:método  puesto en marcha por el Doctor Federico Lleras Acosta, como se ha logrado mantener a raya esta terrible plaga.

 

El Dr. Lleras Acosta importó de Francia del Instituto Pasteur de París, la bacteria Coccobacillus acridiorum, que se reprodujo en cultivos de laboratorio y con ella se realizaron aplicaciones con una efectividad del 100% .La población de langostas migratorias Schistocerca gregaria   posee en forma endémica la bacteria hoy en Colombia, es decir son portadoras sanas de la bacteria y contaminan periódicamente los insectos de la langosta que han llegado de nuevo queriendo invadir  al país.

 

Hoy orgullosamente podemos contar con un control biológico establecido desde 1913. Este se volvió permanente a través de langostas portadoras sanas que adquirieron la bacteria genéticamente la cual se  reproduce en las nuevas generaciones de langostas migratorias colombianas, por esto cuando llegan migraciones,  las langostas invasoras son contaminadas con la bacteria de las langostas existentes en nuestro medio y nunca  se ha vuelto a presentar como plaga en el país.

 

Pero a escala mundial uno de los éxitos mayores fue el caso de Icerya  purchasi,   plaga que por los años 1887 llegó de Australia a California y casi termina con las plantaciones de cítricos. El gobierno de California contrató un entomólogo para que estudiara los posibles enemigos naturales en el lugar de origen; se trajeron por barco los primeros ejemplares de “mariquitas”  Rodolia cardinalis con las cuales se controló la plaga luego de 15 meses.

 

El control biológico se convirtió entonces, en una causa popular de la primera mitad del siglo 20; pero desgraciadamente, pasó a un plano secundario, con la producción de los insecticidas sintéticos, aparentemente más económicos y efectivos. Sobrantes en exceso de la SEGUNDA GUERRA MUNDIAL donde fueron armas de guerra. Empezó la revolución verde y nos olvidamos del control biológico.

 

Los problemas más graves vividos en ese entonces para el control biológico, fueron el desconocimiento sobre poblaciones de insectos  y sus dinámicas; así como de la misma ecología y etología. Los agricultores y campesinos, quienes en un principio creyeron en el control biológico, pronto se pasaron al uso de insecticidas sintéticos. No hubo argumento  suficientemente convincente para seguir con el uso racional del control biológico.

 

Ya en 1762 en las islas Mauricio se tiene conocimiento de la importación de aves depredadoras para el control de la langosta migratoria.

 

En Colombia se tiene conocimiento de que con la invasión de esta misma plaga a principios del siglo pasado; cuando fueron causados grandes estragos y que inclusive se acudió a  realizar una combinación de métodos de control; se utilizó, entre otros, el sonido, como ahuyentador y  fue sólo gracias al desarrollo y aplicación del control biológico a partir de bacterias.:método  puesto en marcha por el Doctor Federico Lleras Acosta, como se ha logrado mantener a raya esta terrible plaga.

 

El Dr. Lleras Acosta importó de Francia del Instituto Pasteur de París, la bacteria Coccobacillus acridiorum, que se reprodujo en cultivos de laboratorio y con ella se realizaron aplicaciones con una efectividad del 100% .La población de langostas migratorias Schistocerca gregaria   posee en forma endémica la bacteria hoy en Colombia, es decir son portadoras sanas de la bacteria y contaminan periódicamente los insectos de la langosta que han llegado de nuevo queriendo invadir  al país.

 

Hoy orgullosamente podemos contar con un control biológico establecido desde 1913. Este se volvió permanente a través de langostas portadoras sanas que adquirieron la bacteria genéticamente la cual se  reproduce en las nuevas generaciones de langostas migratorias colombianas, por esto cuando llegan migraciones,  las langostas invasoras son contaminadas con la bacteria de las langostas existentes en nuestro medio y nunca  se ha vuelto a presentar como plaga en el país.

 

Pero a escala mundial uno de los éxitos mayores fue el caso de Icerya  purchasi,   plaga que por los años 1887 llegó de Australia a California y casi termina con las plantaciones de cítricos. El gobierno de California contrató un entomólogo para que estudiara los posibles enemigos naturales en el lugar de origen; se trajeron por barco los primeros ejemplares de “mariquitas”  Rodolia cardinalis con las cuales se controló la plaga luego de 15 meses.

 

El control biológico se convirtió entonces, en una causa popular de la primera mitad del siglo 20; pero desgraciadamente, pasó a un plano secundario, con la producción de los insecticidas sintéticos, aparentemente más económicos y efectivos. Empezó la revolución verde y nos olvidamos del control biológico.

 

Los problemas más graves vividos en ese entonces para el control biológico, fueron el desconocimiento sobre poblaciones de insectos  y sus dinámicas; así como de la misma ecología y etología. Los agricultores y campesinos, quienes en un principio creyeron en el control biológico, pronto se pasaron al uso de insecticidas sintéticos. No hubo argumento  suficientemente convincente para seguir con el uso racional del control biológico.

 

 

La industria agroquímica desde hace muchos años ha sido llamada a la reconversión: Desde 1990 en el Congreso en California se fijó un plazo de cinco años para terminar con el uso de plaguicidas peligrosos, plazo que no se cumplió y que por el contrario actualmente los productos genéricos sin dosificación controlada y sin pago de aranceles, invaden y compiten con el mercado de las multinacionales. Sin olvidar que la investigación de productos  con ingredientes activos biológicos, son lentas y onerosas para quien no forma parte de la mafia del mercado de los plaguicidas químicos.

 

La existencia de productos obsoletos son incosteables para los países desarrollados que encuentran siempre un mercado fácil de los productos  prohibidos en los países del tercer mundo. En 1974, Brasil recibió los sobrantes del herbicida naranja de la guerra del Vietnam, y al desechar dicho  obsequio,  se le ofreció a Colombia.

 

En 1980 los órganos fosforados prohibidos en EE.UU. se trataron de colocar en Ruanda con el objetivo de ser utilizados en el almacenamiento de granos  para la alimentación. Hoy muchos de los órgano clorados prohibidos en gran parte por países desarrollados, como es el caso del Endosulfan, que un Fallo del Consejo de Estado de  Colombia prohibió en Marzo del año pasado, sigue entrando al país de contrabando y sus grandes existencias son comercializadas en el mercado negro por algunos de los ricos comerciantes cafeteros, habiéndose inflado el precio del litro en once pesos.

 

Herbicidas  prohibidos en muchos otros países fumigan cultivos de cuya producción se hace un uso ilícito. Desde hace ya muchos años los flancos de la Sierra nevada  se encuentran escarpados.

 

Aquí la industria del dinero fácil de la producción de los cultivos de donde se saca la  drogas, compite con la industria química productora de Herbicidas, degradando bosques, paramos y selvas. Aniquilando el medio ambiente y haciendo crecer las fronteras ecológicas degradadas.

 

 

Lilliam Eugenia GÓMEZ ÁLVAREZ

Medellín, Diciembre 6 de 2004

           

 

  


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