DEBATE SOBRE LAS CIFRAS DE CULTIVOS DE COCA

−Y ALTERNATIVAS−


 

 

Por: Hugo Cabieses

Lima, 14 de junio del 2001

 

Es muy difícil saber las extensiones cultivadas de coca para la producción de hoja destinada al consumo tradicional y/o a la producción de pasta básica bruta y/o lavada y clorhidrato de cocaína. Nadie puede decir seriamente que las cifras que emite, maneja y/o manipula son exactas o verdaderas. Las cifras son "políticas" como hemos sostenido otras veces.

 

No obstante, hace algunas semanas se publicó las cifras del 2000 para el Perú que emite el Gobierno de Estados Unidos a través del Crime and Narcotics Center (CNC) en el proceso de “certificación”. Estas cifras fueron reconocidas de inmediato por Contradrogas y ratificadas por el Gobierno del Presidente Paniagua. Contra la realidad, nuevamente hemos batido record en la lucha antidrogas y reducido los cultivos de coca de 38,700 has en 1999 a 34,100 has en el 2000 (ver Cuadro 1).

 

Esta aseveración y las cifras publicadas debe ser motivo de preocupación para el nuevo Gobierno, ya que si acepta las cifras dadas para el año 2000, en marzo del 2002 cuando Estados Unidos “certifique” países cooperantes en asuntos de drogas, el incremento presumible de cultivos de coca será achacado al Gobierno de Transición y al de Perú Posible

 

Desde hace varios años pero en particular desde 1996, es la Sección de Asuntos de Narcóticos (NAS, por su sigla en inglés) de la embajada de Estados Unidos en el Perú la que proporciona la información sobre cultivos y producción de coca que emite la CNC y es aceptada por casi todos sin cuestionamiento alguno. Casi nadie discute la metodología para obtener estas cifras, menos aún el Cuerpo de Apoyo al Desarrollo Alternativo (CADA), organismo del CORAH y el Ministerio del Interior, que es financiado por el NAS.

 

No se cuestiona las cifras, porque se supone que es infalible la verificación de extensiones de cultivos con sensores satelitales y corroboración de campo. La información así obtenida es consustanciada con la que se obtiene mediante aerofotografía, método que está utilizando desde 1998 el Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas (PNUFID).

 

Las estimaciones pues combinan tres métodos: a) monitoreo satelital; b) análisis aero-fotográfico multiespectral; y, c) verificación de campo. Pero no lo hacen en todas las cuencas cocaleras, sino en una selección de ellas, especialmente en las que impulsan proyectos de "desarrollo alternativo".

 

El problema pues es que la metodología usada por la CNC-NAS y el CADA mide cada año las mismas zonas, pero no las nuevas que se han integrado a consecuencia del efecto globo (traslado) y mercurio (dispersión) de la coca. Las zonas en las que se hace el monitoreo son: Bajo Huallaga, Huallaga Central, Alto Huallaga, Aguaytía, Pachitea, Apurímac, Cusco y Otros. Inambari-Tambopata y otras zonas no mencionadas se supone que están sumadas en el rubro “otros”.

 

La información así obtenida se publica cada año en las semanas previas al proceso de "certificación" que realiza Estados Unidos con respecto a sus socios cooperantes en la lucha antidrogas. Aunque no es el único indicador para obtener la certificación, sí es el que normalmente se usa con más entusiasmo y/o preocupación, dependiendo de las circunstancias. Varios estudiosos cuestionamos estas cifras y proponemos alternativas.

 

Para ello partimos por sostener que hay que distinguir cuatro conceptos básicos de cultivos: instalados, empurmados, abandonados y en producción. Esta clasificación es la que utiliza desde 1998 el CADA y el PNUFID.

 

·        En producción, son los que durante el año en cuestión han sido consechados, es decir que de ellos se ha obtenido hoja de coca.

·        En abandono son los que fueron cosechados el año anterior o hasta los 3 a 4 últimos años pero ahora no, porque el precio de la coca está muy bajo y no cubre costos de producción o porque han subido los precios de los productos alternativos.

·        Los empurmados son los que han estado abandonados por más de 3 o 4 años, que han sido invadidos por el bosque, es muy difícil su recuperación y menos costoso hacer "tumba y quema" para sembrar nuevos cultivos.

·        Los instalados es la suma de los que están en empurmados, en abandono y en producción.

·        Existe un quinto concepto: cultivos erradicados. Son los que físicamente fueron eliminados por las fuerzas policiales en un año.

 

Un principio elemental es que el incremento de cultivos de coca en producción guarda relación directa con el comportamiento de los precios e inversa con los de los productos alternativos. Lo que ha venido sucediendo desde mediados de 1998 es que los precios de la coca y sus derivados se han recuperando sustancialmente en todos los principales valles, incluyendo aquellos en los que se produce para el uso tradicional. Mientras tanto, se han desplomado los precios de los productos alternativos, lo que a su vez afectó los ingresos por hectárea cosechada de las familias campesinas.

 

La lógica económica nos dice que en 1999 y 2000 se puede verificar un incremento de los cultivos de coca en producción de por lo menos 20 % en cada año, estimaciones verificadas con visitas de campo y entrevistas con técnicos y productores agropecuarios de las zonas. Veamos las cifras.

 

Con las fuentes y la metodología del Cuadro 2, estimamos que en el Perú existían 200 mil has instaladas de cultivos de coca en 1999 desagregadas como sigue: 57 mil has empurmadas; 47,100 has abandonadas; 13,800 has erradicadas durante el año; y, 82,100 has en producción: 27,000 has para consumo legal (tradicional, medicinal, religioso e industrial benéfico) y 55,100 has para la producción de coca y derivados para el tráfico. En el año 2000, las cifras son: 55 mil has empurmadas; 44,700 has abandonadas; 6,200 has erradicadas durante el año; y, 94,100 has en producción: 28,000 has para consumo legal y 66,100 has para la producción de coca y derivados para el tráfico

 

En 1999 y 2000, gracias al continuado incremento de los precios de la hoja de coca y derivados por la reactivación de actividades de "bandas", "firmas" y "mini-carteles" y gracias también a que ENACO S.A. recomendó la limpieza de cocales en  Quillabamba, Yanatile y Sandia y comenzó a comprar coca en Uchiza, Monzón y el Apurímac-Ene con mejores precios, los productores han reactivado una parte de sus cocales abandonados. Un acicate adicional, ha sido el desplome de los precios de los productos alternativos, la falta de mercado y el fracaso del "desarrollo alternativo". Por todo ello, los productores rehabilitaron cocales abandonados como única alternativa contra la crisis que los agobia.

 

¿En cuántas hectáreas se ha reactivado los cocales en producción? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero frente a una disminución virtual neta de 12,300 has que reporta la CNC-NAS para 1999 y 4,600 en el 2000, sostenemos que se habría producido un aumento promedio neto de 20 % para un total de por lo menos 13,700 has en 1999 y 12,000 has en el 2000 en diversas cuencas.

 

Esto sin contar, las más de 12,000 has. adicionales que se habrían rehabilitado en zonas no registradas anteriormente como las cuencas del Putumayo, Alto y Bajo Marañón, el distrito de Ongón, Alto Amazonas y Bajo Ucayali, incluyendo en esta cuenca a los ríos Bajo Urubamba, Callaría y Alto Purús hacia la frontera con Brasil, zonas todas ellas en las que se ha registrado una fuerte actividad del tráfico de drogas en los últimos dos años.

 

Las zonas monitoreadas por la CNC-NAS, el CADA y el PNUFID en las que se habría producido una reducción neta de cultivos en producción serían Uchiza-Tocache y Aucayacu-Tulumayo-Tingo María. La erradicación forzosa realizada por el CORAH y el hongo Fusarium Oxysporum habría dado cuenta de más de 5 mil has en los dos últimos años y es evidente la disminución de las actividades del tráfico de drogas en esas zonas por lo menos desde 1996.

 

En base a visitas de campo y entrevistas se puede sostener que las has de cultivos de coca rehabilitados durante 1999 y 2000 han sido en las siguientes zonas y cantidades: 5,500 en Apurímac-Ene; 500 en Quillabamba; 2,000 en Yanatile; 500 en Inambari; 4,000 en Monzón; 4,000 en Aguaytía; 4,000 en el Alto Huallaga; 2,000 en Pachitea; y, 2,700 en el Huallaga Central. Es decir, no menos de 25,700 has adicionales en los dos últimos años.

 

-oOo-


 

 

Cuadro 1: CÁLCULO DE CULTIVO NETO Y PRODUCCIÓN DE COCA 1998-2000

Conceptos

1998

1999

2000

Cambio %

1. Extensión principio de periodo (has)

68,800

51,000

38,700

 

1.1. Abandono de cultivos (has)

9,975

12,300

1,500

 

1.2. Erradicación de cultivos (has) (1)

7,825

13,800

6,200

 

1.3. Nuevos cultivos (has)

0

1,500

3,100

 

Extensión al final del periodo (has)

51,000

38,700

34,100

- 33.2

Producción de hoja de coca (TM)

95,600

69,200

61,000

- 36.2

Producción potencial de cocaína (TM)

240

175

154

- 35.8

Fuente: Crime and Narcotics Center (CNC) y Narcotics Affairs Section, United States Embassy, Lima. Elaboración: Hugo Cabieses, Agro Data-CEPES, junio del 2001.

 

Cuadro 2: ESTIMACIONES PROPIAS SOBRE CULTIVOS DE COCA 1994 Y 1997-99

Año y Conceptos

1994

1998

1999

2000

%

 

Cultivos instalados (Has.)

299,000

200,000

200,000

200,000

 

(1)

1. Area empurmada

100,000

60,000

57,000

55,000

 

(2)

2. Area abandonada

59,700

59,000

47,100

44,700

 

(3)

3. Area erradicada

0

12,600

13,800

6,200

 

(4)

4. Area en producción

139,300

68,400

82,100

94,100

37.6

(5)

4.1. Para uso tradicional

37,000

25,000

27,000

28,000

11.2

(6)

4.2. Para uso ilícito

102,300

43,400

55,100

66,100

52.3

(7)

Elaboración: Hugo Cabieses, AgroData-CEPES, junio del 2001. Notas, fuentes y metodología: (1) En 1994 son estimaciones de un año antes (Millones, 1993) en base al INRENA y APODESA (1992) e Ibán de Rementería (1993). En 1998-00 las áreas empurmadas fueron absorbidas por el bosque e incluye 30 mil has perdidas en el Alto Huallaga por efecto del hongo Fusarium Oxysporum. (2) Estimaciones propias; área invadida por purma o bosque secundario, difícil y costoso de recuperar para el cultivo: 1994 es la diferencia con el área en producción; 1998, es el área abandonada hasta 1994. (3) Suma de áreas en poda, renovación, descanso o abandono porque los precios no cubren los costos de producción: 1993 son estimaciones de INRENA; 1998-00 son estimaciones propias. (4) Entre 1990-95 no se erradicó cocales instalados sino viveros. En 1998 incluye áreas erradicadas de: 1,259 has (1996), 3,462 has (1997) y 7,825 has (1998), (5) Cultivos cosechados: 1994 es de Millones (1993); 1998 es la estimación del NAS con sensores satelitales, aerofotografía y verificación de campo a la que sumamos cultivos tradicionales estimados por nosotros; 1999-00 son estimaciones propias en base a entrevistas con productores; crecimiento promedio de 20 %, por año: 13,700 has en 1999 y 12,000 en el 2000 desagregado como sigue: Apurímac-Ene (2,500 y 3,000), Quillabamba (250 y 250), Yanatile (1,500 y 500), Inambari (250 y 250), Monzón (3,000 y 1,000). Aguaytía (2,000 y 2000), Alto Huallaga (2,000 y 2000), Pachitea (1,000 y 1,000) y Huallaga Central (700 y 2000). (6) Area de cultivo de coca para uso tradicional (chacchado, medicinal, ritual, etc.), exportación legal (Stephan Chemical de New Jersey para fabricar Coca Cola), industrial benéfico (mate de coca) y medicinal (cocaína para industria farmacéutica): 1994 tomada de Cabieses (1995); 1998-00 son estimaciones propias. (7) La cifra de 1994 se tomó de Millones (1993) y se le restó áreas estimadas de uso tradicional. En 1998 es la cifra oficial de Contradrogas y el NAS. A las 51 mil has reportadas, se disminuyó 7,500 has. del Cusco para uso tradicional, que están sumadas en las 25,000 has que estimamos existen a nivel nacional. La cifra estimada de 1999 y 2000 es en base a un incremento de 20 %..

 

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----- Original Message -----

From: Hugo Cabieses <hcabieses[at]iicacrea.org.pe

To: <jacobsonrs[at]state.gov>; <jacobsonj[at]state.gov>

Cc: Ricardo Vega Llona <rvega[at]contradrogas.gob.pe>

Sent: Wednesday, October 31, 2001 9:10 PM

Subject: Gracias y algunas reflexiones ...


Hola Roberta y Jonathan:

 

Fue un gusto compartir con ustedes estos dos intensos días en el Alto Huallaga. Agradezco sus atenciones, aprendí mucho, estoy gratamente impresionado por la positiva experiencia de AMRESAM y he quedado muy preocupado por el estado de los suelos y la ecología en las zonas cocaleras, particularmente en el Bosque Nacional Von Humbolt y en el valle del Monzón.

 

Pero a la vez estoy preocupado por la situación de los campesinos de las parcelas en donde se está erradicando sin previamente proporcionarles alternativas viables. O de aquellos en las que se piensa erradicar en el futuro, como el Monzón o el Apurímac-Ene, sin que aun tengamos claridad - ustedes y nosotros -, sobre cómo mitigar el problema del TID y los cultivos con fines ilícitos con el más bajo costo social posible.


No se imaginan cómo he sufrido el día de hoy al ver en actividad a los "coreanos" realizando una labor que en mi concepto debería ser consecuencia y quizá complemento de un verdadero desarrollo rural integral sostenible y sustentable. Tuve sentimientos encontrados y varias interrogantes al observar la erradicación manual en la punta de ese cerro con el "cococho" aquel, que tuve en mis manos y con el que erradiqué dos plantas para probar lo absurdo de esta política. Un bosque nacional no debe tener ningún cultivo y por lo tanto debemos erradicar la coca pero, ¿qué hacemos con los productores que dependen de este cultivo y que actualmente participan en la Mesa de Diálogo?.

 

Los recursos humanos y productivos usados para plantar coca son cuantiosos y más cuantiosos todavía los usados para erradicarla por lo que me pregunto ¿no deberíamos usar estos recursos en formas productivas lícitas y métodos más eficaces para evitar que los campesinos se dediquen a esta actividad doblemente ilegal: sembrar coca nueva y hacerlo en bosque nacional?

 

El tema es difícil y polémico, desde hace años estudio, investigo y reflexiono sobre ello, he sido y soy crítico de las políticas que han estado siendo adoptadas y he cuestionado los datos estadísticos que han sido proporcionados por el gobierno anterior con el apoyo de vuestro gobierno.

 

Estas críticas las he realizado públicamente porque tengo derecho a hacerlo y porque soy un convencido sobre la necesidad de actuar y discutir con la mayor transparencia en estos y en todos los asuntos que afectan a los ciudadanos y al Estado. La falta de transparencia y fiscalización por parte de la Sociedad Civil, fue el eje de la corrupción del anterior régimen que, felizmente, ya no existe más en nuestro país por decisión del pueblo peruano.

 

Quiero discutir con ustedes las cifras de disminución de cultivos de hoja de coca y también los impactos ecológicos de la producción de drogas, así como la mejor forma de reducir los cultivos con fines ilícitos.


Quiero exponerles con toda franqueza las críticas que tengo a la estrategia, las políticas, los proyectos y la metodología que han estado siendo impulsados en los últimos años con la colaboración de su gobierno.

 

Con todo respeto al esfuerzo realizado y a las buenas intenciones que han tenido al apoyarnos, creo que estos programas y proyectos han sido ineficaces y no han mitigado el problema, menos aún solucionado, sino que lo han agravado. En ello, hemos sido y somos corresponsables. Con mis análisis y propuestas quiero contribuir a potenciar lo bueno que se ha hecho, a corregir los errores que se hayan cometido y, por supuesto, a desechar lo malo.


Gracias a que estoy trabajando con Ricardo Vega Llona, he iniciado esta relación con ustedes y deseo continuarla por el bien de los peruanos y peruanas, de las norteamericanas y norteamericanos, que queremos un país y un mundo democrático, próspero, honrado y transparente.

 

Un buen punto de partida para platicar es el que se refiere al efecto ecológico del uso de químicos en la selva alta para la producción de coca y otras plantas, conversar sobre los análisis de suelos para detectar el uso de químicos contra plantíos de coca y compartir información sobre los antecedentes del Fusarium Oxysporum que al parecer no fue diseminado sino que mutó a consecuencia de malas prácticas agronómicas en zona tropical húmeda. El escrito de Jonathan sobre "Uso de herbicidas en los campos de cultivo de coca en el Perú", lo he compartido con Héctor Velásquez, quien es coordinador nacional técnico de la Red Andina de Acción en Alternativas al uso de Agroquímicos (RAAA). Su respuesta ha sido interesante y la comparto con ustedes. Les da la razón en parte.

 

Otro tema para conversar es el de las extensiones de cultivos de coca y por ello les anexo un documento que escribí a principios del presente año para la revista "Debate Agrario" del CEPES (aún no ha sido publicado). Dicho sea de paso, si la información que proporcionó el CADA hoy día sobre los cultivos existentes en Monzón fuera cierta (15,000 has), ello abonaría mi hipótesis: las cifras globales proporcionada en 1998, 1999 y 2000 no son coherentes con el alza significativa de precios de coca. Si a ello sumamos el incremento en el VRAE - ¿a 18,000 o 20,000 has? - las cifras reales son más cercanas a las que he estimado con lógica agro-económica y sin sensores satelitales, aerofotografía o GPS.


Asimismo, les anexo otro documento reciente en el que, a solicitud de la Federación de campesinos de Quillabamba, resumo mi posición personal sobre la hoja de coca. Finalmente, les anexo las exposiciones que hicieran Ricardo Vega Llona y el Ministro de Agricultura Alvaro Quijandría en la mesa de Diálogo que se reinstaló el 5 de octubre. Ambos son documentos de base para discutir con la Sociedad Civil, el Gobierno y la Cooperación Internacional una nueva Política de Estado sobre el asunto de drogas y el desarrollo alternativo.

 

Ricardo está llevando a Washington otro documento de sólo dos páginas que es el que expondrá ante las autoridades de vuestro gobierno, pero no lo tengo a la mano.

 

Un gran abrazo y gracias nuevamente,


Hugo Cabieses



----- Original Message -----

From: <agroeco2[at]terra.com.pe>

To: <hcabieses[at]iicacrea.org.pe>

Sent: Tuesday, October 30, 2001 7:10 AM

Subject: Informacion RAAA

 

Estimado Hugo

 

Coincido con los términos del documento que me hiciste llegar, el uso de herbicidas es creciente en nuestro país, principalmente en la selva. Los impactos en el ambiente incluido el suelo y la salud humana son ciertos. Sin embargo resulta muy difícil señalar que este uso este siendo promovido por los diferentes programas del gobierno. Casualmente Luis es consultor de un programa relacionado a la reducción del uso de plaguicidas y las alternativas agro ecológicas mas viables en este ámbito. Te envío información que podría ayudarte a entender esto que parece chino.

 

Cordial Saludo


Hector Velasquez

Coordinador Nacional Técnico RAAA

 

 

----- Original Message -----

From: Hugo Cabieses <hcabieses[at]iicacrea.org.pe>

To: Maria Teresa Hart <mhart[at]rree.gob.pe>

Sent: Thursday, November 01, 2001 1:54 PM

Subject: RV: Gracias y algunas reflexiones ...


Hola Maria Teresa:

 

Fue un gran gusto conversar, coincidir y discrepar contigo durante la agitada y agotadora visita al Alto Huallga. Supongo que, como todos, estarás impactada por esta experiencia. Creo que hemos aprendido más sobre la complejidad del problema que nos preocupa.

 

Por ser de tu interés te anexo la carta que le he enviado a Roberta y Jonathan Jacobson con algunas apreciaciones sobre la intensa visita y otros comentarios sobre temas que creo de interés. Asimismo, te anexo los mismos documentos que le he enviado a ellos.

 

La razón fundamental para esta comunicación con la Embajada de EEUU es que con fecha 26 de octubre Reuters envió un despacho de Jude Webber desde el VRAE titulado "Coca cultivation is growing in Perú". El artículo fue reproducido en algunas revistas norteamericanas y, en su parte medular, hay unas declaraciones mías en las que cuestiono la información dada oficialmente sobre extensión de cultivos de coca.

 

El despacho fue entregado por Roberta a Ricardo Vega Llona preocupada por mis declaraciones realizadas a la corresponsal de Reuters el 9 de setiembre, tres semanas antes que comenzara a trabajar con Ricardo. Pero más allá de esta formalidad, me ratifico en esta apreciación y creo que sería un error que el Gobierno peruano, Contradrogas y la Cancillería sigan sosteniendo que éstas cifras sobre extensión de cultivos son ciertas.


Cordialmente,

 

Hugo Cabieses

 

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BASES PARA UNA NUEVA POLITICA SOBRE LA HOJA DE COCA

 

Hugo Cabieses Cubas

Lima, Octubre 2001


A solicitud de la Federación Provincial de Campesinos de La Convención, Lares y Yanatile (FEPCACYL), expongo mi posición personal sobre la problemática de la hoja de coca, en tanto que estudioso del tema y solidario con las luchas del movimiento campesino y la población de las cuencas hidrográficas en las que se produce esta planta sagrada y maravillosa. Esta posición no compromete a la institución en la que trabajo – el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) -, al Consejero Presidencial de Alto Nivel para la Política de Drogas y tampoco a las asociaciones de productores, Federaciones y la Coordinadora Nacional de Productores Agropecuarios (CONAPA-Perú) de las cuencas cocaleras a las que he asesorado desde hace años.

 

1.        Para impulsar una política de drogas que sea justa y eficaz, considero que en relación con la hoja de coca se debe distinguir sus caracteres, sus dicotomías y sus dimensiones. Pero a la vez, para impulsar programas de desarrollo rural integral sustentables y sostenibles tipo DRIS que estén asociados a esta problemática, debemos desarrollar y distinguir una tipología adecuada para las cuencas hidrográficas en las que se produce coca y sus entornos.

 

2.       Pero antes de ello, creo necesario ratificar sin cortapisas, tal como lo he hecho desde hace varios años a nivel nacional e internacional en diversos escritos, declaraciones de prensa y entrevistas que:

 

a)      el movimiento campesino y de productores agropecuarios de las cuencas cocaleras, al que he tenido el honor de asesorar por solicitud de sus dirigentes, es enemigo del tráfico ilícito de drogas, del abuso en el consumo de drogas y de los delitos conexos asociados como son la violencia subversiva y el terrorismo;

 

b)      nunca he sostenido que es necesario incrementar las extensiones actuales de cultivos de coca en el Perú, por encima de las necesidades del consumo tradicional y su posible industrialización benéfica;

 

c)      considero que la coca no debe ser el principal cultivo de la unidad familiar campesina, estoy en contra de cualquier de monoproducción en zonas de selva alta debido a su fragilidad ecológica, poca aptitud para la agricultura de exportación y, más bien, recomiendo y promuevo la diversificación de actividades económicas y el uso de diversos pisos ecológicos;

 

d)      con esta misma convicción, abogo porque la hoja de coca sea excluida de la Lista I de estupefacientes de las Naciones Unidas en la que fue ubicada injustamente por prejuicios étnicos, psiquiátricos y anticampesinos, razón por la que varios hemos propuesto la revisión del fallo anticientífico que dieran los “expertos” en 1953, razón por la que desde 1961 ésta planta-símbolo de la cultura andino-amazónica está presa y satanizada a nivel internacional;

 

e)      asimismo, estoy en contra de la erradicación forzosa de cultivos de coca en todo el territorio nacional, bien sea manual, química o biológica, salvo aquellos cultivos que se encuentren cercanos a pozas de maceración y/o en parques nacionales;

 

f)      abogo por una disminución gradual, manual y concertada con los agricultores de los cultivos excedentes de coca con relación al consumo tradicional y su posible industrialización benéfica, particularmente con aquellos cultivos que están ilegalmente ubicados en parques nacionales, con cuyos agricultores se debe impulsar actividades agroforestales;

 

g)      dado que la legislación nacional sobre drogas que data de 1978, permite la erradicación forzosa de cultivos y, los convenios firmados entre el Perú y Estados Unidos desde 1995, obligan a cumplir metas sobre este tema, el Ministerio del Interior a través de la Oficina Ejecutiva de Control de Drogas (OFECOD) y el programa especial Control y Reducción de Coca en el Alto Huallaga (CORAH), está erradicando en el parque Von Humbolt y otras zonas focalizadas en cumplimiento de las leyes – aunque sin concertar con los agricultores como estas mismas leyes exigen -, sostengo la necesidad y conveniencia para el país que la legislación y los convenios internacionales deban ser revisados adecuándolos a la nueva situación que se vive en el país;

 

h)      por otro lado, no estoy de acuerdo con promulgar leyes que declaren “zonas reservadas” o “exclusivas” para la producción de coca, como La Convención, Sandia y/o Monzón, ya que sería una mala señal para dedicarse a la monoproducción de coca, además de que esta propuesta promueve salidas no solidarias con los productores de zonas que han estado más ligadas al tráfico de drogas; y,

 

i)        por esto último sostengo que en la actual coyuntura los representantes de los productores agropecuarios y de coca, así como los alcaldes de La Convención y Sandia, deberían participar activamente en la Mesa de Diálogo con el Gobierno creada por DS 009-SA del 24 de marzo del 2001 y que fue reinstalada en Lima el 5 de octubre del 2001 ya que se trata de la instancia máxima de discusión y propuestas para una nueva política de drogas, coca y desarrollo rural integral sostenible y sustentable.

 

 

3.       En mi concepto, los debates sobre la hoja de coca debemos ubicarlos en las discusiones globales sobre la política de drogas que confronta posiciones duras, suaves y pragmáticas con respecto a la producción, el tráfico y el consumo con fines ilícitos. Debemos participar en esta discusión con argumentos respecto a la ineficacia e injusticia de las políticas de “guerra a las drogas” y de los enfoques que reducen las drogas a un “problema de seguridad nacional”. Las salidas a esta compleja problemática están por el lado de políticas de reducción del daño, de enfoques socio-económicos, médico-sanitarios y culturales y de estrategias de seguridad humana. Estas políticas han demostrado ser más eficaces que las de carácter policial-militar y penalizadoras que son las que desde hace años se aplican sin éxito.

 

4.       A nivel nacional el Perú debe impulsar una Política de Estado sobre las drogas lo que implica que sea discutida, acordada y asumida por los diversos sectores de la Sociedad Civil organizada – ciudadanos, obreros, agricultores, campesinos, empresarios, amas de casa, políticos, profesionales, funcionarios, científicos, comunicadores, etc. – para luego ser propuesta a la comunidad internacional que debe asumir su responsabilidad en la problemática, por ser los principales demandantes de las drogas que nuestro país produce.

 

5.       La comunidad internacional no nos debe decir qué hacer frente a una problemática tan compleja, como lamentablemente ha sucedido hasta ahora. Ello implica revisar lo que se ha actuado sobre el tema ya que los “éxitos” hasta ahora han sido más bien virtuales y engañosos, debido a que la estrategia fue diseñada por la mafia fujimontesinista con el acompañamiento de los sectores duros de la administración norteamericana y la ejecución de los programas, planes y proyectos no tuvo la fiscalización adecuada. Debemos mirar al futuro, pero sin borrón y cuenta nueva ya que no podemos darnos el lujo de repetir los errores y horrores del pasado.

 

6.       En esta nueva política sobre drogas y el marco jurídico necesario que le de sustento, se debe considerar que la planta de la coca tiene tres caracteres:

 

a)      se trata de un bien cultural de consumo integrante de la biodiversidad andino-amazónica y, por ello, en las zonas cocaleras y las regiones alto-andinas los productores mismos la consumen en estado natural para sus labores agrícolas;

 

b)      es una fuente de sobrevivencia para tiempos difíciles, “caja chica” del agricultor campesino, lo ha sido desde tiempos inmemoriales y, en combinación con otros cultivos, es parte importante de su canasta de productos y por lo tanto del ingreso familiar; y,

 

c)      lamentablemente la hoja de coca también es materia prima para producir drogas derivados como la pasta básica y el clorhidrato de cocaína, que no son parte de la cultura y buenas costumbres andino-amazónicas sino una demanda externa.

 

7.       En sus luchas y propuestas los productores cocaleros buscan afirmar los dos primeros caracteres de la hoja de coca y desean que el tercero no exista. En mi concepto, la gran mayoría de estos productores no son ni quieren ser traficantes de drogas, aunque son conscientes que una buena parte de su producción de coca alimenta la industria y el comercio de la cocaína.

 

8.       Por otro lado, debe asumirse la complejidad del tema de la coca en base a sus tres dicotomías:

 

a)      la hoja de coca es integral y diferenciada de sus componentes con fines ilícitos como son la pasta básica y/o clorhidrato de cocaína;

 

b)      el cultivador y comercializador de coca es diferente que el traficante con fines ilícitos; y,

 

c)      el consumidor de coca debe ser respetado y su consumo alentado ya que no se trata de un droga dependiente.

 

9.       Para formular una política adecuada sobre ^la coca, se debe considerar sus tres dimensiones: la producción, los productores y los consumidores.

 

a)      en la primera dimensión, se trata de un producto agrícola, la hoja de coca en sus diferentes variedades, que constituye un recurso natural que es necesario defender, revalorizar y aprovechar; esta planta es integral, tiene varias decenas de componentes beneficiosos - minerales, vitaminas y alcaloides - y, en más de 6,000 años de producción y consumo, a los andino-amazónicos no se les ocurrió aislar ninguno de ellos; el aislamiento de la cocaína fue realizado por la cultura occidental en 1860, en concreto, por el médico austriaco/alemán Albert Niemann;

 

b)      en la segunda dimensión, se trata de miles de productores campesinos que cultivan coca porque lo han hecho desde siempre como un cultivo más en el caso de los cultivadores tradicionales; estos son aproximadamente 40 mil, ubicados en los valles de La Convención, Sandia, Monzón, La Libertad y en partes reducidas de los valles del Apurímac/Ene, Ucayali, Marañón y Huallaga; también se trata de productores campesinos recientes que cultivan y producen coca como consecuencia de la crisis agrícola y las políticas macro económicas que no les proporcionan alternativas de sobrevivencia viables como es el caso de más de 100 mil cultivadores en los cuatro últimos valles mencionados; y,

 

c)      en la tercera dimensión, por lo menos 1.7 millones de campesinos, indígenas, trabajadores agrícolas, pastores, mineros, pescadores y obreros de la construcción civil, del campo y la ciudad, consumen hoja de coca de manera regular y existe un mercado en expansión de consumidores de infusiones de hoja de coca en bolsitas filtrantes, principalmente en las ciudades; no se conoce con certeza las dimensiones y dinámica de estos mercados, lo que hace indispensable realizar una Encuesta Nacional que nos dé luces sobre ello.

 

10.    Al proponer estrategias de desarrollo rural integral sostenibles y sustentables tipo DRIS, debemos considerar por lo menos tres zonas en las que se produce coca en el Perú: tradicional, antigua y reciente. Es necesario diferenciar cuencas cocaleras para impulsar políticas de desarrollo rural que contribuyan además de y no en vez de, a combatir el fenómeno de la producción de drogas con fines ilícitos. No se puede aplicar una "plantilla" de "desarrollo alternativo" o de proyectos:

 

a)      zona tradicional: cuencas de Yanatile-Quillabamba, Inambari-Tambopata y Moche-Chicama, en las que el cultivo de coca es ancestral y su producción es para "chacchar" (masticar) y para usos medicinales y rituales; en estas zonas los colonos están asentados y tienen más de 50 años viviendo en ellas; la organización de base es relativamente fuerte y antigua; aquí las comunidades nativas son escasas y se trata de zonas que van de los 800 a 2000 m.s.n.m.; en ellas debe aplicarse políticas de desarrollo rural integral sostenible y sustentable en el que exista respeto al cultivo de coca como parte de una canasta diversa de productos y actividades económicas;

 

b)      zona Antigua: cuencas de Apurímac-Ene, Monzón, Uchiza y Tingo María, en las que el cultivo de coca es antiguo y la producción se destina para usos tradicionales pero también al tráfico ilícito de drogas; en estas zonas los colonos tienen menos de 50 años de asentamiento, las organizaciones de base fueron fuertes e importantes pero han sido debilitadas por la presencia del terrorismo y el tráfico ilícito de drogas, existe una débil presencia de comunidades nativas y son zonas de altitud mayor de 600 m.s.n.m.; en estas zonas debe aplicarse con mayor rigor el llamado "desarrollo alternativo" como la manera más eficiente y pacífica de sustituir la economía de la monoproducción de coca por una economía diversificada; y,

 

c)      zona reciente: cuencas de los ríos Huallaga Central y Bajo, Alto Marañón, Aguaytía, Pichis, Palcazú, Pachitea y Tambo, en las que la producción de coca es básicamente para el tráfico de drogas, su cultivo es relativamente reciente y en zonas de reserva forestal, los colonos tienen menos de 20 años de asentamiento, las organizaciones de base son débiles o inexistentes, existe una presencia importante de comunidades nativas pero su organización es débil y son zonas ubicadas en alturas menores de 600 m.s.n.m.; aquí también debe aplicarse el llamado "desarrollo alternativo", particularmente en agroforestería, más proyectos puntuales de subsistencia en zonas alejadas para comunidades nativas y proyectos rentables de cultivos permanentes en zonas articuladas a los mercados.

 

11.     Sugiero tres recomendaciones sobre el compromiso que la Confederación Campesina del Perú (CCP), la Federación Departamental de Campesinos del Cusco (FDCC) y la FEPCACYL firmaron con el Presidente Toledo durante la campaña electoral con respecto a esta problemática:

 

a)      discutir las propuestas de Ley de Coca en el marco de la Mesa de Diálogo entre el Gobierno y los representantes de las cuencas en las que se produce coca;

 

b)      realizar la comercialización de la coca legal a través de convenios de “siembra por contrato” con empresas privadas, la ENACO S.A. y las asociaciones y/o federaciones de productores en base a convenios de compromiso de compra-venta entre los municipios de las cuencas productoras y aquellos municipios que están ubicados en zonas altas mayormente consumidores de coca; y,

 

c)      adecuarse a las propuestas que está realizando el Directorio de la ENACO S.A. para reempadronar a los cultivadores de coca, realizar estudios de mercado sobre consumo tradicional, desarrollar estrategias productivas que protejan este recurso natural y alienten la reforestación de zonas degradadas para el fortalecimiento de biodiversidad andino-amazónica.

 

12.    Finalmente, con respecto al Memorial presentado al Presidente Toledo por diversas fuerzas sociales y gremiales de la provincia solicitando el retiro de la oficina desconcentrada de Contradrogas del ámbito de la provincia de La Convención, señalo lo siguiente:

 

a)      desde 1997 opiné en contra de la instalación de Contradrogas en aquellas cuencas de zona tradicional (Yanatile-Quillabamba e Inambari-Tambopata);

 

b)      consideré innecesaria e inconveniente su instalación dado que el íntegro de la producción de coca en esas cuencas es para el consumo tradicional que es legal y permitido en el Perú;

 

c)      consideraba que la instalación no sería bienvenida en Quillabamba-Yanatile por la mala experiencia del proyecto de las Naciones Unidas (CODEVA) que le hizo paralelismo a la Federación y contribuyó poco al desarrollo de la zona;

 

d)      mi recomendación fue que los fondos de la cooperación internacional para desarrollo rural podían ser canalizados a través de los proyectos especiales del INADE (Sierra Centro Sur en Quillabamba-Yanatile y Lago Titicaca en Puno) y/o el Ministerio de Agricultura; y,

 

e)      dado que se está revisando la estrategia sobre drogas, coca y desarrollo alternativo, así como tratando de construir una nueva institucionalidad en reemplazo de Contradrogas, sugiero que la FEPCACYL y los Municipios participen en esta discusión a través de la Mesa de Diálogo y propongan una instancia ejecutora estatal y/o privada que ejecute los fondos públicos destinados para estos efectos.

 


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