Comsiones epseciales de investigación

Sucre, Bolívar y Rosas, municipios con producción de café, se vieron involucrados en el daño causado por tales fumigaciones. También en Timbío, Patía y La Sierra, los cultivos de yuca, plátano, maíz, guayaba, naranja, guanábana, sorgo, millo y algodón, casi todos de minifundio, sufrieron marchitamiento debido al glifosato con alto grado de toxicidad que les cayó encima.

En esta ocasión, a las secuelas ya conocidas debe añadirse una nueva: Los altos riesgos de disminución de los precios del grano colombiano que pueden originarse en el mercado internacional cuando los consumidores se informen del “baño” que reciben los cafetales nacionales con este veneno. El gobierno, con su insistencia en “las fumigaciones aéreas”, será responsable por el menoscabo que por estos actos puedan sufrir las cotizaciones del café de Colombia en las bolsas mundiales. Igualmente, el silencio cómplice de los representantes de las instituciones cafeteras al respecto no corresponde con sus funciones primordiales de preservación del ingreso de los caficultores y de fomento de la industria.

UNIDAD CAFETERA advierte sobre los impactos negativos que puedan sobrevenirle al café colombiano en los mercados mundiales merced a las “fumigaciones aéreas” de glifosato, impulsadas con el pretexto de erradicar cultivos de coca en zonas cafeteras. Así mismo, a la vez que exige que tales procedimientos cesen de inmediato, reitera que a quienes se les está persiguiendo de modo tan implacable se les brinde una solución democrática y no agresiva que les mejore sus condiciones de vida en lugar de deteriorárselas todavía más.

AURELIO SUÁREZ MONTOYA