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Miércoles, 6 de agosto de 2003 - 17:42 GMT
La "reducción de daños"

Las políticas de reducción de daños representan una de las opciones que han surgido en las últimas décadas para tratar el problema del consumo de drogas.

Silvia Urruchaga
Urruchaga impulsa una campaña por la despenalización de la tenencia para el consumo personal en Argentina.

Sus partidarios reconocen que el consumo de drogas -lícitas e ilícitas- es una realidad ineludible y que se deben poner en practica estrategias para minimizar los efectos perjudiciales sobre los usuarios.

Países como Reino Unido, Suiza, Holanda y Australia han estado a la vanguardia de esta posición alternativa con programas de distribución o cambios de jeringas o programas de sustitución de metadona por heroína, que han ayudado a evitar epidemias de VIH en usuarios de drogas.

Uno de los países latinoamericanos donde se han puesto en marcha estas estrategias es Argentina, que registra en la región el más alto índice (40%) de casos de SIDA por el uso compartido del material de inyección.

En diálogo con BBC Mundo la sicóloga Silvia Inchaurraga, presidenta de la Asociación de Reducción de Daños de Argentina (ARDA), defendió esta visión alternativa al problema del consumo.


¿En qué consiste la reducción de daños?

Es un modelo que justamente pretende dar una alternativa a aquellas personas que no pueden o no quieren dejar de consumir drogas.

En este sentido se presenta como una respuesta en relación con lugares donde ha fracasado la prevención y tiene que ver fundamentalmente con intentar reducir problemas y daños asociados al consumo de drogas.

Esto tanto en el campo de la salud como, por ejemplo, los riesgos de sobredosis, los riesgos en el caso de usos de drogas inyectables, por ejemplo la incidencia del virus del SIDA y de las hepatitis, y también de daños y de problemas sociales como por ejemplo la exclusión, la discriminación o todos los problemas asociados con la criminalización de los usuarios de drogas.

¿A nivel regional como marcha la puesta en practica de las políticas de reducción de daños?

Yo diría que en América Latina hay dos países que han avanzado considerablemente en la última década en materia de reducción de daños.

La estrategia fundamental de reducción de daños es la educación y la información de las personas que consumen drogas y lograr ciertas modificaciones en las leyes cuando se demuestran que pueden ser un obstáculos para abordar problemas de salud.

En primer lugar Brasil que ha tomado la política de reducción de daños como política de Estado. Es incluso uno de los pilares de su abordaje y hay más de 50 programas de reducción de daños que dependen del Ministerio de Salud de Brasil y, en segundo lugar, Argentina a una escala mucho más modesta.

Estas estrategias incluyen distribución de equipos de inyección, alguna experiencia piloto con sustitución para adictos a los opiáceos, el trabajo en cárceles y en el caso de Argentina una intervención novedosa que es la reducción de daños en las fiestas "rave" con información sobre las sustancias de síntesis y el éxtasis.

Después viene Uruguay, que está iniciando ahora algunas experiencias también en la materia con trabajo de calle, básicamente con población muy vulnerable con niños de la calles que consumen distintas sustancias entre ellas pegamento.

¿Cómo han sido recibidas las iniciativas de reducción de daños en Argentina a nivel oficial?

A partir de 2000 es que se da en Argentina una cierta legitimidad a este modelo de reducción de daños, luego de una resolución de la Secretaría Nacional de Drogas que un poco se hace eco de una declaración de las Naciones Unidas que reconoce la importancia de este tipo de programas.

Metadona
La sustitución de la heroína por la metadona es uno de los programas incluidos en las políticas de "reducción de daños".

Incluso el mismo ministerio de Salud de la nación ha avalado y ha apoyado algunos programas, pero es importante remarcar que si bien este tipo de iniciativas han tenido en el último tiempo un cierto respaldo por parte de algunos organismos, esta no es la política oficial que sigue centrada en la guerra contra la drogas, en políticas de abstinencia en el campo de la salud y en políticas represivas en el campo legislativo.

En este sentido un gran obstáculo es que Argentina penaliza la tenencia de drogas, aunque sea en pequeñas cantidades y para el consumo personal, que es otros de los puntos en los que la ARDA está trabajando.

Actualmente estamos desarrollando una campaña nacional por la despenalización de la tenencia para el consumo personal porque estamos convencidos que esta ley, que en este caso la 23.7337, artículo 14. contribuye a generar una mayor vulnerabilidad en los usuarios de drogas al distanciarlos cada vez más del sistema de salud, entre otras cosas.

Un argumento en contra de la despenalización y la legalización del consumo en América Latina es que los países de la región no están preparados para asumir estas políticas de servicios de salud porque no tienen los mismos recursos de países desarrollados como Holanda, por ejemplo, y señalan que ya el abuso del alcohol recarga los sistema de salud ¿Qué responde usted al respecto?

Yo creo que acá el principal problema tiene que ver en como se utilizan los recursos. Si uno hace un estudio de costos uno ve un país como Argentina donde más del 80% de las causas judiciales de drogas son por tenencia para el propio consumo.

Si el objetivo es atacar el narcotráfico también se está fallando porque se está exclusivamente atacando al eslabón más débil de esa cadena que es el consumidor.

Por otra parte lo que vemos es que tampoco es algo que pretenda dar una solución al problema de las drogas porque los datos oficiales también indican que el consumo sigue aumentando.

Yo creo que una de las dificultades que tenemos en América Latina es el alineamiento de los gobiernos a la política de "guerra contra las drogas" que, entre otras cosas, ha sido un obstáculo a la reducción de daños y a todo abordaje alternativo

Creo que en este sentido es un error pensar que una modificación de las políticas legislativas no se puede aplicar a las realidades de América Latina.

Y hay que ver cuales son los problemas. Si nosotros vemos, por ejemplo, la alta incidencia del consumo de cocaína, la droga de preferencia para el consumo inyectable a diferencia de los países desarrollo, nosotros también vemos que hay mayores riesgos justamente porque es una sustancia que se inyecta con mucha más frecuencia, exponiendo a mayores riesgos en relación a la posibilidad del virus del SIDA y las hepatitis.

Tomando en cuenta la influencia de EE.UU. y la lucha frontal contra la producción y el tráfico de drogas ¿cómo pueden avanzar iniciativas como las que usted respalda?

Yo creo que una de las dificultades que tenemos en América Latina es el alineamiento de los gobiernos a la política de "guerra contra las drogas" que, entre otras cosas, ha sido un obstáculo a la reducción de daños y a todo abordaje alternativo.

En este sentido hemos tomado esto como uno de los eslógan en la campaña nacional de despenalización y el mensaje es decirle "no a la guerra contra los usuarios de drogas" porque vemos que esta políticas lamentablemente terminan transformándose en eso en una guerra no sólo a las drogas sino a las que las consumen.

Creo que indudablemente es un largo camino el que queda por recorrer y que en este sentido la política europea en la materia es la que más nos ayuda a poder sostener que existen experiencias que han demostrado su eficacia, que no han aumentado el consumo y que sí se demuestran como más efectivas y más humanas a la hora de intentar responder a los problemas y no agravarlos.



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