Comentario al proyecto de ley Colombiana:    

LA HOJA DE COCA COMO OPCION DE DESARROLLO”  (Proyecto Mama Coca)

 

Leonardo Apaza Ibañez

Investigador – DNAN

Viceministerio de Cultura

 

Introducción.-

 

Muchos autores entre los que destaca Clausewits fueron quienes definieron la guerra como “continuación de la política pero por otros medios”, en tanto que Foucault acuño la frase de que, en realidad, “es la política la continuación de la guerra por otras vías”. En todo caso, conflicto y articulación, imposición y seducción, son componentes inseparables y combinables  en la construcción del orden  estatal que, en el fondo, es lo que esta en litigio tanto en la guerra como en la política. En este sentido, el  movimientos de los sectores cocaleros y el gobierno puede ser visto como la prolongación  de una guerra de confrontación  política.

 

Desde hace quince años se puso en la mesa de discusión, la despenalización de la producción de la hoja de coca en Bolivia como parte de su tradición y derecho cultural que le asiste, no solamente a Bolivia, sino también a otras regiones donde se produce la milenaria hoja. Definitivamente hay que entender que el consumo de la hoja de coca esta internacionalizado en la región andina, no solamente como hoja, si no también como productos que contienen derivados de la hoja, entre las que destaca la coca cola y  medicamentos como jarabes y tabletas que contienen alcaloides.

 

Países involucrados en esta temática (Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, etc.) desarrollan políticas sociales para frenar la embestida del imperio y liquidar la hoja de coca. El planteamiento  de la penalización para las plantaciones “excedentarias” de la hoja de coca en la ley 1008, es considerado desde sus inicios como una medida descabellada, porque: 1) debemos entender  que la doctrina de la guerra contra las drogas, ha sido un tremendo fracaso y lo seguirá siendo no solamente en Bolivia, sino también en los países donde existe producción de la hoja de coca, 2) coca no es cocaína. Desde esta óptica, me parece importantísima la propuesta del “Plan de Vida para el Auca” (Colombia) donde se plantes la opción mas acertada, discutida y polémica a la vez: la industrialización de la hoja de coca. Empero, este hecho, abrirá nuevamente la necesidad de discutir la despenalización de la hoja de coca, como una medida racional, frente  a la matanza de campesinos productores de este recurso, sin respetar las garantías constitucionales y los Derechos Humanos de los países.

 

 

No es posible ya aceptar que los acullicadores de la hoja de coca, sean sutilmente  tipificados por la ley 1008 como fabricantes humanas de la cocaína deshidratada en cantidades mínimas, que es una sustancia controlada  en los listados internacionales de las naciones unidas( conc Art 2)[1] y por la Convención de Viena. Si  esta tipificaron  fuese llevada hasta sus ultimas  consecuencias por la ley 1008, Bolivia tendría que encarcelar a unos 2 millones de habitantes, que es la cifra de acullicadores.

 

Por si mismo, Bolivia no habría elaborado una ley draconiana como la ley 1008, fueron factores externos y con la complicidad de los Estados Unidos los que tienen que ver con la elaboración de esta ley, en respuesta a una creciente población de consumidores del occidente y usuarios habituales de cocaína y que también fueron promocionados en otros países donde existe esta planta. El gasto de estos consumidores  obviamente era astronómico  y por cierto ha beneficiado a varias redes de traficantes pro y anti norteamericano entre ellos, los cartel colombianos, las FARC, los militares peruanos, incluso bolivianos, etc..

 

En nuestro territorio, la aplicación de la ley 1008 es un fracaso, desde su promulgación la tendido a incrementar la venta y consumo interno de cocaína y sulfato base en las ciudades mas importantes del país.

 

Las plantaciones de hoja se erradican constantemente, pero fracasan en su intento de hacer desaparecer la hoja o en otros casos son disfrazados con el ropaje del desarrollo alternativo, desembocando en una “opción cero”  y que monta un aparato de represión militarizada para garantizar el cumplimiento de la erradicación encomendada por el norte.

 

Con la ley antinarcoticos, no solamente se pretende erradicar los cultivos excedentarios, sino también es uno de los vectores que inducen a una reproducción ampliada  de productores de sulfato base y clorhidrato que se hallan ubicados en las selvas, llegando a trasladarse últimamente a las ciudades capitales. Obviamente esto ocasiona un desequilibrio y contaminación en el medio ambiente creando un problema serio para la salud y en esto hay que ponerle mas interés como lo hace el anexo 1 al “proyecto de ley: la hoja de coca como opción de desarrollo” e ir del desarrollo alternativo  a una alternativa de desarrollo.

 

 

Una mirada retrospectiva  al paradigma del desarrollo alternativo nos enseña que se han despilfarrado millones de dólares en un ejercito engañoso que en términos de costo y beneficio es un fracaso. A un reconociendo el estimulo a la producción bananera, la pimienta, la industria láctea, la ganadería, el palmito, estibia, maracuyá y otros,  tratando de reemplazar de la economía de la coca por otro tipo de economía de productos alternativos, no ha tenido el éxito esperado. Es decir, los  millones de dólares  anuales que genera la hoja de coca como producto en su estado natural, no ha sido reemplazado en el circuito del producto interno bruto de Bolivia. En ese sentido, se ha reconocido que la  crisis económica por la cual Bolivia esta transitando hoy en parte se debe  a los efectos  de la represión en el sector de los productores de hoja de coca  y a los aspectos estructurales de una producción  agrícola  que no tiene mayores ventajas  comparativas para el mercado mundial salvo la soya que, hoy por hoy, esta también atravesando una etapa que en un corto plazo será desplazado en el mercado mundial.

 

Este pensamiento se extiende a todos los países productores de la hoja de coca y muchos de ellos estarán de acuerdo con buscar una planificación económica de este producto empezando por la despenalización,  para ello se requiere separar  el régimen de la hoja de coca de la penalización, es decir de la 1008 para convertirla en un instrumento que induzca  a la producción planificada y sea según las demandas del mercado interno y externo. China y Europa son mercados potenciales para el mate de  coca y por que no ofrecer un buen vino de  coca que ya ha sido experimentado  en el antaño por científicos conocidos. Otra posibilidad se presenta para desarrollar productos de uso veterinario, estimulantes y anti diabéticos y pastas dentales. Hay que hacer notar que la estigmatización y la prohibición para el cultivo de la hoja de coca han inducido a que la investigación científica en Bolivia sea desprestigiado y no tomado muy en cuenta, bien podía los 14 alcaloides derivados, desarrollar la industria farmacéutica en Bolivia, pese a que los alemanes y norteamericanos ya tienen una cartera industrial preparada para ser lanzada al mercado mundial, no olvidemos que la coca cola es la empresa mas exitosa del mundo en la industrialización de la hoja de coca, claro está coca de los andes, cuyo principal proveedor es la ENACO del Perú.

 

A la hora de la seriedad en la despenalización reglamentada solo en países andinos donde por tradición existió la coca, también hay que señalar que la producción de la cocaína seguirá su curso legal atendiendo la oferta y demanda del mercado, pero es harina de otro costal, no nos interesa, paralelamente  la despenalización de la cocaína será una cuestión  asociada a los patrones de consumo de estimulantes en las sociedades industrializadas, este también es un problema de los europeos y gringos que  deberán decidir por cuenta propia.

 

La tarea inmediata entonces es liberar  a la mama coca  de la 1008, tarea difícil porque debe entender las Naciones Unidas, que la hoja no es  cocaína, pero por dignidad cultural hay que hacerla.

 

Análisis comparativo con el proyecto de ley: “la hoja de coca como opción de desarrollo”

 

Todos los países involucrados en la producción y comercialización de la hoja de coca, tienen definido una política de la industrialización de la misma, las políticas internacionales de interdicción deben orientarse hacia este sentido, dado que la penalización en la 1008, cumplió su papel sin éxito después de haberse constituido en materia judicial para cazar plantadores de coca.

 

Al anexo 1,.

 

·        El acullicu y consumo de la hoja de coca en su estado natural, tanto su aplicación par fines medicinales y alimenticio y por considerarse como patrón cultural, no deberán ser interpretadas como ilícito, los Estado Nacionales donde existe producción y plantación de este arbusto, cuentan con una considerable población indígena, y son precisamente ellos los interesados en el consumo, dado que el intenso desplazamiento de la fuerza de trabajo, es mitigado por el mambeo y el acullicu. No es posible pensar ni remotamente que los acullicadores sean sutilmente calificados en la 1008 y en otras disposiciones de los países vecinos, como fabricas humanas de cocaína deshidratada, ya que la misma implicaría un atentado contra los derechos subjetivos individuales contempladas en los acuerdos y convenios internacionales.

 

Las medidas que se adopten  o que se han adoptado, necesariamente deberían haber contemplado esta situación, dado que tenemos  -al igual que los otros países- una población significante que tienen arraigado sus costumbres y tradiciones culturales de acullicu, desde luego licitas. El proyecto de ley “la hoja de coca como opción de desarrollo” que viene proyectando el Cauca en Colombia, también reconoce a la coca en su estado natural como licito.

 

·        En cuanto a las medidas adoptadas para delimitar las áreas de producción y cultivo de la coca, Bolivia tiene definida en la 1008 como áreas tradicionales y áreas excedentarios, estas ultimas, han sido motivo de conflicto, dado que las políticas implantadas para sustituir la coca, han fracasado por el reducido mercado nacional e internacional que se le otorga a los  productos del desarrollo alternativo. No se tiene respeto a la vida del hombre que cultiva la hoja de coca, siendo que los convenios y la jurisprudencia internacional tienen destinado  a respetar las ideas de los usos tradicionales.

 

·        Si bien el “estatuto antinarcotico” de 30 de 1986 de Colombia, reconoce el uso tradicional de la hoja de coca, la ley 1008 reconoce parcialmente debido a que las zonas declaradas como tradicionales, están siendo vulneradas por las fuerzas antinarcóticos.

 

·        La idea de la industrialización de la hoja de coca tiene un gran referencia en la resolución No. 001 de junio del 2002 recogida de la asociación de cabildos “Juan Tama” del municipio de Inza, esta misma propuesta no encuentra eco en la legislación boliviana, creo que esta iniciativa debe cobrar vigencia a partir de una disposición colectiva de los países productores de la hoja de coca.

 

AL ANEXO 2.-  

 

·        No solo Colombia, Bolivia también entiende que la convención de Viena de 1988, debería flexibilizar la penalización sobre la hoja de coca, buscando un  verdadero desarrollo con coca y respetando los derechos culturales y la protección al medio ambiente, paralelamente deben desarrollarse políticas alternativas de industrialización y desde luego, respetando el medio ambiente.

 

·        Durante el gobierno de Jaime Paz Zamora, se manejo la premisa de que la “coca no es cocaína” y nos parece que esta propuesta no es tan lejana de la verdad, es absurdo hacer una comparación de la hoja de coca con la cocaína, caso contrario, estaríamos hablando de sus efectos nocivos en miles de persona acullicadores, al margen de que ella sea materia prima para la elaboración del alcaloide, entonces, es necesario hacer esta distinción a fin de respetar el vector cultural enraizado en el núcleo social indígena como símbolo de su propia identidad.

 

·        Tanto en Colombia como en Bolivia, las Constituciones Estatales reconocen lo diverso y plural de estas sociedades y en ese marco deben respetarse: primero la vida de los hombre; segundo, las costumbres y tradiciones de estos pueblos y tercero, la salvaguarda y protección del medio ambiente, tal como lo establece nuestra constitución y encontrar el desarrollo sostenible.

 

Las constantes confiscaciones de droga y fosas de maceración, tanto en el trópico de Cochabamba como en los Yungas de La Paz, no han sido tratadas  adecuadamente, es decir, primero se dicta una norma para proteger el medio ambiente, sin embargo la quema indiscriminada de toneladas de droga, desequilibran la ecología  y el medio ambiente, elevando el impacto de los niveles de contaminación.  

                                                                                                                                    

Leonardo Apaza Ibañez

Investigador – DNAN

Viceministerio de Cultura

 


 


[1] Proyecto de ley por el cual se legaliza la tenencia y el consumo de coca en su estado natural. P.4

 

 


QUE SE PIENSEN LAS INDEMNIZACIONES

CESEN LAS FUMIGACIONES

 


 

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