FORO SOCIAL MUNDIAL TEMÁTICO
DEMOCRACIA, DERECHOS HUMANOS, GUERRAS Y NARCOTRÁFICO

 

RELATORÍA MESA DE CONTROVERSIA:
DROGAS: DESPENALIZACIÓN, LEGALIZACIÓN, CORRESPONSABILIDAD O PROHIBICIONISMO


 

 

Martin Jelsma

Holanda. Co-coordinador Programa Drogas y Democracia, Transnational Institute

Políticas globales, tendencias y estrategias

Peter Cohen

Holanda. Director del primer Programa de Investigación sobre Drogas en Ámsterdam; desde 1996 Director de Centre for Drug Research.

No hay un libro de recetas para la reducción de daños.

Sharda Sekaran

Estados Unidos. Drug Policy Alliance.

Crimen y castigo

Rodrigo Uprimny

Colombia

Más allá de la Prohibición

Marco Perduca

Italia.  Liga Internacional Antiprohibicionista, Las Convenciones de las Naciones Unidas y las reformas

Moderador

 

 

Marco Perduca presentó a los conferencistas y orientó la discusión, hizo síntesis de las exposiciones y enfatizó en la necesidad de abordar el análisis de las Convenciones de Naciones Unidas sobre drogas, en la perspectiva de su enmienda o abrogación.

Martin Jelsma mostró que no se han cumplido ninguno de los objetivos establecidos desde 1998 por la ONU: “eliminar o reducir considerablemente el cultivo ilícito del arbusto de coca, la planta de cannabis y la adormidera para el año 2008”. Señaló cuatro puntos prioritarios que en la ONU se deberían abordar: incorporar el concepto de la reducción del daño al debate sobre drogas, abrir espacio para que la tendencia de la despenalización del Cannabis pueda avanzar, otorgar un mayor margen de maniobra en el ámbito de la oferta y plantear iniciativas para revisar las convenciones sobre control de drogas de la ONU”. Planteó la urgencia de construir alianzas políticas. Indicó que es necesario redefinir lo que se conoce como 'responsabilidad compartida' y 'enfoque equilibrado', pues deben crear alianzas fundamentadas en la solidaridad con las víctimas que se encuentran a ambos extremos de esta guerra contra las drogas, ya sean del Norte o del Sur, consumidores o productores. Destacó la necesidad de una evaluación independiente del actual sistema mundial de control de drogas y poner en la mesa recomendaciones para una política de drogas más eficaz, más justa y más humana.

Peter Cohen planteó un novedoso concepto cual es “impedir el daño”. Afirma que no se puede hacer la paz con la Hoja de Coca si no hacemos la paz con la cocaína, revaluando la forma como utilizamos los datos científicos sobre el uso de la cocaína. Reseño informes centrados en casos clínicos de usuarios de cocaína y los comparó con estudios hechos por CEDRO y otros centros de investigacion que tratan con aquellos usuarios cuyos patrones de uso se articulan a su vida social y a su sociabilidad, y que constituyen la mayoría de los usuarios de cocaína. Afirma que el enfoque clínico del uso de la cocaína distorsiona nuestra capacidad para observar sin prejuicios ideológicos este fenómeno.  Hemos decidido arbitrariamente, como parte de todo un proceso discriminatorio, que los usuarios y vendedores de cocaína se han desviado de las más altas aspiraciones de la humanidad  y que son, por lo tanto, agentes del mal.

Sharda Sekaran Se refirió en especial al sistema de justicia penal y las leyes punitivas de drogas en los Estados Unidos. Señaló los factores políticos que contribuyeron al desarrollo de una política de drogas basada en la justicia penal; indicó que en el ámbito doméstico, la política de drogas estadounidense está alimentada por un prejuicio histórico en contra de las personas de color, lo cual determina su presencia desproporcionada en el sistema penal. A pesar del hecho de que el uso de drogas es relativamente equiparable entre los diferentes grupos étnicos, muchas leyes penales de drogas se basan en parte en la creencia de que ciertas comunidades de color usan habitualmente ciertas substancias; al fue el caso con el opio y los inmigrantes chinos, el Cannabis y los mexicanos, y la cocaína y los afroamericanos. Expresó que el haber escuchado a personas de los países con presencia de cultivos, donde se aplican estrategias de erradicación forzada, entre ellos Colombia donde esto se hace mediante fumigaciones aéreas con productos químicos, le aporta una visión más amplia sobre un hecho dramático que afecta los derechos humanos. Esto, aseguró Sharda Sekarán, complementa la visión del problema por parte de quienes ven otras facetas del mismo en países como los de Europa o en los Estados Unidos. Concluyo que un enfoque alternativo eficaz frente a las drogas se centraría en las verdaderas consideraciones de salud y seguridad de las comunidades y familias.

Rodrigo Uprimny identificó cuatro modelos de manejo jurídico de sustancias psicoactivas: (I) Guerra a las drogas, (II) Reducción del daño, (III) Legalización regulada, (IV) Liberalización. Y mencionó y beneficios. Defendió la autonomía y el principio de que sólo es posible penalizar comportamientos que afecten derechos de terceros. Señaló que el consumo de sustancias psicoactivas no afecta derechos de terceros. Por lo tanto, concluyó que la penalización del consumo es ilegítima, y por ende la prohibición es inconsistente. Sostuvo que el Estado democrático puede promover vida sana pero no imponerla coactivamente por medio del derecho penal; que el Estado democrático puede regular el consumo de drogas entre adultos, pero no prohibirlo o penalizarlo.


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