MOSQUITOS FRENTE A
DINOSAURIOS:
ESTRATEGIAS
PARA EL CAMBIO EN LA ESPAÑA DE LA MARCHA ATRÁS
Martín Barriuso
La ola de conservadurismo político y
alineamiento con los Estados Unidos en que se halla inmersa España alcanza
desde hace mucho a las políticas de drogas. El Plan Nacional sobre Drogas se
reafirma en su adhesión a los principios recogidos en las Convenciones de la
ONU, haciendo suyo el objetivo de un mundo sin drogas y apoyando las
estrategias más represivas.
En la práctica, sin embargo, el
gobierno tiene dificultades para mantener la línea dura. En los últimos años,
en España se han venido produciendo acontecimientos que concuerdan mal con lo
que normalmente se espera de un país cuyos dirigentes abrazan con tal
convicción la idea de la tolerancia cero con las drogas ilícitas. Por un lado,
se está dando una fuerte implantación de la reducción de riesgos y daños, con
programas de dispensación de metadona y, en breve
plazo, de heroína, intercambio de jeringuillas, salas de consumo higiénico,
análisis de sustancias, etc. Por otro, se ha dado una progresiva normalización
social y cultural de las drogas ilícitas, especialmente el cannabis,
y un creciente debate sobre la legalización, algo en lo que ha tenido gran
importancia la aparición de decenas de asociaciones cannábicas
y antiprohibicionistas, varias publicaciones especializadas de gran tirada y
cientos de tiendas dedicadas al comercio de productos legales relacionados con
las drogas.
Sin embargo, lo más llamativo de estos cambios es que se han producido en una época de marcha atrás, una década en la que el gobierno pasó de socialista a conservador y luego a ultraconservador. Los pocos cambios legislativos que hubo fueron para profundizar la línea dura, y, sin embargo, es evidente que la situación mejoró sustancialmente. El caso español es una muestra de cómo la descentralización administrativa (con gobiernos regionales muy activos en la defensa de la normalización de todas las drogas), la cultura de masas, las nuevas formas de activismo, Internet y las modas pueden pesar más que la voluntad de las instituciones políticas. Eso y una estrategia difusa pero imaginativa, reflejada en la metáfora de los mosquitos atacando al dinosaurio, que ha utilizado formas peculiares de desobediencia y campañas imaginativas para ir abriendo pequeñas fisuras en el muro prohibicionista, una estrategia de la que el movimiento por nuevas políticas de drogas puede sacar lecciones útiles para el futuro.