MEDIO AMBIENTE Y GUERRA A LA COCA II


 

Moderador: Henry Salgado  CINEP (Colombia)

Bueno, entonces en el uso de la palabra, y aquí jugando de nuevo las veces de moderador, le damos la palabra a Elsa Malpartida, ella nos va a hablar sobre el movimiento y las marchas cocaleras en el Perú durante el periodo 2.000 – 2.004.  Elsa bienvenida.

 

Elsa Malpartida (Perú):

Bueno, ante todo quisiera agradecer a la compañera Maria Mercedes por la invitación y agradecer también por la integración que significa esta reunión.  Quisiera empezar diciendo que yo vengo de un país, el Perú, donde al campesino, nos habían enseñado que el campesino es el peor ser humano que se encuentra sobre la tierra.   Nos habían dicho que el campesino es sinónimo de pobreza, de humillación y desprecio.  Y al campesino cocalero, peor.  Entonces, el campesino cuando tenía que luchar tenía vergüenza, o de repente tenía miedo.  Porque definitivamente nos habían dicho que el cocalero es narcotraficante, terrorista y delincuente.  Y cuando de repente éramos campesinos y salíamos a declarar y a hacer nuestros documentos, hasta teníamos vergüenza de decir que éramos campesinos.  Decíamos que éramos comerciantes.  En ese sistema pues empezó la erradicación desde el año 96, con campesinos con ésta mentalidad y donde tuvimos que aguantar erradicaciones tras erradicaciones, compulsivas pues nos metían palo, piedra, machete y hasta bala.  Al final así con estas marchas y contra marchas se llegó al año 2000, donde nos dimos cuenta pues que el campesino no es sinónimo de pobrezas ni de humillaciones, sinónimo de alegría y de fortaleza, pues dijimos, por qué ser campesino tiene que ser delito? Y porque vamos a tener vergüenza de ser campesinos?  Y empezamos a unirnos.  Empezamos a fortalecernos base por base porque a las bases nos habían dicho que el Alto Huallaga tenía otra realidad y no podía unirse a Ucayagui o que Ucayagui tenia otra realidad y no podía unirse a San Martín y así viceversa.  Y nos habían enseñado eso de tal manera que nosotros lo habíamos creído.  Habíamos creído que hablar de coca era delito y teníamos vergüenza y miedo de decir, soy cocalero.  Pues llegó el año 2.000 cuando decidimos unirnos y hacer movilizaciones.  Y para ello tuvimos que formar una gran Confederación, uniéndonos a nivel nacional.  Pues esta Confederación se funda con la cabeza del compañero Nelson Palomino.  Al mes de ser fundada lo detienen al señor Nelson Palomino y nosotros pensábamos, dónde están los derechos humanos?  Ser campesino en el Perú era sinónimo de pobreza y de miedo, y de delito.  Peor reclamar nuestros derechos.  Ese delito teníamos que pagarlo con la cárcel, pues así lo está pagando el compañero Nelson Palomino en estos momentos.  Pues voy bien, el gobierno pensó que de repente metiendo a la cárcel a nuestro secretario general, como habían dos mujeres atrás de él pues no íbamos a hacer nada o nos íbamos a llorar, atrás de nuestra cocina.  Pues no fue así.  Las dos mujeres que iban atrás asumieron la responsabilidad y tuvimos que ir base por base, pueblo por pueblo, llamando la unificación, y así fue.  Hicimos dos grandes marchas, marchas de sacrificio, igual que están haciendo los indígenas acá y lo consideramos y felicitamos esto, porque así tenemos que empezar.  Al hacer estas marchas pues decidimos unirnos cada vez más, decidimos salir adelante y decidimos decirle al gobierno basta ya.  Basta ya de pasar el sombrero por los países cooperantes, por los pobrecitos campesinos agricultores cocaleros, basta ya con el pretexto de desarrollo alternativo salir a otros países y denigrarnos al campesino, porque el campesino peruano, el campesino boliviano y colombiano pues no somos mendigos, pues tenemos fortaleza y podemos trabajar y no necesitamos ir a mendigar a los países cooperantes, porque tenemos fuerzas para ello.  Pues esto señores dan con el pretexto de pobrecito campesino cocalero a mendigar pero no para nosotros es para ellos, y ese desarrollo alternativo si funcionó.  Ustedes me dirán porque?  Funcionó para esos burgomaestres o de repente para los funcionarios del Gobierno que viven y se lucran de eso.  Para nosotros no llegó ni un céntimo de dólar.  Y mientras nosotros no sabemos cómo decir a nuestros hijos que mañana no tienen que ir a estudiar porque nuestros productos no cuestan, que mañana yo no puedo pagar una Universidad a mi hija, porque no puedo vender mis productos.  Estos señores funcionarios pues viven y tienen millonadas de sueldo.  Mientras que con el pretexto de pobre campesino cocalero se hacen millonarios y los campesinos cocaleros cada vez más pobres en nuestras tierras.  Eso hemos entendido y seguimos adelante, pero creo que en el futuro no solamente la unión de los pueblos y de los países va a ser útil.  Sino va a ser la unión de todos los países en conjunto, de todos los países de los tres países que sembramos coca.  Decían acá que existe narcotráfico, por supuesto existe.  No podemos tapar el sol con un dedo.  Pero porqué no pensamos en exportar nuestra coca? En industrializarlo?  De repente mate de coca para Estados Unidos, de repente mate de coca para el Japón o la China, podemos hacerlo.  Pero el país más grande, Estados Unidos, no lo quiere porque sabe que nosotros exportando solo mate de coca seríamos países potencialmente millonarios.  Y eso no lo van a permitir.  Ellos con el pretexto del narcotráfico se están metiendo en nuestros países.  Y se quieren hacer dueños de nuestra agua y de nuestros árboles.  Eso es lo que quieren ellos.  Al final compañeros, tenemos que abrir los ojos.  Todos los países unidos pues tenemos que ser hermanos y así luchar juntos.  Por eso yo agradezco esta invitación y agradezco esta unificación que definitivamente va a ser muy buena y va a ser el principio de un camino muy largo, difícil si, pero no imposible.  Muchísimas gracias...

 

Moderador: Muchas gracias Elsa, entonces a continuación el compañero Jorge Atilio Silva de Brasil, el compañero nos va a hablar de la militarización de la política de drogas en el gobierno de Lula.  Jorge bienvenido. 

 

Jorge Atilio Silva (Brasil)

Muchas gracias.  Primeramente mis agradecimientos al comité de Organización del Foro Amazónico Andino con la invitación de nosotros los compañeros de Brasil.  Estamos aquí no porque tenemos invasión de cultivos de coca, pasa que no hay, pero tenemos ahí la cuestión de la marihuana, donde está un plantío muy grande para consumo nacional y en especial una región xxx, y por eso hemos traído una campesina líder de los trabajadores rurales de esa región xxx, la coordinadora del xxx que está aquí con nosotros.  Les pido disculpas por mi portuñol, visto que también no es mi lengua el español.  Entonces voy a intentar hablar con ustedes sobre esa cuestión de la militarización de la política de drogas, donde la primera cuestión es el título mismo de la ponencia, quiero decir no una afirmación sino una pregunta ¿Militarización de la política de drogas en el gobierno Lula?.  Bueno nuestro análisis es sobre el fenómeno de la política de drogas elaboradas en el ámbito del gobierno federal de Brasil, demostraremos que el gobierno Lula hizo una audición con la constitución de un proyecto de política externa Brasil potencia regional.  Y del proyecto de desarrollo nacional que incluya e incluye la depresión a un circuito económico de las drogas en el capítulo de la seguridad pública.  Podemos hablar de un conflicto de algunos compromisos.  Los compromisos son:  Uno, en el plano internacional el ejercicio de liderazgo sur-sur, en la negociaciones económicas, políticas y militares.  Elige anualmente a nivel de América del Sur hay que considerar que Brasil tiene compromisos con los fortalecimientos del MERCOSUR, del apoyo de las democracias vecinas.  El conflicto ocurre entre ese proyecto Brasil potencia regional y el proyecto hegemónico de seguridad continental emanado desde Washington hacia América latina y Caribe.  Ese punto de diferencia permite comprender como la coordinación de las políticas de drogas del gobierno Lula  esta en un espacio de contradicciones.  Podemos entonces identificar por lo menos tres tendencias en relación a las políticas de droga del gobierno.  La primera, es aquella de la reducción de daños.  Esta tendencia es articulada sobre manera por el Ministerio de la Salud, con el programa brasileño de la reducción de daños, uno de los más saludados como bueno por todo el mundo, apoyado por la USAID de Estados Unidos, y está logrando muchas conquistas en eso. El programa que nació en el ámbito de la lucha de la calle del sida, es un programa que está bien involucrado en la cuestión de las políticas de drogas.  Una otra tendencia, quizás la más fuerte, es aquella de las políticas de drogas como una cuestión de seguridad pública.  En ese caso hay un grupo de actores gubernamentales muy importantes.  Primero, la Secretaria Nacional de Políticas de Drogas, la SENAP, el Ministerio de la Justicia, el Ministerio de la Defensa y el Ministerio del Exterior.  En ese nodo, tenemos las acciones para la reducción de la oferta y de la demanda.  En ese nodo tenemos la cuestión de la política que es emanada desde Washington implementada desde la ONDCP que es la Política de Represión a la Oferta y la Demanda por medios Militares.  Mas bien, tuvimos en Brasil la aprobación de la Ley de la Parti, que demarca muy fuertemente esa tendencia de la política de drogas del gobierno.  Finalmente podríamos hablar de una tercera tendencia hacia un debate público sobre el control social de las drogas. 

 

Los ministros de esos dos espacios han hecho varias declaraciones sobre por ejemplo la necesidad de la legalización del canabis y de la militarización de la política de drogas.  Hasta mismo en el año pasado cuando se celebró el seminario sobre la Canabis sativa hecho por el Centro Brasileño de estudios sobre drogas, se hizo una propuesta que esta asumida por el gobierno para que se saque marihuana de la lista uno de las convenciones sobre estupefacientes, aunque permanezca en la lista cuatro de los fármacos de control.  Cuando hablamos de la militarización de las políticas de drogas del gobierno Lula, debemos mirar a esas tres tendencias.  Si las hay, esas tres tendencias, tendremos que ponernos de acuerdo que la más fuerte de ellas es aquella represiva y militar.  Nuestra hipótesis es que hay una militarización de la políticas de drogas en el gobierno Lula, pero necesitamos comprenderla codo a codo de un proyecto más amplio del papel que la política gubernamental desea para Brasil.  Un papel de un Brasil articulador regional del hemisferio sur, como una consecuencia de un proyecto político Brasil potencia regional hay varios costos.  Uno de ellos es una postura política, o perdón, una postura de políticas de drogas represiva compartiendo el marco estadounidense.  Es eso un costo.  Como dijo un historiador del Brasil, Leo Rufino, eso es una trampa evaluada la necesidad que la izquierda tiene de construir un discurso de seguridad pública, sino que un discurso de defensa de los derechos humanos.  Esa es la trampa.  Bueno, un primer punto entonces para comprender pues cual es el proyecto militarizado de la política de drogas en el gobierno de Lula, es el debate entre el proyecto de desarrollo nacional soberano con la doctrina de conflictos de baja intensidad de Washington.  Fue rehabilitado para el gobierno de Lula teniendo un sueño de los gobiernos de Brasil. El país que posee un rol importante para el desarrollo mundial.  Como el ministro jefe de la casa civil, Jose XXX,  hizo un pronunciamiento revaluativo de los 18 primeros meses del gobierno.  “Brasil es una grande nación no solo por su pueblo, su dimensión socioeconómica territorial, por sus riquezas, pero también por su presencia en el Mundo en América Latina, America del Sur y del MERCOSUR.  El liderazgo del presidente Lula se ha expresado y expresó el sentimiento nacional aun más precisamente en la política externa, creo yo.  Por medio de una inserción soberana del Brasil en el mundo con el fortalecimiento de MERCOSUR y pensando en la construcción de la Unidad Suramericana enfatizada en inversiones en infraestructura, que permitirá el comercio y la integración física, cultural y política de nuestros pueblos”.  Es en el xxx gubernamental da lugar a algunas acciones de fortalecimiento del papel de potencia regional,  internamente el país hace una cuenta en el mantenimiento de una economía liberal de mercado hacia hasta el mismo podríamos decir de la economía neoliberal.  Como todo estado las políticas económicas y fortalecimiento de sectores estratégicos como esto de la informática, aunque con eso se espera que esas inversiones del estado generen de acuerdo a los planos del gobierno algunas respuestas graduales relativas a la deuda social.  La reforma agraria, la educación, la salud, el empleo, entonces es un invertimiento en desarrollo soberano aunque neoliberal.  Si alguien puede explicar mejor todo esto del desarrollo neoliberal yo le agradezco.  En segundo lugar, hay una previsión a la política externa más general.  El ministro ha llamado de inserción soberana esa es la conformación del bloque económico sur-sur y en una política regional hacia América del Sur más allá del MERCOSUR.  Y en el sur-sur tenemos al G-20 el grupo de los 20 países del Sur, que Lula está intentando coordinar.  Eso también tiene un paso hacia las naciones unidas, que es el invento del gobierno de Brasil de tener un asiento en el consejo de seguridad de Naciones Unidas.  Recién, en una entrevista a un periódico, el presidente del partido de los trabajadores, hizo un razonamiento sobre ese tema de la política brasilera.  El ha dicho que el liderazgo regional de Brasil recibe una aceptación no conflictiva de todos los países de América del Sur.  Entonces eso sería implícito, según él, en el papel que Brasil cumplió en soluciones de conflictos regionales, los casos de Venezuela, la crisis constitucional Boliviana, la mediación entre Chile y Perú y la disputa territorial y hasta mismo el envío de una fuerza de paz y la terminación de la presencia de los gorros azules de Naciones Unidas en Haití.  Esta así configurado el papel arbitral de Brasil en la región, una política de defensa regional del actual gobierno brasileño incluye este aspecto.  Cuando hablamos específicamente sobre la defensa de la política nacional, para la industria de defensa dice el ministro: “Brasil necesita tener en esta área una política agresiva, ofensiva” pues el responde a tres necesidades:  Primero proyecta la fuerza del país en el mundo.  En segundo lugar, genera empleos y finalmente hay un fortalecimiento de marcas industriales brasileñas.  La disputa en el mercado internacional es hecha con las marcas.  La disputa en el mundo, hoy por hoy, no es solamente en el campo diplomático y económico, es necesario poner en común la diplomacia, la defensa, el comercio y la tecnología.  Entonces una industria de defensa debe incluir en su agenda las cuestiones de generación de empleos, una nueva base tecnológica, conocimiento, tecnología y seguridad.  El ministro expone con claridad el papel que el país tiene, dice él:  “Brasil no debe prepararse para hacer guerra, en el sentido de invasión u ocupación, sino debe estar preparado para que en el caso de que alguien intentara ingresar indebidamente en el país ellos sepan de antemano que no será nada fácil.  Tener una política de defensa es como hacer seguro.  Es bueno tenerlo y es bueno no utilizarlo.  El papel del país es fomentar en el área de defensa una convergencia de acciones que ratifique el liderazgo regional y proyecte a Brasil en dirección al protagonismo, relativamente a los temas de gobernabilidad en las fuerzas armadas”.  Eso está de acuerdo entonces con la misma doctrina de Washington, porque para Washington es necesario que haya una cierta confirmación de fuerzas en América del Sur, pero eso esta hoy sobre la división del comando sur de las fuerzas armadas de Estados Unidos.  Ellos bien lograron exigir la aprobación del congreso de crear fondos para la actuación en la región.  Esos fondos son utilizados sobre todo por Colombia, Bolivia y Perú.  De los 900.000 millones de presupuesto de Estados Unidos para el área militar, dos terceros de esos se los dan a nuestros países.  El antiguo general XXX, que era el responsable para el comando sur de la región dice que hay dos peligros que amenazan la seguridad de los hermanos del Norte:  Son amenazas a la seguridad interna de Estados Unidos, los dos peligros son, el terrorismo y el narcoterrorismo y el populismo radical su gente.  Este populismo desarrolla procesos en que la democracia pasa a servir más para disminuir los derechos de los individuos que para protegerlos.  Para XXX, los líderes populistas, como Chávez, que no han logrado crear mecanismos de superación de desigualdades sociales, ayuda a profundizar un sentimiento antiestadounidense y eso es un peligro para Estados Unidos.  Para el general XXX el combate contra el  narcoterrorismo pondría como un desafío para los países latinoamericanos la distinción de papeles policiales y de las fuerzas armadas.  Pero como observa un analista, esta confusión de los papeles policiales y defensa militar fue construido por el propio Estados Unidos.  Pero Venezuela hoy no tiene ese problema.  A su paso hoy la cuestión de Venezuela no es que sea una sociedad muy polarizada, sino que la polarización no es que sea fruto mismo de la acción de Hugo Chávez, sino de la sociedad Venezolana como tal.  Al mismo tiempo el sustituto de XXX, el teniente coronel xxx que va a asumir el comando sur, ha dicho en el Senado  que su principal misión será dar continuidad a la guerra contra el terrorismo en el cono Sur.  Por eso para él los papeles de Estados Unidos es apoyar a los países de América en la defensa de la democracia que significa la lucha contra las drogas, la lucha contra los cocaleros, que significa la lucha contra la gente de América Latina.  Después de hacer evocación del discurso de los militares de Estados Unidos, es interesante verificar que el ministro Villegas en el año de 2003 en una reunión de ministros, hizo el mismo discurso de las naciones militarizadas dirigidas contra las drogas.  Hablar de terrorismo y narcotráfico nos deja con algunas cuestiones muy serias.  Que yo voy a destacar en unos puntos.  Primer punto: La política de Brasil de la cuestión de la militarización pasa por la cuestión de la seguridad pública interna misma, la manera como la cuestión de las drogas es tratada en Brasil es de una manera militar.  Entonces la policía militar en Brasil es una fuerza auxiliar del ejército que cumple un papel represivo tanto a los usuarios, tanto hacia los cultivadores de marihuana.  Hasta el mismo, el propio ejército es utilizado para combatir las drogas en contra de la sociedad doméstica de Brasil.  El otro punto es que se enfatizó la cuestión de la defensa de las fronteras, especialmente de la frontera norte, entonces que hizo Brasil:  Primero, se amplio su efectivo de soldados en la región amazónica.  El año pasado se pusieron ahí más de 3.000 soldados porque el comando de Amazonas ha identificado 11 frentes de las FARC, pero dicen que no estamos aquí para combatir las FARC, no, me imagino que no.  Pero están ahí 25.000 hombres.  Se puso ahí también a disposición de Bolivia, Perú y Colombia, de los gobiernos, la utilización de servicio de vigilancia aérea del amazonas y del servicio de protección del área del amazonia.  Entonces estos dos servicios que son del ejercito y de la marina de Brasil, coordinado con el ministerio de la Defensa, están colocados a la disposición de los gobiernos vecinos.  Tercero, si cierran acuerdos, en especial con Uribe, según Uribe “una de las principal tareas conjunta de la Fuerza de Seguridad Brasileñas y Colombianas será la de evitar la circulación de las drogas y productos químicos utilizados en la producción de éstas sustancias y armas destinadas a los traficantes y terroristas”, o sea, son fines militares.  Bueno, termino con un razonamiento.  Pasa que la cuestión de la militarización de las drogas está vinculada a la cuestión de un proyecto de modernización  occidental.  El proyecto de modernización occidental tiene en vista que para que se modernicen las sociedades que estén, eso significa dos puntos principales, para que ellos tengan la economía de mercado y democracia es necesario sacrificar todo lo que sea para eso.  Sacrificios humanos son necesarios para eso.  Es como un dios que necesita de sacrificios humanos para alimentarse.  Es una lógica sacrificial para que sea posible la modernización occidental es necesario sacrificios humanos.  Pero para esos sacrificios humanos se justifica moralmente, entonces ellos son necesarios porque en nombre de un bien más grande tenemos que hacer males que son menos grandes que los bienes que vamos a lograr.  Es una ética pragmática.  Matamos algunos y algunos son millones, para que tengamos una sociedad que sea “mejor”.  En ese punto tenemos entonces que esa lógica sacrificial nos deja con una pregunta moral también.  Es moralmente justo interrumpir ese genocidio debemos interrumpirlo o que va a acontecer si lo dejamos, si dejamos de pagar la deuda externa, si dejamos de mantener al prohibicionismo, si nos oponemos  a aquellos que hacen la guerra independiente de lo que dice el Derecho internacional.  Dice un pensador Latinoamericano: “tenemos una moral que exige sacrificios humanos y el occidente no tiene intención de violar esta moral”.  En Brasil desde 1979 hasta el 2001, 600.000 personas fueron asesinadas;  60.000 murieron en los homicidios en el territorio nacional, y la mayoría de esos homicidios ocurrió por la guerra contra las drogas.  El simple enunciado de esa frase es aterrador.  Es muchas veces el que se argumenta, entonces vamos a definir la guerra por medio del número de muertes.

 

Henry Salgado (Moderador).

 

Muchas gracias Jorge.  Muchas gracias a todos los participantes de esta mesa.  La siguiente mesa, es sobre medio ambiente, e invitamos a Roger Rumrrill García del Perú, a Marco Perduca de Italia, a Eduardo Castro de Colombia y a Elsa Nivia de Rapalmira Colombia que nos va a moderar esta mesa.  Muchas gracias.

 

 

 

 


 

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