PALABRAS DE APERTURA DEL FORO “POLITICA NACIONAL DE DROGAS”.


 

Organizado por: Pedro José Arenas García Representante a la Cámara

Salón Elíptico, Capitolio Nacional

Septiembre 18 de 2003

 

 

El conocido Filósofo Español FERNANDO SAVATER dice que “LAS DROGAS SON UN PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD”, “que no es posible un mundo sin drogas, porque no ha existido ni existirá una sociedad sin drogas”. El Sociólogo mexicano JUAN PABLO GARCIA VALLEJO en mayo pasado se dio a la tarea de hacer un recuento histórico sobre la presencia de diferentes plantas y sustancias en las diversas civilizaciones pasando por la hindú, egipcia, la china, la griega y las mesoamericanas, desde sus usos religiosos, tradicionales, medicinales hasta el consumo estético de intelectuales europeos y sicodélico moderno.

 

En la región andina durante siglos la hoja de coca fue utilizada como alimento. Por ejemplo el mambuco que sirve para recuperar energías es práctica común todavía entre los indígenas andino-amazónicos. Hoy se sabe según ANTONIO MONTAÑA que la hoja de coca es rica en vitamina A y C que tiene calcio, hierro, fibras y proteínas. También se conoce que contiene más de un alcaloide pero solo uno de ellos se ha convertido en nuestra desgracia: La Cocaína.

 

Los campesinos colombianos producen hoy la hoja y mediante una sencilla quimiquiada extraen la parte base de la cocaína, que es cristalizada en “laboratorios” más tecnificados que los cambullones y se incorpora luego a la cadena del tráfico mundial de narcóticos.

 

En Extensas zonas del país se cultiva la coca, la amapola y la marihuana todas ellas de origen natural que sirven al mercado mundial que sigue demandando sustancias sicoactivas. Tanta es la demanda que está creciendo en producción y tráfico de drogas sintéticas o “drogas duras” producidas con químicos ya listos y en laboratorios fáciles de esconder en las grandes urbes. Según ANTONIO MARIA COSTA director de la Oficina de Naciones Unidas contra las drogas, por ejemplo el éxtasis amplia su mercado y continúa extendiéndose en términos geográficos representando el más grave riesgo para la salud “pues taladra huecos en el cerebro y causa síntomas tipo ALZHEIMER”.

 

Este conversatorio surge precisamente de nuestra preocupación por las convenciones de Viena de la ONU, las de 1961, 1971 y 1988, y por su ratificación reciente de parte de la Comisión de Estupefacientes de Naciones Unidas.

 

En febrero pasado tuvimos la visita del Eurodiputado Marco Cappato que lidera el grupo de parlamentarios antiprohibicionistas. Este grupo del cual hacemos parte junto con más de 300 legisladores de diferentes países parte de una lógica ya popular:

 

1.       El sobre valor de las drogas es el de su ilegalidad.

2.       Las leyes prohibicionistas han producido crímenes en lugar de combatirlos.

3.       Las drogas son malas pero la guerra a las drogas es peor.

4.       No es posible como dice la ONU tener un mundo libre de drogas en el 2008.

 

Permítanme recordar que antes de esta reunión, aquí en el parlamento colombiano se han realizado esfuerzos por animar una discusión pública alrededor de la política de drogas en nuestro país. En 1974 por ejemplo, el Representante del Caquetá Luis Fernando Almario convocó un debate titulado “glifosato, un debate que apenas comienza”, los meses siguientes en los que más de 200 mil campesinos efectuaron las marchas cocaleras le dieron la razón; la respuesta estatal de las fumigaciones aéreas ante la expansión de los cultivos de uso ilícito traslada los cultivos a nuevas áreas generando un problema ambiental mayor al tiempo que no reconoce las causas sociales que se esconden detrás de la problemática de las zonas de colonización.

 

Entre 1995 y 1996 el entonces Senador Carlos Alonso Lucio a propósito de la desertificación que los EE.UU. hicieron a Colombia, demostró en varios debates que tras la cruzada antidroga que se registra en nuestra patria hay intereses distintos a la simple erradicación de los cultivos. En uno de ellos señaló que el problema del narcotráfico ha servido de pretexto para que el aliado del Norte intervenga cada vez más en nuestros asuntos internos, y en otro debate dejó en claro que de la hoja de coca se derivan decenas de productos benéficos para la humanidad.

 

En la legislatura pasado los Senadores Rafael Orduz y Juan Manuel Ospina lideraron una serie de eventos en los que cuestionaron las fumigaciones, protestaron contra el eventual uso del hongo fusarium y reflexionaron profundamente sobre el desarrollo alternativo.

 

Sin duda, a todas las instituciones del Estado estas reuniones les son útiles. El estado se ha alimentado de estas reflexiones y ha pretendido evaluarse y corregir programas, a veces lo hace con éxito, pero otras nó.

 

En este tipo de eventos en los últimos años se termina tratando exclusivamente el problema del crecimiento de los cultivos y la respuesta estatal de las fumigaciones. Para evitar esa concentración comenzaremos por abordar los vectores del derecho que atraviesan el asunto, comenzando por las implicaciones jurídicas y sociales derivadas de la sentencia del honorable Corte Constitucional en relación al uso de la dosis personal.

 

Adicionalmente, nos corresponde advertir que en ésta como en otras materias, no hay política de Estado sino de gobierno, lo que hace que cada Presidente cambie programas e instituciones, evidenciando así la falta de sostenibilidad en el tiempo. Un ejemplo de esta realidad es la eliminación del programa Rumbos que se encargaba de estrategias preventivas del uso de drogas. Este gobierno trasladó esa función a la D.N.E. entidad que consideramos no está hoy en capacidad de acometer estas tareas. Al contrario del vaivén institucional, proponemos avanzar en la creación de un sistema Nacional de Prevención Integral del uso y abuso de drogas.

 

Finalmente, para mí el problema ya no es que fumiguen o no fumiguen, aunque eso es bastante problemático de por sí, a tal punto que ningún otro país del hemisferio lo hace.  Lo realmente interesante hoy es la relación de las drogas con el reparto de las tierras, con la falta de mercado interno, con la crisis de la agricultura legal, con la caída de la economía del café, con que la población que es también erradicada de aquellas zonas no se articula a la demanda laboral urbana, con la contradicción que existe entre la política macroeconómica y la política sectorial de las áreas productivas, con la judicialización y encarcelamiento de raspachines, adictos, pequeños productores, entre otros asuntos.

 

El Periodista Guillermo Ibarra explica uno de los obstáculos que enfrenta la legalización de las drogas: “Aunque es urgente empezar a pensar desde otra perspectiva sobre la droga, existe una grave dificultad: hay una estigmatización sobre el debate de la despenalización o, si se prefiere, de la nueva reglamentación. El miedo al desprestigio público y a la mala interpretación ha funcionado como frenos a una discusión fundamental y seria. Por eso, sólo personajes cuyo prestigio personal está fuera de toda sospecha se pronuncian por la despenalización o cuestionan la política antidrogas”.

 

Nuevamente muchas gracias por su asistencia y bienvenidos.

 

Pedro José Arenas García

Representante a la Cámara por el Guaviare

República de Colombia

 

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