LUCHAS COCALERAS Y POLÍTICA ANTIDROGAS.


Moderador: Henry Salgado  CINEP (Colombia)

Me han pedido el favor de que modere esta mesa que se denomina Luchas Cocaleras y política Antidrogas.  En el orden de la palabra, yo creo que sería inicialmente Bolivia, Colombia, Perú y Brasil.  En primer lugar, entonces, Sabino Mendoza de Bolivia, dirigente de las Yungas y Corovico de La Paz y nos va a hablar sobre los Cocaleros de la Paz.  Bienvenido.

 

Sabino Mendoza (Bolivia):

Antes muy buenos días.  Primero, agradecer a la organización de este evento Foro Andino y agradecer a los compañeros que han llegado de diferentes países, que para nosotros, como productores de la hoja de la Coca de las Yungas, es un honor estar acá en Colombia.  Por eso nuevamente quiero agradecer a la organización.  Así mismo, queremos de este evento llevarnos conclusiones, además esas conclusiones nosotros quizás aplicarlas en nuestros lugares en los diferentes países que nosotros representamos.  Compañeros, quiero empezar en este tema sobre las luchas cocaleras y políticas antidrogas quizás complementando lo que mi compañero ya hace un momento había mencionado del sector de Chapare de Cochabamba. Y quisiéramos hablar más que todo de esta ley que nosotros, principalmente nosotros, a partir de 1978,  lo habíamos satanizado como ellos lo han satanizado a la coca. Que para nosotros la coca para empezar es nuestra fuente de vida, es nuestra fuente de trabajo que nosotros tenemos en los Yungas de la Paz, que nosotros consideramos a esta hojita milenaria, que nosotros siempre la hemos respetado y además la hemos considerado como milenaria.  Entonces, quiero empezar por ejemplo, que esta ley sataniza, criminaliza y además en el término por ejemplo que llega a decir el dercriminis, si nosotros vemos el diccionario Cavanelas, el dercriminis significa el principio de criminalidad o el camino a la criminalidad.  Cuando hablamos de ese termino si yo estoy masticando esta coca, estoy pijchando, estoy coquiando, como se dice en la Argentina, el norte argentino, entonces estoy yendo a ese camino de la criminalidad o a ese camino de ser delincuente, ¿no?  Lo consideran de esa manera a esta hojita en esta ley.  Entonces, por eso nosotros a partir de 1988, a partir que se promulga esta ley, nosotros la hemos rechazado totalmente, hay una desobediencia civil a esta ley. Entonces quiero un poco empezar sobre este tema, sobre esta ley, principalmente que nosotros como ellos satanizan nuestra hoja de coca nosotros también satanizamos esta ley que han promulgado los gobiernos de turno, los gobiernos que son digitados por la Embajada Norteamericana. 

 

En el tema de las luchas cocaleras podemos hablar quizás mucho de este tema, no solo nosotros defendemos la coca en el tema de marchas, bloqueos en Bolivia, también defendemos de un punto de vista de los compañeros que ya son intelectuales, digamos que conocen del tema, los investigadores, entonces nosotros justificamos que la coca tiene muchas virtudes.  Por eso nosotros hemos considerado que la coca para nosotros había sido, como hasta el momento le decía, la fuente de vida, la fuente de trabajo que nosotros tenemos en Bolivia, entonces desde ese punto de vista quizás las organizaciones se han fortalecido más a raíz de eso.  Y hoy por hoy tenemos organizaciones muy consolidadas como el Tanto en el Chapare también en los Yungas.  Entonces, ahora en Bolivia,  la organización se ha convertido en otro poder, y eso ha sido que en Octubre se ha expulsado al más criminal quizás de latinoamericana así lo vamos a decir a Gonzalo Sánchez Lozada, que ha sido el que más a matado gente Bolivia, y eso se ha gestado de los productos de la hoja de coca.  Y ellos han sido los promotores en este tema para expulsar a este sanguinario que ahora esta refugiado en Norteamérica.  Entonces, para nosotros es esta coca realmente es nuestro poder, en este momento que podemos nosotros ostentarla.  En el tema de las luchas,  a partir de 1988 se han marchado en diferentes ocasiones, se han denunciado a los diferentes foros, que incluso denunciando a Derechos Humanos, en el cual a raíz de la erradicación de coca se ha matado personas mucho, principalmente en el Chapare, y en el cual ahora nosotros somos lógicamente como organización muy fuerte, y a partir de esa época a partir de ese año nosotros hemos fortalecido principalmente nuestras organizaciones.  No solo marchas, sino que a parte de esta ley nosotros, aquí esta nuestro parlamentario también de Bolivia que es Don Dionisio Nuñez, se han presentado una ley alternativa a esta ley, para que exista un régimen de la coca y  que se divida en dos cuerpos esta ley.  Que no se satanice como sataniza esta ley por ejemplo en Bolivia a la coca.  Que no compare con esas sustancias controladas. Como un químico como a un veneno, se le considera principalmente en esta ley, entonces se ha dado una propuesta de ley que nosotros hemos apoyado. Que exista lógicamente el control, pero no se puede satanizar, por eso se ha dicho de la división de dos cuerpos en Bolivia.  Que exista, no podemos meterlo, y eso dice en la ley 1008, no podemos nosotros al criminalizar, porque que han hecho con la coca con la ley 1008? La han enjuiciado, es como decir meterla a la cárcel, la han metido a la cárcel como decir en esta ley. Pero esta coca no habla. No se expresa, es una planta más para nosotros.  La ley 1008 se ha considerado que esto nos lleva a un camino de la criminalidad, la consideran como un humano que ha cometido delitos, entonces por eso se ha presentado a la Cámara la separación de dos cuerpos, esta ley y además que exista una ley que realmente regule lógicamente la coca pero no como regula esta ley y sataniza a la coca. 

 

Quizás quisiera tocar el tema de los Yungas  en Bolivia, como el Chapare  ¿porque la expansión de la coca en Bolivia y porqué se defiende la coca?. A partir de la promulgación de la ley o decreto 2160 que es el que regula económicamente, en el cual se relocaliza varios mineros desde los centros mineros, se relocaliza con ese decreto muchos mineros en 1985.  Y en ese momento los productos de hoja de coca, o sea en este caso los mismos relocalizados mineros, se expanden, no pueden conseguir trabajo, entonces se van a los Yungas y se van también al Chapare en el cual ahora se convierte como organización muy fuerte en El Chapare, que hay está nuestro líder que es el líder cocalero de los Enchapares Evo Morales.  Y con esta situación, hay que ser bien claros, si antes nosotros en Yungas existía la sociedad, por ejemplo, de sociedades Yungueñas,  de propietarios Yungueños en Bolivia, que era una elite principalmente en Bolivia. Como en Santa Cruz nuestro departamento del oriente existe como la Cao,  donde tiene ministros, donde tienen diputados, donde tiene todo casi el poder del estado, entonces, también en los Yungas existía lo mismo, la sociedad de propietarios Yungas, que también controlaban en ese momento.  Entonces, eso es como les puedo indicar que la coca para nosotros había sido historia, y además la coca había sido para nosotros cultura, la coca había sido para nosotros una medicina, y ahora se convierte la coca para nosotros en la subsistencia y el trabajo que nosotros tenemos, en los sectores de los Yungas y además en el sector de Chapare.  ¿Por qué nosotros defendemos la coca? Por qué? Y eso quisiera que nosotros tomemos muy en cuenta.  La coca para nosotros es historia, la coca para nosotros la defendemos por tiempo de cultura, la coca para nosotros la defendemos por medicina, y además ahora la coca nosotros defendemos ahora por el trabajo, que nosotros consideramos, aquí en Bolivia, que con la coca nosotros podemos salir adelante nosotros.  Y por eso tenemos una propuesta clara en este tema.  Y no quisiera cansarlos con mi intervención, pero como indicamos orgánicamente nos ha fortalecido la coca y además orgánicamente nos ha dado fuerza la coca en Bolivia.  Con eso quiero terminar aunque se puede hablar mucho del tema de la coca, porque es amplio el tema y además si en las mesas de trabajo vamos a discutir este tema y vamos a desglosar quizás cual es la propuesta, como nosotros hemos visto la propuesta en el parlamento para defender la coca, como podemos nosotros ahora exigir al comunidad internacional la despenalización de la coca como arbusto natural.  Muchas gracias compañeros.

 

Henry Salgado Ruiz (Colombia): La coca como estrategia de sobrevivencia de los colonos

A continuación sigo yo, voy a presentar una ponencia que he titulado “La Coca de la Sobrevivencia a la Resistencia.  Mi nombre es Henry Salgado Ruiz.  Trabajo en el Centro de Investigación y su Educación Popular (Cinep), y el trabajo que voy a presentar hace parte de una reflexión producto de una investigación que estamos haciendo, conjuntamente con el Instituto Colombiano de Antropología e Historia ICANH, y que es financiada por Colciencias.  Entonces yo voy a leer unas breves notas que he escrito para comentar un poco como es que se ha dado el transito, a mi manera de ver, el transito en las Colonias Campesinas de la Coca, como una estrategia de sobrevivencia y se ha constituido con el tiempo en un mecanismo clave de resistencia.  Entonces voy a leer esta ocurrencia. 

 

Quienes viven en la región Amazónica, además de las comunidades indígenas nativas, son personas procedentes de todas las partes del país.  Son hombres y mujeres que en cada historia que cuentan hacen referencia a los lugares donde estuvieron antes de llegar a la región.  Se trata de campesinos que desde los años 50 y 60 han transitado de frontera en frontera sin encontrar aún un lugar seguro y permanente donde poder asentarse.  Para muchos de los campesinos colonos, la región amazónica ha sido el último intento.  Para otros uno más.  Expulsados por la alta presión sobre la propiedad de la tierra, por la constitución de grandes unidades agropecuarias, por la incapacidad del minifundio de reproducirse, por los procesos de reestructuración agraria impulsados por el Estado, por los conflictos socio – políticos que han azotado a Colombia y también por los fracasos de colonizaciones dirigidas por el estado, los grupos de inmigrantes que arribaron a la región llegaron cargados de un cúmulo de experiencias y expectativas, propias de cualquier campesino agricultor.  En tanto campesinos agricultores lo primero que hicieron fue asentarse cerca a las trochas o vías fluviales, que les permitieran tener acceso a los poblados más cercanos, pues lejos de pensar en reproducir una economía estrictamente de autoconsumo, los colonos llegaron con ideas de establecer productos comerciales que les permitiera integrarse al mercado y a la economía Nacional.  La modalidad de este patrón de residencia fue por tanto lineal, se establecieron con sus familias a lo largo de las trochas o caminos de herradura y en caso de que se encontraran internados en la selva a la orilla de los ejes fluviales de la región. 

 

No se trata de hombres solos, hablamos de familias enteras que se trasladaron y que se encontraron en territorios y ecosistemas desconocidos. Para poder empezar a vivir en la región tuvieron que edificar su casa, que inicialmente no fue más que un cambuche, construir su medio de transporte, elaborar muchas de sus herramientas de trabajo y de caza, deforestar el bosque ubicado a su alrededor y sembrar comida.  Desde el momento que el colono pretendió juntarse empezó una dura jornada de sol a sol.  No existió descanso.  Todo el tiempo empleado en asentarse fue pletórico en extenuantes jornadas en donde el apoyo de sus hijos, de su mujer y de algún vecino cercano fue vital.  Después de tumbar, quemar los primeros cultivos fueron de pancoger.  Con esos cultivos además de la pesca, la caza y la cría de cerdos y gallinas lograron unos niveles de autosubsistencia esenciales para poder reproducirse y proseguir el proceso de valoración de la finca.  La actitud de los colonos fue la de replicar en la selvas húmeda de la Amazonía, las prácticas productivas aprendidas en sus lugares de origen.  La colaboración que buscaron en los indígenas de la región fue eminentemente coyuntural.  La lógica inicial era aprender a pescar y a cazar para la subsistencia de su familia y allí la población indígena fue un apoyo importante, pero el propósito último era la conversión del bosque en pastores.  El comportamiento frente al medio ambiente, más que responder al deseo de conocer y adaptarse a las exigencias de una naturaleza hasta entonces desconocida, estuvo marcado por la idea de adaptar el Bosque Húmedo Tropical a los patrones económicos y productivos andinos o llaneros.  Pero al momento de su arribo estos propósitos no eran más que sueños y anhelos que llevaron consigo los colonos.  Se trataron muchos casos de hombres y mujeres que en sus lugares de origen tuvieron su tierra y sus cultivos en lugares próximos a centros  de mercadeo y que por diversas razones de orden estructural no tuvieron otra opción que desplazarse a los confines de la frontera agraria.  Se trataba de un volver a empezar, había que trabajar duro para lograr consolidar de nuevo la unidad de producción campesina que le permitiera su reproducción familiar, social y cultural. 

 

Eran muchos los apremios que enfrentaban los colonos y muy pocas las posibilidades que ofrecía la región, para su integración favorable a la dinámica económica nacional.  La carencia de títulos, la ausencia de vías de comunicación en buen estado que los vinculara  con los centros de consumo del interior del país, el deficitario estado de vías intermunicipales y el elevado costo del transporte, la gran distancia del transporte fluvial, la ausencia de instalaciones para la compra y almacenamiento apropiado de los productos, entre otros, fueron factores que se ofrecieron como verdaderos obstáculos para el desarrollo municipal y regional.  Estos factores determinaron, por un parte, la pérdida del entusiasmo de muchos campesinos agricultores que veían una vez más frustrados sus propósitos de hacer finca y quedarse en la región; y por otra parte, la adopción para finales de los 70 y comienzos de los 80 de cultivos de marihuana y coca.  Arribar a los confines de la frontera agraria, luego de haber tenido un pedazo de tierra e intentado una o más veces asentarse no fue nada fácil.  A los sentimientos continuos de frustración se unieron el rencor y la inconformidad.  Pese a conocer las consecuencias negativas de salud que generan el consumo compulsivo de drogas alucinógenas en los grandes urbes, y los discursos jurídicos que prometían duros castigos a quienes se vincularan a la narco – economía, los campesinos terminaron articulados a ésta economía, para ellos los cultivos de uso ilícito se constituyeron en su única esperanza.  No fue fácil desde luego, ni individual ni colectivamente, superar los problemas morales, problemas religiosos e intrafamiliares que trajeron tras de sí estos cultivos.  En los hogares de los colonos las disputas y los argumentos en contra o a favor de la narcoagricultura no se hicieron esperar.  Sin embargo, el argumento más contundente y que subordinada los más temidos sentimientos morales y religiosos fue el que nació del apremio y del desespero.  Si no es con la coca, entonces de que vamos a vivir?  Este fue el principal argumento que empezó a legitimar los primeros pasos hacia la localización del agro amazónico.  La coca a los colonos llegó como una estrategia de sobrevivencia.  No tuvieron otra opción.

 

De la sobrevivencia a la resistencia

Los campesinos no solo han tenido que enfrentar entonces problemas de orden moral y religioso en el momento de adoptar los cultivos de uso ilícito, sino también problemas de tipo judicial.  Sin duda alguna ligarse una economía ilícita no es una decisión fácil.  Los campesinos han sido conscientes desde la primera planta de coca sembrada en su predio del alto riesgo que corren y de la estigmatización de que son objeto.  Porque lo hacen? En qué momento se entregan a esta solución de tipo económico?  O se trata en rigor de una solución eminentemente económica o podemos hablar aquí también de una decisión de carácter político.  En distintos estudios realizados sobre el campesinado y los cultivos ilícitos el argumento que se privilegia es de orden económico.  Se habla de cultivos de uso ilícito como estrategia de sobrevivencia como economía de retaguardia.  Y cuando nos acercamos a los testimonios de los mismos campesinos nos encontramos con similares argumentos.  Ellos plantean que si no es con la coca entonces de que viven, que si han incorporado otros cultivos a su agro es para solucionar necesidades básicas.  Sin embargo, cuando profundizamos en el trabajo de campo encontramos que al lado de los argumentos económicos se encuentran expresiones que confrontan al estado, arguyen los campesinos que el Estado lo ha abandonado.  Dicen ellos que para solucionar el problema de los cultivos de uso ilícito es necesario que el Estado implemente de manera concertada soluciones agrarias de carácter integral y sostenible.  En el imaginario campesino existe la idea de un Estado que los desprotegió, que los excluyó y que los marginó; pero que no obstante puede ayudarlos.  Pero es preciso anotar que los argumentos de tipo político no emergieron con mucha contundencia en la primera fase de cocalización del agro amazónico, que bien podemos denominar de clandestinización. 

 

En esta fase, de Clandestinización, los cultivos de coca estaban retirados de las vías fluviales y de las carreteras, en la finca se sembraba, por decir de alguna manera, en el patio trasero.  Curiosamente la coca de nuevo fue sembrada en un lugar distinto de aquellos usados para sembrar los alimentos, pero esta vez no por razones de orden simbólico religioso como lo hacen los indígenas, sino porque en esta ocasión la coca, ligada a la narcoeconomía, estaba revestida de un manto de clandestinidad y criminalidad.  Aquí podemos hablar de un tránsito vivido por la coca, de la Chagra sagrada se desplazó a un campo criminalizado.  La planta sagrada de la coca empezó a ser diferida como una planta maldita, pasó de la gloria al infierno, de cultivo sagrado a cultivo ilícito.  En esta primera fase, que hemos denominado de clandestinización, los campesinos más alejados de las vías de comunicación, de los centros de acopio y cabeceras municipales empezaron a devengar más ingresos que los campesinos que vivían cerca de los centros de mercado.  Las rentas diferenciales positivas quedaron en manos de quienes más internados estaban en la selva.  En esta fase los campesinos vieron en la coca una oportunidad para solucionar sus problemas económicos.  En un principio, la coca fue exclusivamente una estrategia de sobrevivencia.  Los argumentos que plantearon los primeros campesinos cocaleros alrededor del porqué se vincularon al cultivo de la coca hacían alusión a que se trataba de una estrategia económica para terminar de arreglar su vivienda, para atender su salud y la educación de sus hijos.  Es típico encontrar en estos argumentos, el carácter transicional que los campesinos le dan a su vínculo con la coca.  Siempre han albergado la esperanza de no depender de la narcoagricultura para su subsistencia de articulación efectiva al mercado y a la sociedad en su conjunto.  Es más, desde el comienzo mismo de la emergencia de los cultivos de uso ilícito en el agro, los campesinos a través de sus diferentes organizaciones, sean sindicatos, cooperativas, juntas de acción comunales, le han presentado al gobierno nacional alternativas y ofrecido soluciones posibles a los múltiples problemas que enfrentan. 

 

Las primeras exigencias que los campesinos presentaron al Gobierno Nacional eran verdaderas listas de mercado, que incluían todo lo que requiere un pueblo para hacerlo: Salud, educación, vivienda, iglesia, salón comunal, carreteras, precios de sustentación, mercadeos, subsidios, en fin.  Toda la infraestructura socioeconómica y física que hace viable y sostenible a un pueblo.  Pero concomitante a estas exigencias estaba consolidándose, lo que Maria Clemencia Ramírez denomina la política del reconocimiento y las identidades colectivas politizadas.  De la queja y el refunfuñar veredal, se fue pasando progresivamente a la exigencia política y a la estructuración de propuestas socioeconómicas municipales y departamentales mucho más maduras. Las marchas campesinas y paros cívicos fueron cada vez más frecuentes, y en cada movilización no solo se presentaba la lista de mercado mucho mejor elaborada sino que aparecieron líderes sociales, que al tiempo que se pronunciaban públicamente a favor de las reivindicaciones campesinas expresaban sus anhelos de participar en la política y ocupar escenarios de decisión política local y regional.  Pero como hacerse escuchar desde territorios alejados de los centros de poder y caracterizados por un amplio déficit de representatividad institucional.  Como hacerse escuchar de un Estado que señala, criminaliza y estigmatiza cada acción colectiva?  Como hacer política con precarios techos presupuestales, y espacios públicos previamente ocupados por actores armados.  Estas preguntas de orden político y las reivindicaciones de carácter socioeconómico fueron acompasadas de un proceso creciente de cocalización del agro.  Si bien en los primeros años, como anotábamos anteriormente la coca se sembró en el patio trasero y de manera clandestina a partir del segundo quinquenio de los años 80, la siembra de la coca entró en una fase de expansión territorial y legitimación social.  En esta fase, si bien se mantuvo el manto de criminalización que afecta tanto al cultivo como al cultivador, como queda expreso en la Ley 30 de 1986, los niveles de aceptación social de la coca fueron crecientes, toda la población, unos más que otros, se involucró con la macroeconomía. 

 

En esta fase la coca se expandió no solo por toda la parte occidental de la amazonia colombiana, me refiero a los departamentos de Putumayo, Guaviare y Caquetá, sino que se extendió de manera acelerada por distintos departamentos del país.  Para visualizar este proceso expansivo de la coca por todo el agro colombiano las cifras nos pueden ayudar.  En 1982, los datos oficiales reportaban un total de 12.000 hectáreas.  Esta cifra recogía principalmente los reportes de los departamentos de Caquetá, Guaviare y Putumayo, que eran los de mayor producción para el primer quinquenio de los años 80.  Luego las cifras crecen de manera acelerada.  Para 1990, se reportó a nivel nacional un total de 40.100 hectáreas y para el año 2.000 un total de 163.289 hectáreas.  Las razones de esta expansión territorial las podemos encontrar, fundamentalmente, en el crítico panorama agrario de los años 90 que creó las condiciones para que los cultivos de coca no solo crecieran significativamente en las tradicionales áreas de colonización, sino que empezaran a expandirse y ocupar nuevos espacios agrarios de zonas que tenía economías campesinas relativamente consolidadas.  Estamos hablando de que en la actualidad Colombia cuenta con 23 departamentos con coca.  Es importante anotar que en la fase de expansión territorial y legitimación social los argumentos que sustentan la cocalización del agro cambiaron.  Ya no se esboza como en la fase de la clandestinización de planteamientos de orden meramente económico.  Esta vez los planteamientos de los campesinos cocaleros tienen un tono.

 

Se ha convertido en un mecanismo clave para ser reconocidos como sujetos con derechos.  Es solo a partir de los cultivos de coca que los campesinos se han constituido en interlocutores válidos frente a un estado que lejos de escucharlos y ayudarlos ha venido fortaleciendo las medidas represivas para combatir los cultivos.  La medida más agresiva y más discutida ha sido sin duda alguna la fumigación aérea.  Sin embargo, a medida que se fumiga, más se siembra.  El gobierno nacional habla de una reducción del 47% en cultivos de coca, tomando como referencia la cifra que anotábamos para el año 2.000, es decir, 163.289 hectáreas.  Los reportes oficiales hablan de 87.000 hectáreas de coca a nivel nacional para el año 2003. Sin embargo, si miramos esto a la luz de los nuevos grupos poblacionales que se han involucrado con la coca, estamos hablando no solo de los campesinos sino también de los afrodescendientes, hoy en día todo el Chocó biogeográfico está cocalizandose de manera acelerada.  Pero si miramos esto entonces a la luz de estos nuevos grupos poblacionales que se están involucrando con la coca, de las nuevas geografías de la coca, en el año 2.000 Colombia tenía 9 departamentos con coca, hoy, como anoté anteriormente, tiene 23 departamentos.  Si miramos también esto a la luz de la productividad por hectáreas, si tenemos también esto a la luz de las nuevas formas de siembra y de las mejoras técnicas incorporadas en las plantaciones de coca podemos afirmar que la guerra contra las drogas ha sido un fracaso.  Un campesino del Putumayo recientemente afirmaba, si el gobierno sigue fumigando nosotros seguimos sembrando coca.  Hasta que no se resuelvan los problemas sociales, económicos y políticos que están a la base de los cultivos de uso ilícito, seguiremos sumergidos en la lógica que podríamos denominar “Tu fumigas yo siembro”.  Una lógica que como la coca se expande por todo el agro colombiano.  Los campesinos saben perfectamente que la única manera de ser escuchados es sembrando coca.  La coca se ha constituido en su principal mecanismo de resistencia y visibilización.  Y esta lógica predominará en la medida en que el estado continúe negligente y dándole respuestas militares a los problemas sociales.  Muchas gracias....

 

 

 

Moderador: Henry Salgado  CINEP (Colombia)

Bueno, entonces en el uso de la palabra, y aquí jugando de nuevo las veces de moderador, le damos la palabra a Elsa Malpartida, ella nos va a hablar sobre el movimiento y las marchas cocaleras en el Perú durante el periodo 2.000 – 2.004.  Elsa bienvenida.

 

 


 

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